El claro propósito del 'Apropos of nothing' de Woody Allen: exculparse
Woody Allen relata con todo lujo de detalles sus 84 años de vida en su autobiografía 'Apropos of nothing' ('A propósito de nada'), en la que hace gala de su famoso sarcasmo hasta en el título, puesto que la obra tiene un destacado objetivo: defenderse de las acusaciones de abusos de su hija adoptiva Dylan Farrow después de que Hollywood le haya dado la espalda.
Aunque el cineasta empieza hablando de sus incultos padres, de sus primeros años en un tranquilo Brooklyn, su fascinación por Manhattan cuando era solo un niño, sus fracasos escolares y universitarios, los numerosos desamores sufridos y cómo descubrió el jazz, el cine y la escritura, Allen dedica más de la mitad de su libro a explicar exactamente qué pasó en aquel inquietante episodio de su vida.
En público, el responsable de 'Annie Hall' ha preferido durante décadas guardar silencio sobre el supuesto abuso sexual pederasta del que le acusa su expareja, la actriz Mia Farrow, sobre la hija adoptiva de ambos, Dylan, como si se tratara de un mero incidente desagradable al que no ha querido dar demasiada importancia.
Pero su autobiografía es un reflejo del enorme peso que la dramática situación ha tenido en su vida y que finalmente, como él mismo subraya, ha llevado a que una larga lista de actores se nieguen a trabajar con él. 'Me imaginé un poquito más de apoyo de los compañeros', admite.
Poco después de rebasarse el ecuador de la minuciosa autobiografía, Allen se adentra en las distintas batallas de su conflicto con Farrow sin mucho disimulo: 'Mucho se ha hablado en la prensa sobre la idea de que he gravitado hacia chicas jóvenes, pero realmente no es así', subraya.
Su primera mujer era tres años más joven que él, al igual que la segunda, enumera. Diane Keaton, con quien no se llegó a casar, era de la 'edad apropiada', dice, y también Mia Farrow, 'con quien salí trece años', repasa el cineasta neoyorquino.
'A una mujer joven le pedí que se casara conmigo y su nombre es Soon-Yi (...), y eso tiene una historia (Y espero que esa no sea la razón por la que has comprado el libro)', dice Allen sobre su sonada relación con otra de las hijas adoptivas de Farrow y 35 años menor que él, que comenzó cuando el director de cine y la actriz aún eran pareja.
Esa, su inverosímil historia de amor con la surcoreana que Mia adoptó cuando tenía 7 años, es la razón por la que se le ha acusado falsamente de abusar de Dylan Farrow, como 'venganza', alega.
Mia Farrow sale muy mal parada en la autobiografía, a quien acusa de maltratar física y psicológicamente a sus hijos adoptivos, y de relaciones 'antinaturalmente cercanas' con sus hijos biológicos Fletcher Previn y Ronan Farrow.
'Le gustaba la reputación de santa, la admiración publicitaria, pero no le gustaba criar a los niños y en realidad no los cuidaba', dice Allen sobre los menores a los que adoptó Farrow, un total de 10, algunos de ellos con minusvalías.
'No es de extrañar que dos de sus hijos adoptados se suicidaran. Un tercero lo contempló, y una hija encantadora que lo pasó mal al ser diagnosticada con VIH en sus treinta fue abandonada por Mia para morir sola de sida en un hospital el día de Navidad', arguye.
Sobre el trato de Farrow a Soon-Yi, con quien ahora Allen lleva casado más de 20 años, cuenta que la intérprete, que fue embajadora de buena voluntad de Unicef, castigaba a su hija 'sujetándola boca abajo, colgándola, y amenazándola con ingresarla en un manicomio si no aprendía más rápido'.
Fue después de descubrir que Allen y Soon-Yi, por aquel entonces ya mayor de edad, habían iniciado una relación sexual, que la actriz entró en cólera y decidió buscar la venganza. El director, de naturaleza despistada, había dejado a la vista unas fotos de la joven subidas de tono en su salón, que Mia descubrió en una de sus visitas.
Según el prolífico cineasta, responsable de más de 50 largometrajes, Farrow se decidió por un ojo por ojo, diente por diente: si él le había arrebatado a su hija Soon-Yi, ella le arrebataría a Dylan, una de las hijas con las que Allen dice que había desarrollado un vínculo especial.
Para completar esa misión, la actriz, siempre según Allen, machacó psicológicamente a la pequeña de 7 años y consiguió convencerla de que su padre adoptivo había abusado de ella en el ático de su mansión, algo que Dylan Farrow, ahora con 34 años, sigue manteniendo.
'Jamás puse un dedo sobre Dylan, nunca le hice nada que pudiera malinterpretarse como un abuso; fue una invención total de principio a fin, cada partícula subatómica de ello', reza la autobiografía.
Allen desacredita en el libro a buena parte de los implicados en las investigaciones que se llevaron a cabo durante el juicio por la custodia de los niños, desde la policía hasta el juez, los investigadores privados y los psiquiatras infantiles, pese a que los informes oficiales indicaron que no se podía llegar a una conclusión contundente de abusos sexuales.
El juez decidió, sin embargo, no permitir que Allen visitara a Dylan: 'Durante un año, tuve sueños de ella regresando a mí, pero cada intento que hice para verla, escribirle, hablar con ella, fue desbaratado'.
El director confiesa que 'una de las cosas más tristes' de su vida ha sido el hecho de que se le 'privó de los años de educar a Dylan'.
'Hasta el día de hoy, Soon-Yi y yo daríamos la bienvenida a Dylan con los brazos abiertos si quisiera contactar con nosotros (...), pero hasta el momento eso todavía es solo un sueño', dice.
¿Cómo superó Allen aquel 'calvario'?: 'Además de no salir a la calle sin mi nariz y gafas falsas, simplemente seguí a lo mío y trabajé', explica.
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