La esclavitud sexual y la trata de personas, la tercera actividad ilegal más lucrativa en el mundo

En el año 2007, Briselda "N", una joven mexicana de 15 años, llegó a Nueva York con la promesa de un futuro mejor en el negocio de la limpieza de casas. Sin embargo, desconocía que su tía y otros familiares estaban involucrados en una red de prostitución que la obligaría a vender su virginidad y la sometería a relaciones sexuales comerciales con hasta 20 hombres diarios.

Este caso, recientemente juzgado en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York, es solo la punta del iceberg de una problemática más amplia: la esclavitud sexual que afecta a mujeres vulnerables. En los últimos años, diversas organizaciones criminales han sido investigadas y juzgadas por explotar a mujeres, especialmente en los condados de Port Chester, Yonkers, Ossining y Brewster.

La explotación se presenta a través de engaños y coerción, con casos como el de María Rosalba, quien fue víctima de la Organización Meléndez Rojas. Aunque María estuvo bajo explotación durante catorce meses, aprendió rápidamente los patrones utilizados por quienes enganchan a las víctimas. Este tipo de encuentros comienzan con relaciones sentimentales falsas, que rápidamente se convierten en secuestros y explotación sexual.

Las víctimas suelen ser mujeres vulnerables, como migrantes indocumentadas desesperadas por trabajo. A menudo, aceptan falsas promesas de sus explotadores. La ONU identifica factores preexistentes, como la necesidad económica, problemas familiares y relaciones sentimentales engañosas, que propician el tráfico humano.

A pesar de las amenazas sembradas por los tratantes, las autoridades en Nueva York, y en la mayoría de los Estados Unidos, ofrecen ayuda a las víctimas de trata. Se les brinda refugio, apoyo legal y psicológico, y se las alienta a denunciar a sus captores. Al final del proceso, las mujeres pueden obtener estatus migratorio, como la visa T, que les permite permanecer y trabajar en los Estados Unidos.

A nivel global, el tráfico de personas es la tercera actividad ilegal más lucrativa, después del narcotráfico y la falsificación. Aunque ha habido avances en la persecución de la trata de personas, sigue siendo un delito poco perseguido en comparación con otras ofensas sexuales. Sin embargo, la colaboración entre Estados Unidos y México ha llevado a un aumento en las detenciones y juicios contra redes de trata.

Aunque se ha avanzado en la procuración de justicia, el problema persiste, y las cifras oficiales en Nueva York muestran que los casos de tráfico sexual son aún bajos en comparación con otras ofensas sexuales. La explotación sexual persiste en barrios como Queens, donde los "tarjeteros" inician el negocio de la prostitución, conectando a mujeres explotadas con clientes. Estos casos, como el de la Organización Cid Hernández, revelan la renovación constante de este flagelo.

La esclavitud sexual sigue siendo una realidad para muchas mujeres vulnerables, y a pesar de los esfuerzos por combatirla, la explotación persiste en las sombras de la sociedad.