Los votos callados

El más perjudicado por el impedimento al voto de Guido Gómez y sus seguidores es Miguel Vargas Maldonado. Y por supuesto, la facción del PRD que lidera.

A Miguel Vargas le convenía ganar a Guido Gómez en una convención interna para despejar cualquier duda, cualquier suspicacia, cualquier interpretación de su pacto con Leonel o de favoritismo de las autoridades electorales. Sólo ganando en una Convención con opositores con posibilidades hubiera validado su liderazgo.

Ahora es distinto. Ahora él dirige una facción de un partido que trata de imponerse vetando y expulsando de los centros de votación a los que no están con él. Ese es el mensaje que se desprende de las elecciones de ayer.

Como dicen los estrategas, en política la percepción es la realidad. Y si esa era la estrategia... es que no había otra mejor.

¿Podría una ley de Partidos cambiar estos problemas internos? Probablemente no. Los partidos encuentran las vías para hacer a lo interno lo que les interesa en cada coyuntura concreta. Los partidos son los que redactan las leyes y las piensan con la suficiente flexibilidad como para adaptarlas o ignorarlas en los momentos críticos.

El PRD es necesario en cuanto que es la fuerza mayoritaria de la oposición y porque la democracia necesita un contrapeso a un PLD que acapara desde hace años todos los poderes del Estado. El PRD de Vargas podría dejar sin oposición al país, debilitando la democracia. Callando también a su oposición interna, su liderazgo no crece.

IAizpun@diariolibre.com