Acuerdo de Cielos Abiertos entre EE. UU. y RD, un acuerdo que pocos entienden pero muchos defienden

Explorando la relación entre el país y el acuerdo aéreo con EE. UU.

Descubre cómo el acuerdo de cielos abiertos afecta al turismo en República Dominicana. (Fuente externa)

La República Dominicana se prepara para la muy anticipada firma del famoso tratado de Cielos Abiertos con los EE. UU. Se nos ha prometido que dicho acuerdo ayudara a la reducción de los pasajes, pero poca gente entiende que es un tratado de Cielos Abiertos. Nuestro país lleva años hablando de la firma de este convenio, varios gobiernos han pasado y siempre hemos estado “a punto de firmar”, pero a último minuto las negociaciones se caen. ¿Qué es lo que pasa con este famoso tratado, que tanto trabajo nos ha dado?

Comencemos por definir que es un tratado de Cielos Abiertos:

El termino Cielos Abiertos es una designación que se le da a todo tratado bilateral de servicios aéreos, en el que se reducen los controles comerciales establecidos en el Convenio de Chicago de 1944, que crea el sistema de aviación civil internacional. Cada uno de estos tratados es diferente uno de otro, y los países van realizando cambios con el tiempo a los acuerdos ya firmados. EE. UU. es el principal impulsor de este tipo de tratados, iniciando en los años 70 con la famosa “desregularización” dentro del país que luego llevaron al marco internacional con estos tratados de Cielos Abiertos.

La idea principal de estos tratados es eliminar las estructuras comerciales establecidas en el Convenio de Chicago de 1944, cosas como las “libertades del aire”, que establecen los controles comerciales de las rutas aéreas entre los países firmantes. En el caso de este convenio se establecieron cinco libertades básicas, las cuales buscan salvaguardar las empresas aéreas de cada país. Estas libertades son:

Con los tratados de Cielos Abiertos, los estados optan por eliminar algunos de esos controles comerciales, a cambio de mas apertura a otros mercados, pero a costo del proteccionismo de sus propias empresas. Eso significa que cuando usted abre el mercado aéreo al disminuir estas protecciones, usted está a la vez exponiendo sus empresas aéreas nacionales a mayor competencia. Estas son las nuevas libertades que los tratados de Cielos Abiertos generalmente incluyen:

Por lo tanto, habiendo entendido que a que estaríamos renunciando, hagamos un ejercicio matemático sencillo para visualizarlo en números:

La República Dominicana recibió el año pasado 10 millones de turistas, de los cuales más del 95 % ingreso y salió del país por vía aérea. Según la Junta de Aviación Civil de República Dominicana, los EE. UU representa un 70 % de ese flujo, por lo que podríamos concluir que 7 millones de turistas visitaron el país desde los EE. UU.

Si a cada uno de esos turistas le asignamos un valor por pasaje de unos US$300 por concepto de ida y vuelta, estaríamos hablando de un valor del conjunto de rutas entre EE. UU y RD de unos US$2,100,000,000.00 al año. Dado que al momento mantenemos el esquema de la Convención de Chicago de 1944, el control de esas rutas es dividido 50/50 entre ambos países, por lo que la Junta de Aviación Civil de República Dominicana controla US$1,050,000,000.00 en valor del conjunto de rutas entre ambos países. Eso es, la JAC pudiera exigir que la mitad de los vuelos que operan esas rutas sean cubiertos por aerolíneas dominicanas.

Pero ¿cuál es la realidad actual? ...por décadas, las aerolíneas dominicanas han estado rezagadas (casi inexistentes) frente a sus contrapartes norteamericanas. Muchos recordamos la desaparición de Dominicana de Aviación, y poco tiempo después la caída del país en la categoría 3 de seguridad operacional (hoy denominada 2), por parte de los EE. UU.; lo cual impedía que aerolíneas dominicanas operaran vuelos comerciales hacia los EE. UU. o que firmasen acuerdos de código compartido. Siendo EE. UU. nuestro principal mercado aéreo, esto significó una puñalada mortal para las pocas aerolíneas dominicanas que quedaban. Nuestro país permaneció durante 13 años en dicha categorización de peligroso para los EE. UU. y no fue hasta el 2007 (cuando ya no contábamos con aerolínea alguna que pudiera competir en ese mercado), cuando finalmente logramos regresar a la normalidad.

Desde entonces ha sido política de los diferentes gobiernos dominicanos el impulsar el turismo utilizando aerolíneas extranjeras. En el caso del mercado norteamericano, pasaron dos décadas antes de que aerolíneas dominicanas tuvieran vuelos en itinerario hacia los EE. UU. como los tenemos hoy en día. Y las aerolíneas norteamericanas han tomado control casi total de las rutas entre los dos países, llegando al punto de un monopolio casi total de dichas rutas. Esto a su vez ha llevado a las típicas quejas de los usuarios cuando estamos frente a un monopolio: mal servicio, costos elevados, pocas opciones. Por lo que el gobierno dominicano se ha enfocado en firmar este nuevo tratado de Cielos Abiertos, buscando mayor competencia y romper ese monopolio.

Entra Arajet Airlines al escenario. Arajet es una empresa de capital mayoritario norteamericano (según archivos del Dept. de Transporte de los EE. UU. 80 % de su capital pertenece al fondo de inversiones Bain Capital, con base en Massachussets). Arajet fue registrada como dominicana violando las leyes 491-06 y 67-13 de la República Dominicana, las cuales establecen que para que una aerolínea sea considerada dominicana, debía contar con al menos un 30 % de su capital dominicano o ser una aerolínea reconocida en el extranjero, Arajet no cumple con ninguna de esas disposiciones.

