La olfacción, el recuerdo y la memoria
De perfumes y recuerdos, el olfato en la vida humana
El sentido del olfato es uno de nuestros cinco sentidos, aunque no está tan desarrollado como en otras especies animales, como el elefante africano, que es cinco veces mayor que el de los humanos y dos veces superior al del perro. Otros animales con excelente sentido del olfato son: los ratones, ratas, osos, caballos, tigres, ballenas y ardillas, entre otros. Debido a nuestra capacidad olfativa podemos detectar una gran variedad de olores, incluso en pequeñas cantidades. El bulbo olfatorio en nuestro cerebro procesa estas señales y las conecta con recuerdos y emociones. La memoria olfativa nos permite evocar recuerdos vividos a través de los olores debido a que las áreas cerebrales responsables de la memoria están conectadas al bulbo olfatorio.
Nuestras vivencias existenciales podemos asociarlas con aromas u olores determinados. Así como también, los olores desagradables los relacionamos con situaciones o experiencias indeseables. Los perfumes nos permiten evocar “… el paseo del rio del puente a la Alameda”, y “… los jazmines en el pelo y rosas en la cara”, recordando nuestro paseo por Lima, Perú. De igual manera, el rico aroma de un buen caldo nos provoca deseos irreprimibles de comerlo. En nuestra infancia los paseos por el parque Independencia eran marcados por las fragancias de las flores del “ylang ylang”, de los Pinos y Cedros criollos, y por el olor de las heces de las golondrinas del parque. En el baúl de los recuerdos, los perfumes y aromas, juegan un papel primordial en los “flashback” de nuestras existencias, así como rememoramos con la música y con los sonidos producidos por las olas, las correntías, el viento, la lluvia al caer, aun cuando sea sobre el asfalto caliente al olfatear su evaporación.
Los olores desagradables y nauseabundos pueden parecer durar más tiempo en nuestra percepción olfativa, porque a menudo están asociados experiencias negativas, nuestro cerebro tiende a prestar más atención a estas señales para protegernos, por lo que podemos recordarlos más y parecernos que duran más. También existe un fenómeno de adaptación o tolerancia con los olores constantes y prolongados, así nuestro cerebro puede ignorarlos para no sobrecargarse, pero si cambian o se intensifican se notarán de inmediato. Por otro lado, los perfumes agradables que evocan emociones positivas parecen más fugaces porque no nos afectan de la misma manera que los olores desagradables. Las percepciones olfativas son subjetivas y están influenciadas por nuestras experiencias y emociones.
Disponemos de bellas canciones inspiradas en flores y perfumes que evocan emociones y recuerdos:” La Flor de la Canela” (encabeza el subtítulo), “Capullito de Alelí”, Eliseo Grenet, “Una Rosa es una rosa” de Mecano, “Un beso y una flor”, Nino Bravo” y “Días y flores”, Silvio Rodríguez, entre otras. Películas basadas en historias de perfumes: “Perfume. Historia de un asesino”, inspirada en la novela de Patrick Suskind, Tom Tykwer, y “Perfume de mujer”, Martin Brest. En el Museo del Louvre se crearon ocho perfumes inspirados en obras de arte, expertos perfumistas colaboraron para capturar la esencia de la “Venus de Milo” y la “Victoria de Samotracia”. Algunas obras de música clásica se inspiraron en aromas como “El Danubio Azul” de Johann Strauss y “El Cascanueces” de P I Tchaikovsky, como ejemplos.
No existe una “poción ni fórmula mágica” para prevenir la enfermedad de Alzheimer, hay evidencias de que ciertos estímulos, como los aromas y los recuerdos, así como los vínculos sociales y recuerdos compartidos, pueden tener un impacto positivo, porque es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Los olores pueden evocar emociones y recuerdos, estudios sugieren que ciertos aromas como la lavanda o la rosa pueden mejorar la memoria y reducir la ansiedad. Nuestro país es un lugar privilegiado dotado de una naturaleza diversa, rica en ambientes diferentes, rebosante de estímulos visuales, auditivos, gustativos, táctiles y olfatorios, cruciales para nuestra percepción y respuesta emocional. ¿Quién no ha tenido emociones por el recuerdo a la olfacción del perfume adorado por su madre, de su esposa (o), o su compañera (o)? Nuestras vivencias están marcadas por nuestros sentidos y por nuestras convivencias con la familia, amigos y relacionados, por complacencia de ser gregario, de disfrutar una situación placentera y de aumentar las posibilidades de supervivencia.
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