Una vida de película: Sylvester Stallone cumplió 75

El actor, guionista, productor y director Sylvester Stallone, que alcanzó la cima de Hollywood dando vida a un personaje cuya historia escribió en tres días: “Rocky”, y por el que consiguió tres premios Óscar, sigue machacándose en el gimnasio y permanece activo al llegar a los 75 años.

El actor Sylvester Stallone en 2019. (Efe)

De su puño y letra salió una de las sagas de acción más famosas de Hollywood, a cuyo protagonista también dio vida en la pantalla, no solo sobre el papel, la del boxeador Rocky. Sylvester Stallone, que llegó a lo más alto en la meca del cine hace 45 años, con unos pocos dólares en el bolsillo y este guion escrito en tres días, cumple 75 años en pleno estado de forma.

Sylvester Gardenzio Stallone nació el 6 de julio de 1946 en el barrio neoyorkino de Hell’s Kitchen. Aquel día dejó en él una de sus características físicas más reconocibles. El parto de su madre se complicó y los fórceps que usó el médico para sacarlo dañaron un nervio facial, producto de ello le quedaría un párpado ligeramente caído y una parálisis parcial del labio, lengua y barbilla.

De Míster Potato a estudiar arte dramático en Miami

Su padre, Frank Stallone, era un peluquero de origen italiano y su madre, Jackie Stallone, trabajó en el mundo del espectáculo como trapecista de circo y también fue luchadora y peluquera, entre otras ocupaciones.

Cualquier cosa extraordinaria en un niño era potencialmente convertible en objeto de burla y sus particularidades faciales parece que no fueron una excepción.

En una ocasión, el actor dijo que entonces se sentía como el muñeco infantil Míster Potato “con todas las partes en el lugar equivocado”. “Quería ser cualquiera menos yo”, aseguró, según publicó en 1990 el Chicago Tribune.

Pasó parte de su infancia en centros de acogida antes de volver con su familia y mudarse a Maryland cuando tenía 5 años. A los 11, en 1957, sus padres se divorciaron y, en un principio, el joven Stallone se quedó con su padre.

Con tan solo 12 años ya se había fracturado más de diez huesos del cuerpo y había sido expulsado de 13 colegios, de acuerdo con el mismo medio.

A los 15 años se reunió con su madre, que se había vuelto a casar, y se mudó con ella a Filadelfia.

“No tuve una infancia perfecta, pero también creo que no estaría aquí con una infancia perfecta”, aseguró Stallone a la revista GQ hace unos años. Las dificultades le dieron, dijo, munición, rabia, competitividad e inseguridad suficientes para seguir adelante. “Así que le digo a la gente: abraza tu frustración, tus miedos, porque eso es lo que hace la vida interesante. A nadie le gusta la perfección. Yo quiero ese tipo imperfecto. Está ahí a pesar de los defectos. Y las heridas nunca desaparecen. No puedes deshacerte de la memoria”, comentaba.

Stallone trabajó dos años en una institución estadounidense en Ginebra, Suiza, como profesor de gimnasia, según publicó US Weekly. Después regresó a Estados Unidos y se matriculó en arte dramático en la Universidad de Miami, donde empezó a escribir.

De dormir en una estación, al éxtasis en Hollywood

Antes de finalizar sus estudios, se mudó a Nueva York para abrirse camino en la interpretación, pero sus inicios en la ciudad de los rascacielos no fueron fáciles. Vivía prácticamente con lo puesto y llegó a dormir en la estación de autobuses o en las inmediaciones de la oficina de correos. Fue esa situación desesperada la que le llevó a su primer papel, en una película para adultos en 1970.

Stallone odiaba participar en ese tipo de filmaciones, pero necesitaba el dinero. “Era hacer esa película o robar a alguien porque estaba en el límite”, contó el actor a la revista Playboy en 1978, según publicaba Rolling Stone.

“En lugar de hacer algo desesperado, trabajé dos días por 200 dólares y salí de la estación de autobuses”, añadía. Posteriormente, apareció como extra en otras películas como “Bananas” y “Klute”, del director Woody Allen.

En 1974 dio vida a uno de los personajes principales de la película “The lords of the flatbush” y, con el dinero que ganó, se mudó a Hollywood.

Allí fue enlazando diferentes trabajos en cine y televisión, pero aún era básicamente un desconocido y su carrera no acababa de despegar. Entonces, un guion escrito en tres días, cambió su suerte.

En 1975, en Ohio, el campeón mundial de boxeo de los grandes pesos, Muhammad Ali, se enfrentó en un combate a Chuck Wepner, un boxeador estadounidense sin grandes títulos en su palmarés.

Ali ganó el combate por KO técnico después de que Wepner aguantase 15 asaltos. “Estaba viendo ‘Mean Streets’ y ‘Marty’ y todos esos diferentes personajes que sabía que podía interpretar. Y una noche vi una pelea en la televisión de este tipo Chuck Wepner contra Muhammad Ali”, dijo el actor a Esquire en 2014. “Derribó a Ali en el asalto 14, 15. Lo vi y dije, ‘ahí está mi historia’”.

Ese fue el nacimiento de Rocky Balboa, al que Stallone ha dado vida en ocho películas. Sin embargo, cuando el guion llegó a manos de los productores, estos no tenían muy claro que Stallone debiese interpretarlo y pensaban en actores ya conocidos.

Le ofrecieron una cantidad importante de dinero por la historia y, a pesar de que en aquel momento tenía en su cuenta poco más de cien dólares, no accedió.

“En la vida de todos habrá alrededor de tres o cuatro encrucijadas que determinarán tu rumbo. Sabía que si tomábamos el dinero podría haber sido muy feliz, sin duda. Pero me habría odiado a mí mismo”, reveló el actor.

En la ceremonia de entrega de los premios Óscar de 1977, “Rocky” se alzó con la estatuilla a mejor película derrotando a “Taxi Driver” y “All the president’s men”. También se llevó el reconocimiento a la mejor dirección y a la mejor edición.

La cinta estuvo nominada a 10 premios en total, incluido el de mejor guion y de mejor actor y mejor actriz protagonistas. Rocky es, junto a John Rambo, el personaje estrella de Stallone. Y, según contó el mismo a GQ, también su legado. “Su ‘nunca te des por vencido’ es... Él entró por la puerta de servicio. Cenó con los empleados, cenó con los reyes, pero al final de la noche, pagó la cuenta y se fue por la entrada de servicio”, relató.

“Para cada tipo hay una oportunidad de ser mucho mejor de lo que pensó que podría ser. No todos podemos ser la estrella del equipo, pero podemos ser una estrella en nuestra vida. Ahí es donde fijas tu objetivo. Y es alcanzable, porque si yo lo hice, es factible”, comentaba.

Ahora, su sueño es una realidad y, a sus 75 años, ha publicado recientemente en las redes sociales fotos suyas en el gimnasio, mostrando que se encuentra en forma y dispuesto ¿quién sabe? a ofrecernos todavía alguna historia importante.

Texto: Mateo Castillo

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