Pero Arajet es un chocolatito muy deseado por el gobierno dominicano. Su proyecto de inversión habla de comprar y registrar como dominicanos hasta 40 aviones Boeing 737 MAX, con una inversión cercana a los US$3 mil millones, centrada en un hub aéreo en República Dominicana, desde el cual se conectaría de manera directa al país con muchas de las principales ciudades de la región.

En marzo de 2023, Arajet aplico al Departamento de Transporte de los EE. UU. para iniciar operaciones hacia ese país. Mientras que a otras empresas dominicanas como SkyHigh Airlines, se les concedió dicho permiso en cuestión de días, Arajet ha esperado por más de un año, sin lograr dicho permiso. En una entrevista en el programa SOL DE LA MAÑANA, realizada en la pasada FITUR de Madrid, el Sr. Ministro de Turismo, David Collado, expreso que el Presidente Luis Abinader le había asignado la responsabilidad de la negociación del tratado de Cielos Abiertos con los EE.UU. y que al reunirse con los norteamericanos, estos le habían expresado que querían hacer un tipo de trueque diplomático: Cielos Abiertos a cambio de la entrada de Arajet a los EE. UU.

Quedaba claro que había un problema legal con la aplicación de Arajet para entrar a los EE. UU. y ahora el gigante del norte le proponía a Collado una salida negociada a dicho tranque.

¿Pero porque quiere EE. UU. un tratado de Cielos Abiertos con la República Dominicana, cuando de por sí ya controla casi la totalidad del mercado aéreo entre ambos países?

La respuesta de esto está en la política. Los EE. UU. cuenta con este tipo de tratados con todas las democracias de la región, siendo nuestro país uno de los pocos países que no está en esta estructura comercial. Además, en estas negociaciones pudiera incluirse temas de interés para las aerolíneas norteamericanas, como el manejo en tierra de servicios de equipaje, cosa que, en algunos aeropuertos privados del país, las manejan empresas dominicanas. Así como cambiar el requerimiento de que las aerolíneas norteamericanas paguen en dólares americanos y no en moneda local, aprovechando la tasa de cambio.  

Pero si vamos a firmar un acuerdo donde perderemos el control de más de US$1,000,000.00 y cederemos el control del servicio de tierra, algo debemos decir que será positivo al respecto para que la gente nos apoye, he aquí el anzuelo que muerde el pescado: el precio de los pasajes.

 

Tanto el gobierno dominicano como la embajada de los EE. UU. en el país, han llevado a cabo una campaña dirigida a promover la firma de este acuerdo como clave para la reducción de los pasajes aéreos entre EE. UU. y la República Dominicana. La embajada de EE. UU. ha citado una investigación de Brookings Institution como fuente de esta conclusión deseada por todos, el gobierno dominicano simplemente ha citado a su vez a la embajada norteamericana. Interesantemente, este servidor ha buscado y leído dicha investigación de Brookings, y ha encontrado que, como muchas otras, esta investigación se centra en los acuerdos de Cielos Abiertos entre grandes países, los cuales verdaderamente ayudan a la reducción de los precios y al aumento de la eficiencia.

Pero, el mismo documento de Brookings nos dice que las aerolíneas “menos eficientes” eventualmente desaparecen, y las más eficientes se imponen (en aviación, la eficiencia se logra a través de economías de escala, óseo tamaño). Y claro, todo el que tiene dos dedos de frente sabe, que las aerolíneas norteamericanas son mucho más grandes que las dominicanas (Arajet cuenta con 10 aviones al día de hoy, Sky High cuenta con unos 7; mientras que solo American Airlines cuenta con casi 1,000 aeronaves). De igual forma la Universidad Adolfo Ibáñes de Chile (que si realizo una investigación tomando en cuenta el tamaño de los países), concluye “Si las empresas aéreas del país grande tienen mayor competitividad que las del país pequeño, puede que exista una transferencia de rentas hacia el país grande. Para países especialmente pequeños y/o poco competitivos en materia de aviación una apertura podría significar la renuncia de los flujos financieros que traían a sus países sus líneas aéreas nacionales.” Por lo que si nuestras aerolíneas desaparecen, como podemos competir? Y si no somos competitivos, ¿Cómo podemos bajar los precios de los pasajes?

En conclusión, estamos ante un tratado poco entendido en nuestro país, el cual no ha tenido el nivel de consenso dentro de las organizaciones de la sociedad civil que más serán impactadas por dicho acuerdo. Donde se nos ha vendido una idea que nadie ha verificado económicamente, y donde se busca beneficiar a una empresa por encima de todas, aun cuando esa empresa siendo de capital extranjero pudiera simplemente recoger y marcharse del país si no les va bien. En el pasado hemos llamado al consenso en este tema, pero ante la firma solo nos queda encomendarnos al todo poderoso y decir “que Dios nos ayude”.

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Francisco J. Díaz es egresado de la licenciatura en Ciencias Aeronáuticas, concentración piloto de aerolíneas, así como maestría en ciencias concentración manejo de aerolíneas; ambas de la universidad Embry-Riddle Aeronautical University, Daytona Beach, Florida. Es además capitán de aerolíneas en los Estados Unidos, con más de 20 años de experiencia y presidente y fundador del Consejo de Capitanes, un tanque de pensamiento de pilotos de aerolíneas norteamericanas de origen dominicano. Además, es presidente y fundador de la Asociación Dominicana de Aviación General (ADAG).

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