¿Cómo murió Trujillo?
La verdadera causa de la muerte de Trujillo
En el certificado de defunción de Trujillo, expedido el 10 de julio de 1961, se consigna que el cadáver presentaba seis heridas de balas en diferentes partes de su cuerpo. Pero una de esas heridas de bala fue “con orificio de entrada en la región mentoniana, a nivel de la línea media, sin orificio de salida que ocasionó la fractura del maxilar inferior y pérdida de varias piezas dentales”.
¿Quién produjo esa herida en el mentón del tirano? En uno de mis artículos anteriores sobre la noche del 30 de mayo ofrecí una versión según la cual, tan pronto Trujillo cayó sobre el pavimento herido de muerte por un certero disparo de Imbert Barrera, De la Maza se acercó raudo al cuerpo del dictador y le dio un tiro en la barbilla.
El periodista e historiador Víctor Grimaldi, autor de importantes obras para el estudio y conocimiento de los entresijos del complot del 30 de mayo, descree de esa versión y afirma que no hubo tiro de gracia, fundamentando su aserto en el testimonio escrito y grabado “del testigo sobreviviente en el atentado Antonio Imbert Barrera” (ver su libro Sangre en el barrio del Jefe, 2007).
Más aún: en un artículo reciente, Grimaldi, al referirse a la herida que tenía Trujillo en la barbilla, explica que “parece haber sido el producto de uno de los balines del primer cañonazo con la escopeta que disparó De la Maza de vehículo a vehículo”; o también que “pudo haber sido la bala en combate de un revólver o de un fusil M1 de los que proveyó la Embajada de los Estados Unidos”. Las frases “parece haber sido” y “pudo haber sido” son una suerte de enunciado contrafactual y no constituyen prueba indiciaria.
Nadie duda que el general Antonio Imbert Barrera fue un actor de primer orden en el ajusticiamiento de Trujillo, siempre consecuente con su versión sobre el papel que desempeñó la noche del tiranicidio. Pero como protagonista y testigo directo de ese hecho histórico solo podía testificar sobre lo que vio y pudo captar desde su particular ángulo visual, toda vez que, conforme a una sentencia de Hegel, no es posible que en determinado acontecimiento un hombre solo lo vea todo. Por tanto, es lícito conjeturar que Imbert no se percató del momento fugaz en que De la Maza le propinó el tiro final a Trujillo.
¿Pero, de dónde proviene esa versión? Nadie menos que el propio Antonio de la Maza fue quien confesó ser el autor de ese tiro de gracia, de acuerdo con el testimonio de los doctores Marcelino Vélez Santana y Bienvenido García Vásquez, quienes no solo fueron actores directos en los sucesos inmediatamente subsiguientes al ajusticiamiento, sino que además vieron el cadáver de Trujillo en casa de Juan Tomás Díaz la noche del 30 de mayo (Ver Eduardo García Michel, 30 de mayo. Trujillo ajusticiado, 1999).
García Vásquez presenció el momento cuando De la Maza le pidió a Vélez Santana que examinara el cuerpo de Trujillo, diciéndole: “Mira a ver si este hijo de la gran puta está muerto”. Y tras la respuesta afirmativa del galeno, De la Maza añadió categóricamente: “Yo sabía que ese perro no ladra más, porque ese tiro (señalando debajo del mentón), ese tiro de gracia se lo di yo.”
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