Las isoflavonas no son estrógenos, ampliando el diálogo sobre la soya

Todo lo que necesitas saber sobre las isoflavonas y su efecto en la salud hormonal

Beneficios y precauciones del consumo de isoflavonas en la soya. (Fuente externa)

Las isoflavonas, una clase de fitoestrógenos presentes en abundancia en productos de soya, han captado una atención considerable en los campos de la medicina y la nutrición debido a sus potenciales beneficios para la salud.

Sin embargo, persisten muchas dudas y controversias respecto a su impacto en la salud hormonal, especialmente en relación con la menstruación, la menopausia, la tiroides y la posible feminización en hombres.

Propiedades beneficiosas

Las isoflavonas de la soya, principalmente genisteína y daidzeína, tienen estructuras químicas similares a los estrógenos humanos, lo que les permite unirse a los receptores de estrógeno en el cuerpo. Sin embargo, es crucial entender que las isoflavonas no son estrógenos.

Tienen una actividad mucho más débil y pueden actuar tanto como agonistas (activadores) como antagonistas (bloqueadores) de los receptores de estrógeno, dependiendo del contexto hormonal del individuo.

Efecto en la menstruación

Los estudios sobre el efecto de las isoflavonas en la menstruación han mostrado resultados mixtos. En mujeres premenopáusicas, la suplementación con isoflavonas no parece alterar significativamente los niveles de hormonas reproductivas o la duración del ciclo menstrual.

Sin embargo, algunos estudios sugieren que pueden aliviar síntomas menstruales como el síndrome premenstrual (SPM), probablemente debido a su leve actividad estrogénica.

Impacto en la menopausia

Los estudios indican que las isoflavonas pueden reducir la frecuencia y severidad de los sofocos y otros síntomas vasomotores.

Un metaanálisis de varios estudios clínicos mostró una reducción modesta pero significativa en la incidencia de sofocos en mujeres menopáusicas que consumían isoflavonas de soya en comparación con un placebo. Además, las isoflavonas pueden contribuir a la salud ósea al disminuir la pérdida de masa ósea que ocurre con la disminución de estrógenos.

Isoflavonas y la tiroides

Los estudios sobre este tema se han realizados en animales, particularmente en ratas, mostrando que el consumo elevado de isoflavonas puede interferir con la síntesis de hormonas tiroideas, pero estos resultados no se han replicado consistentemente en humanos.

La mayoría de los estudios en humanos sugieren que el consumo moderado de soya no afecta negativamente la función tiroidea en individuos con tiroides saludable. No obstante, en pacientes con hipotiroidismo, se recomienda precaución.

Aunque la soya no parece agravar el hipotiroidismo, puede interferir con la absorción de medicamentos tiroideos si se consume en grandes cantidades o muy cerca del tiempo de toma de la medicación.

Sobre la feminización masculina

Dado que las isoflavonas pueden unirse a los receptores de estrógeno, ha surgido la preocupación de que el consumo de soya podría llevar a efectos feminizantes en los hombres, como la ginecomastia (desarrollo de tejido mamario).

Sin embargo, la evidencia científica no respalda estas preocupaciones. La mayoría de los estudios en hombres no han encontrado cambios significativos en los niveles de testosterona o efectos feminizantes con el consumo moderado de soya.

Un estudio revisó datos de 15 ensayos clínicos y concluyó que las isoflavonas no alteran los niveles de hormonas masculinas ni causan feminización.

Para la mayoría de las personas, consumir productos de soya en cantidades moderadas es seguro y puede ofrecer beneficios para la salud.

La literatura científica sugiere que una ingesta de hasta 50 mg de isoflavonas por día, equivalente a dos porciones de alimentos de soya (ej. 1 taza de leche de soya y ½ taza de edamame), es segura y beneficiosa para la mayoría de los adultos.

Se requiere más investigación en humanos para entender completamente sus efectos en la salud hormonal y su seguridad en pacientes con trastornos tiroideos y en hombres preocupados por posibles efectos feminizantes.

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).