Imbert Barrera: el primer testimonio

La existencia del trascendental relato de Imbert Barrera, permaneció en secreto a lo largo de varios decenios

Antonio Imbert Barrera

En Los últimos días de la Era de Trujillo (1991), el periodista y escritor Miguel Guerrero, miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia, refiere que la noche del viernes 2 de junio de 1961, Antonio Imbert Barrera, tras encontrar refugio en la casa de los esposos Mario y Dirce Cavagliano, donde permaneció oculto durante seis meses y pudo salvar su vida, ofreció su primer testimonio acerca de cómo emboscaron y eliminaron físicamente al dictador Trujillo.

Con anterioridad al libro de Guerrero, ya el periodista norteamericano Bernard Diederich se había referido el relato hecho por Imbert Barrera cuando apenas habían transcurrido tres días de la muerte de Trujillo y conservaba, vívidos en su memoria, importantes pormenores del acontecimiento en el que fue actor estelar (Cf. Trujillo. La muerte del dictador, 1978).

La noche del 2 de junio de 1961, Liliana, la joven hija de los esposos Cavagliano, fue quien tomó el dictado, luego lo transcribió a maquinilla, resultando un documento de cuatro páginas, cada una de las cuales Imbert inicialó y al final estampó su firma. Del documento se hicieron tres copias a papel carbón: días después una copia fue entregada a Minetta Roque, otra a Armando D´Alessandro y la tercera quedó en poder de los Cavagliano.

De acuerdo con la voluntad expresa de Imbert Barrera, el documento debía mantenerse en secreto, salvo en caso de su muerte, a fin de evitar que las personas mencionadas resultaran perjudicadas. En el momento en que Imbert Barrera reveló su participación en la muerte de Trujillo, así como sus vínculos con el grupo conspirador, todavía vivían sus compañeros del comando ajusticiador, al igual que otros importantes miembros de la conjura.

Sin embargo, en apenas horas el panorama cambió dramáticamente alterando casi todo cuanto los conjurados habían planificado: el teniente Amado García Guerrero murió la misma noche del 2 de junio, batiéndose a tiros gallardamente con agentes del SIM; mientras que el domingo 4 de junio Antonio de la Maza y Juan Tomás Díaz también perdieron la vida, tras enfrentarse a un contingente de caliés en la intersección de las calles Julio Verne con Bolívar en la capital. En el curso de los días sucesivos, los demás integrantes del “grupo de la avenida”, así como otros miembros del “grupo político”, fueron apresados y acusados nada menos que de haber participado en “el vil asesinato” del Jefe.

No obstante, la existencia del trascendental relato de Imbert Barrera, permaneció en secreto a lo largo de varios decenios y no se tuvo noticias sobre su contenido hasta 1978 y 1991, cuando comenzó a ser consultado y citado por periodistas e historiadores. De acuerdo con José Báez Guerrero, la divulgación del referido documento molestó sobremanera a Imbert Barrera (ver, Antonio Imbert Barrera. Su vida y epoca, 2024).

A pesar de que el autor no menciona la causa del disgusto de Imbert Barrera, es lícito conjeturar que obedeció al hecho de que la divulgación del célebre documento se hizo sin su consentimiento o porque la versión que entonces circuló difería ligeramente de la versión original que dictó aquella lejana noche del 2 de junio de 1961 en cruciales momentos para el país y cuando, en la catedral de San Cristóbal, todavía estaba abierta la cripta fúnebre que albergaría el féretro con los despojos mortales de Trujillo.

Historiador y ensayista. Especialista en historia dominicana.