La OEA

La OEA debe tener un papel crucial en la solución de los problemas de Haití

Dialogar y disentir. En sus palabras de cierre de la Asamblea de la OEA recientemente celebrada, el canciller dominicano, Roberto Álvarez, valoró ese espacio por su capacidad de albergar una conversación en la que poder dialogar y disentir.

No es tan sencillo y es cada vez menos común.  En un mundo polarizado en el que sólo se permiten las adhesiones innegociables y las discusiones son monólogos sordos inmunes a las discrepancias, Álvarez viene a reclamar el derecho a no estar de acuerdo, tan importante para llegar a buen término una negociación como es coincidir.

Paciencia y tolerancia en su función de presidente de la Asamblea, le agradeció el embajador de Antigua y Barbuda. No son conceptos que se deban tomar por descontado, inevitables dentro  de la  cortesía parlamentaria. 

La Asamblea habló claro sobre los derechos humanos (la falta de ellos) en Nicaragua y Perú, la situación límite de Haití, los derechos de la sociedad civil entre otros muchos e importantes temas. La OEA debe tener un papel crucial en la solución de los problemas de Haití. No la infravaloremos.

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