Divergencias en Haití: crisis de gobernanza y la inestabilidad política
En medio de una creciente crisis política: Haití, un barco a la deriva en el Caribe
En medio de una creciente crisis política en Haití, las tensiones entre los actores clave del gobierno de transición se han intensificado, poniendo en evidencia las fallas estructurales del sistema de gobernanza actual.
En las últimas horas, el expresidente Jocelerme Privert ha sido uno de los principales críticos del manejo de la transición liderada por el Consejo Presidencial de Transición (CPT) y el primer ministro Garry Conille.
En un mensaje dirigido a las partes involucradas, Privert instó a que se pongan fin a las disputas internas y se prioricen los verdaderos problemas que afectan a la nación.
Un llamado a la responsabilidad
En una entrevista reciente con Roberson Alphonse en la radio Magik 9, Privert manifestó su frustración con el enfoque actual de los líderes del Ejecutivo, a quienes acusó de anteponer intereses personales y políticos a las necesidades urgentes de la población haitiana.
“Es hora de poner fin a estas disputas inútiles y abordar los problemas reales de la nación”, expresó con vehemencia el exmandatario.
Privert, quien lideró el país durante la transición posterior a la caída de Michel Martelly, subrayó la falta de sabiduría y humildad en los actores políticos actuales, quienes no han logrado superar los conflictos internos que amenazan la estabilidad del país.
A su juicio, tanto el Consejo Presidencial de Transición como el gobierno de Conille deben comprender que los intereses mayores del pueblo haitiano deben estar por encima de las disputas personales y los egos políticos.
Separación de poderes
Durante su intervención, Privert recordó las disposiciones constitucionales que definen claramente el rol y las responsabilidades de cada uno de los dos principales poderes del Ejecutivo, es decir, el presidente y el primer ministro.
En particular, mencionó el artículo 136 de la Constitución, que establece la coexistencia entre ambos cargos sin que uno esté subordinado al otro.
“El primer ministro no está subordinado al presidente. Sin embargo, el presidente tiene el rol de garantizar el buen funcionamiento de las instituciones. Es esencial que ambos poderes respeten sus límites y trabajen en conjunto por el bienestar del país”, explicó Privert.
En este sentido, el exmandatario instó a los líderes actuales a actuar con responsabilidad y a ceñirse a los límites de sus competencias, evitando la concentración excesiva de poder que ha caracterizado otros períodos recientes de la política haitiana.
Un cambio de rumbo
Uno de los puntos más contundentes de la intervención de Privert fue su insistencia en la necesidad de concluir la transición política a través de elecciones libres y transparentes. El expresidente destacó que la transición, en la que han fracasado tanto el gobierno de Ariel Henry como el actual modelo CPT-PM, solo perpetúa la inestabilidad política y social.
Privert enfatizó que solo mediante la legitimidad que otorgan las elecciones democráticas, el país podrá contar con un gobierno capaz de abordar los serios problemas que enfrenta, como la violencia, la pobreza extrema y la falta de gobernabilidad.
“La transición debe terminar. Haití necesita un gobierno legítimamente elegido por el pueblo, que pueda enfrentar los desafíos del presente con un mandato claro y democrático”, afirmó.
El estancamiento político y la desconfianza social
La crítica hacia la estructura de gobernanza actual también ha sido destacada por el medio local Le Nouvelliste, que en un editorial reciente subrayó la falta de resultados tangibles tras meses de negociaciones y reuniones entre el CPT y el gobierno de Conille.
Según el editorial, la incapacidad del Ejecutivo para definir un rumbo claro y tomar decisiones efectivas ha generado una creciente indiferencia en la población, que observa con escepticismo los desarrollos políticos sin vislumbrar una solución en el corto plazo.
El texto critica el modelo de gobernanza adoptado por el CPT, señalando que este consejo no tiene legitimidad electoral y carece de la capacidad de tomar decisiones efectivas. A su vez, señala que el primer ministro Garry Conille no está en una posición clara de liderazgo, dado que se encuentra subordinado al consejo que lo designó, lo que genera más confusión y estancamiento.
El editorial concluye que tanto los actores nacionales como internacionales deben reconocer la falencia del sistema actual y actuar rápidamente para reformar la estructura de gobernanza, antes de que la situación llegue a un punto de no retorno.
“A estas alturas, no hay nada que perder; de hecho, hay mucho por ganar”, enfatiza Le Nouvelliste.
Perspectivas de futuro
El futuro de Haití depende de una pronta resolución de la crisis de gobernanza que atraviesa. La comunidad internacional, las organizaciones sociales, las iglesias y el sector privado tienen un papel fundamental en la búsqueda de soluciones, pero también es imperativo que los actores políticos nacionales asuman su responsabilidad y tomen medidas concretas para restaurar la confianza en las instituciones del país.
Revocación de Garry Conille como primer ministro de Haití
Este sábado, los miembros del Comité de Planificación Territorial (CPT) de Haití decidieron revocar el nombramiento de Garry Conille como primer ministro. Aunque la decisión aún no ha sido confirmada oficialmente, se mencionan a Didier Fils-Aimé y Paul Antoine Bien Aimé como posibles sustitutos de Conille.
La resolución fue firmada por ocho de los miembros del CPT, mientras que Edgard Leblanc Fils se abstuvo de firmar. Según la emisora Radio Télé Métronome, el decreto que formaliza la destitución de Conille y la designación de Fils-Aimé ya ha sido enviado a las imprentas nacionales, lo que sugiere que el cambio será ratificado en las próximas horas.
Este movimiento ocurre en medio de crecientes tensiones entre el presidente del CPT, Leslie Voltaire, y el primer ministro Conille, lo que ha obstaculizado la convocatoria de reuniones del Consejo de Ministros.
La situación ha generado preocupación a nivel internacional, especialmente por parte de la Comunidad del Caribe (Caricom), que a finales de octubre expresó su alarma por la falta de cohesión entre los líderes haitianos. Caricom instó a ambos líderes a concentrarse en las prioridades nacionales, como la organización de elecciones libres y justas previstas para febrero de 2026.
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