Colón y el nombre de Haití

El legado de los taínos y la construcción de Haití como nación

Recientemente la Embajada del Reino de España en Haití difundió una nota según la cual el 5 de diciembre de 1492 los exploradores españoles, capitaneados por Cristóbal Colón, arribaron “a las costas de Haití”, “en la isla llamada posteriormente La Española”. En la nota se advierte un anacronismo de topónimos y algunos datos que ameritan precisión.

Cristóbal Colón, en su Diario de navegación, consignó que el miércoles 5 de diciembre de 1492 llegó a “una isla muy grande..., que los indios llamaban Bohío”. En ninguna parte del célebre texto, Colón mencionó que los aborígenes llamaban Haití a la isla.

Fueron los cronistas Bartolomé de las Casas, Fernando González de Oviedo y Pedro Mártir de Anglería quienes registraron Quisqueya y Haití como otros dos nombres con los cuales, además de Bohío, los taínos designaban la isla. Después se agregó Babeque, que resultó ser otra isla del archipiélago antillano. Esos topónimos evidentemente tenían un significado geográfico.

El domingo 9 de diciembre, tras haber visto “las vegas más hermosas del mundo y cuasi semejables a las tierras de Castilla”, Colón bautizó la isla con el nombre de “Española” (no “La Española”). Luego, en carta a los Reyes de España, el nauta genovés reiteró que los indios llamaban a la isla Bohío.

El nombre colombino de Isla Española se mantuvo hasta poco después de mediado el siglo XVII cuando el territorio comenzó a llamarse indistintamente Isla Española de Santo Domingo. Finalmente, en la siguiente centuria prevaleció el nombre de Santo Domingo para la isla entera.

Cuando los franceses ocuparon la parte occidental de la isla, abandonada por España a raíz de las devastaciones de Osorio (1605-1606), establecieron el sistema colonial de plantaciones basado en la esclavitud de más de medio millón de negros africanos. Esa colonia, que devino en la más próspera del imperio francés en América, fue conocida como Saint Domingue, nunca con el nombre de Haití.

Los esclavos negros, al proceder de diferentes etnias del continente africano, carecían de un gentilicio común con el cual identificarse como colectivo. Incluso, durante el período de la insurrección (1791-1804) y que los especialistas llaman “revolución haitiana”, los negros y mulatos de Saint Domingue se consideraban “indígenas” y formaban parte del liberador “ejército indígena”. Entonces, tanto el nombre de Haití como el gentilicio “haitiano” eran desconocidos.

En la Constitución de 1801, de Toussaint Louverture, no figura el topónimo Haití; en cambio, sí aparece Santo Domingo como nombre de la isla. La razón es sencilla: el vocablo taíno de Haití con el que fue bautizado el nuevo Estado que surgió de la revolución, comenzó a usarse tras la proclamación de la independencia el primero de enero de 1804.

En efecto, fue en la Constitución haitiana de 1805 cuando, por primera vez, se mencionó el “pueblo de Haití”; y en el artículo primero se consignó lo siguiente: “El pueblo que habita la isla antes denominada Santo Domingo acuerda constituirse en Estado libre, soberano e independiente de cualquier otra Potencia del universo bajo el nombre de Imperio de Haití”.

Para la época del llamado descubrimiento de América, la República de Haití y la República Dominicana no existían. A fin de evitar confusión lo históricamente correcto es señalar que el 5 de diciembre de 1492 los españoles llegaron a un punto en la costa noroeste de la isla de Santo Domingo que desde 1804 pertenece a Haití.

Historiador y ensayista. Especialista en historia dominicana.