Cháchara y redes sociales

Redes sociales y su impacto en la sociedad

En estos tiempos, la libre expresión de las ideas encuentra en las redes sociales riendas sueltas para que se actúe sin ningún tipo de control. Sin embargo, entendemos que la libertad de acción y palabras que nos garantiza la democracia no necesariamente tiene que convertirse en libertinaje

La irreverencia es de tal magnitud que puede moverse hacia y desde todas partes. A bordo de carros, jeepetas, guaguas públicas y motocicletas. También en el Metro, entre transeúntes, en escuelas, colegios, plazas comerciales, parques de recreo, salas de espera de consultorios médicos. Lo que es peor: en millones de hogares. 

Salvo sus excepciones, se cuentan por miles las personas que en todas partes dan forma al libertinaje y la inmoralidad mediante el uso de redes sociales.

La Real Academia Española de la Lengua aporta suficientes sinónimos de la palabra libertinaje: desenfreno, inmoralidad, vicio, deshonestidad, impudicia, lujuria, indecencia, liviandad. Es indudable, de todo eso se consigue en el terrible uso que dan los dominicanos a las redes sociales

Y si a todo eso le agregamos sinónimos de inmoralidad, pues tenemos deshonestidad, impudicia, impureza, desaprensión, obscenidad, depravación, desenfreno, lujuria, sinvergüencería.

Cháchara, música y videos con mensajes de baja monta, en los que la pornografía ocupa lugares cimeros; individuos que escriben solo con la intención de dañar honras. Lamentable decirlo, son los mayores contenidos en las redes sociales.  

Agrénguele a todo eso los improperios y “malas palabras” que desde hace años se difunden de forma cotidiana por medios electrónicos: radio y televisión. ¿Errores de la democracia? Muy a pesar de que entes sociales reclaman acción, salvo contadas excepciones, muy poco se hace para contrarrestar esa situación en los ámbito judicial y legislativo.

No debe ser aislado el paso dado por el Ministerio de Cultura, que con su reciente resolución intenta poner un stop a los desacatos a nivel de medios.

 El monstruo al que han dado forma las redes debe ser enfrentado por los distintos poderes. Mientras, tenemos una ley “atragantada” en los predios congresionales desde hace un cuarto de siglo, la 6132, de expresión y difusión del pensamiento, cuyos inicios se remontan al año 1962, puesta en vigencia por el Consejo de Estado que regía los destinos del país. 

Tiempo suficiente hay para adecuar una legislación acorde a las terribles circunstancias que cada día, cada hora y cada minuto se insertan a través de las distintas aplicaciones en la web.

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