El eterno problema eléctrico del país
A la gente solo le importa el resultado
En pleno 2023, cuando ya casi ha pasado un cuarto del siglo XXI, los ciudadanos y residentes de la República Dominicana todavía lidian con la misma queja eterna: se fue la luz.
Las razones podrán ser miles, al menos ya no dicen que son económicos, pero se pueden atribuir a escapes de las distribuidoras; a problemas en las redes de distribución; a la época de calor que provoca sobredemanda y hasta a las chichiguas... pero cuando llega la interrupción del servicio eléctrico, las maldiciones sobran.
Recientemente, el presidente Luis Abinader calificó de “vergonzoso” el tema de los apagones y atribuyó los apagones a las averías, principalmente en Edeeste, y al aumento de consumo de energía en los últimos tres años que, dijo, ha aumentado en más de 800 megavatios, más que las dos plantas de electricidad a carbón de Punta Catalina.
El presidente dijo que el país necesita US$2 mil millones en las redes eléctricas... el barril sin fondo en su máxima expresión.
Más allá de las molestias, los apagones representan cuantiosas pérdidas económicas al sector productivo y afectan la competitividad en un país como el nuestro, que necesita de todo, menos eso.
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