Hacer un presupuesto no cambia tu realidad financiera
No está mal hacer un presupuesto, pero es como planificar una dieta para reducir de peso y no dejar de comer lo que hace a uno engordar
Estamos en época que muchos se emocionan con planificar su nuevo año financiero. Algunos ya hicieron su presupuesto por primera vez; finalizando enero se comienzan a dar cuenta de que la realidad es otra a la que propusieron en su hoja.
No está mal hacer un presupuesto, pero es como planificar una dieta para reducir de peso y no dejar de comer lo que hace a uno engordar.
El presupuesto planificado no hace que nuestros gastos se ajusten a él. Es todo lo contrario, nosotros tenemos que ajustar nuestros gastos para que la consecuencia sea lo que hemos planificado con antelación.
Resumiendo: El presupuesto no es la causa, es la consecuencia. Es solo una guía; lo que nos llevará a cumplirlo son las acciones tomadas para que así sea.
Una empresa se puede proponer bajar los costos; para ello deciden reducir compras no prioritarias. Buscan cada uno de esos posibles recortes y los sacan de sus planes. Es relativamente fácil, porque es algo racional.
Ahora bien, si el dueño de la empresa guía su vida de éxitos por el prestigio conseguido, le será difícil quitar de la lista de compras el nuevo automóvil que desea adquirir, al igual que las visitas a restaurantes y viajes. Buscará cortar otros gastos, para él, menos prioritarios.
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Como vemos, el factor emocional puede dominar a lo racional. Él tendrá miles de razones para reducir los viáticos de los vendedores y también para comprar el nuevo vehículo en el que andará. “Es importante estar bien representado, trae negocios”, justificará.
Nuestro presupuesto es una guía para decidir lo que tenemos que hacer. Si decimos que gastaremos menos en barbería, debemos hacer un plan para vernos como queremos usando menos dinero.
Es que cada vez que nos veamos con el pelo como nos veíamos antes de ir al peluquero encontraremos justificaciones mentales para ir. ¿Y el presupuesto? Bien, gracias.
¿Salidas? Las invitaciones lloverán igual que antes, es cuestión de priorizar salidas contra lo otro que quiero alcanzar. Aquí está el dilema, priorizar algo más lejano por una invitación ahora no es lo que nuestro cerebro inmediatista está en la voluntad de hacer. Pues, “más vale pájaro en mano que 100 volando”.
Por otro lado, no vemos relación entre no ir a esa invitación y la compra de una vivienda.
—Diego Sosa, ese pequeño monto no es el inicial de mi apartamento.
A ver: Si no compras tu propia vivienda es quizá porque no tienes para el inicial. ¿De haber guardado el 10 % de todo lo que te has ganado, la pudieras comprar? Para algunos, ni préstamo le hiciera falta. Pero nunca vieron la relación entre el gasto pequeño y la adquisición grande.
Para los que su cerebro no les permite comprar lo que desean, el presupuesto es una camisa de fuerza para lograrlo. Pero lo ideal es cambiar los hábitos que nos llevan a no conseguirlo por otros que hagan realidad nuestros sueños.
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