Jefe de Climatología de la AEMET en Valencia a RFI: “Nosotros avisamos, pero no sé qué pasó”

La riada del 29 de octubre en el sur de Valencia dejó una gran tragedia a pesar de las alertas meteorológicas emitidas días antes por la Agencia Estatal de Meteorología

El jefe de climatología de AEMET en Valencia, José Ángel Núñez, explicó que las lluvias torrenciales fueron exacerbadas por la geografía y la falta de preparación de las autoridades. (Fuente externa)

La riada del 29 de octubre en el sur de Valencia era tal vez inevitable. Lo que sí se podía haber evitado era la cantidad de víctimas mortales, los heridos y los destrozos. El Partido Popular, PP, ha alabado la gestión de su partidario Carlos Mazón, presidente de la región, pese a que éste asegurara públicamente a la una de la tarde que las lluvias amainarían a las seis. Dos horas después un tsunami arrasaba los municipios valencianos. RFI entrevista al jefe de climatología de la AEMET en Valencia

RFI: El PP ha atacado a la Agencia Estatal de Meteorología, AEMET, pese a que la sección regional del organismo advirtió desde tres días antes de la situación, lanzó la alerta naranja el lunes y la elevó a alerta roja en la mañana del aciago martes. José Ángel Núñez, usted es el jefe de climatología de la AEMET en Valencia (España). El hombre que lanzó el aviso a tiempo. ¿Pasaron por encima de los avisos de la agencia?

José Ángel Núñez: Nosotros somos el organismo que hace previsiones y las enviamos al Centro de Coordinación de Emergencias y ellos hablan con los equipos de Protección Civil, con los bomberos, con los ayuntamientos y hacen lo que consideren. Nosotros avisamos y ellos alertan. Ellos emitieron las alertas, las distribuyen a los ayuntamientos, pero ahí queda la cosa. No se hizo nada más. La pregunta es ¿qué pasó? Y la respuesta es que yo no lo sé. Lo que pasó, no lo sé.

RFI: Pero ¿qué fue lo que no pasó y qué debió haber pasado?

José Ángel Núñez: Nosotros solamente tenemos nuestra información. A través de nuestro historial de Twitter se puede ir viendo cómo el viernes 25 ya se empezó a hablar de una situación de lluvias intensas, extensas, persistentes. Se siguió emitiendo ese mensaje todo el fin de semana. Luego el lunes se fueron dando aviso naranja. El martes aviso rojo. En la mañana del martes fuimos poniendo datos, imágenes, poniendo vídeos también de zonas inundadas, porque tenemos una compañera que vive en una de las zonas inundadas y nos estaba enviando vídeos con el coche que era el suyo, que prácticamente lo cubría y lo arrastraba la corriente. Todo eso lo estuvimos poniendo la mañana del día 29.

Hubo una cuestión que yo creo que fue la clave para que se produjera la tragedia. Estas lluvias se alimentan con lo que se llama un chorro de viento en capas bajas, es decir, mucho viento que se carga de calor y humedad del Mediterráneo. Avanza hacia las montañas, en las montañas se producen ascensos de la columna de aire y llueve en las montañas. Pero aquí en Valencia no llovía, no llovía en Paiporta, en el litoral. En todas estas zonas donde se ha producido la catástrofe, no llovía. Y entonces, claro, había aviso rojo, que es un riesgo extremo, pero tú vas por la calle y no llueve y dices bueno, lloverá más tarde.

“A las 10:30 del 29 de octubre, la vida era normal en la calle”

Asociamos al riesgo meteorológico, simplemente la lluvia. Nosotros salimos a tomar un café antes a las 10:30 y a mí me sorprendió porque ya llevaba un par de horas el aviso rojo activo. Me sorprendió que la vida era totalmente normal en la calle, no había pánico. La gente estaba haciendo vida normal, yendo a sus compras, a sus cosas. Y yo sabía lo que estaba pasando, estaba lloviendo mucho en las zonas de cabeceras de ríos.

Las regiones mediterráneas tienen la característica, que son zonas que tienen las montañas muy cerca del mar. Cuando tienes aquí una montaña y llega un chorro de aire, asciende y se producen las precipitaciones en las montañas. Los ríos mediterráneos son ríos muy cortitos que están casi siempre secos, con unos cauces muy estrechos y como son tan cortos, muchos no pueden tener presas de regulación. Entonces, cuando llueve en las montañas es lo realmente peligroso. Peligrosísimo, porque la fuerza del agua es tremenda. Como yo sabía lo que estaba pasando, a las 11:30 puse un tweet diciendo que no se confíen, no está lloviendo en el litoral, pero está lloviendo mucho en el interior y los ríos y las ramblas están viniendo muy crecidos, pero bueno, no sirvió para nada. La gente lo vio y…

RFI: ¿Qué gente? ¿Todo el mundo tiene acceso? La población primero tiene que tener redes sociales y además tiene que tener como costumbre mirar la cuenta de Twitter de la Agencia de Meteorología. ¿Es una práctica popular, generalizada?  

José Ángel Núñez: Esto es nuestra cuenta de Twitter. El que no tiene redes sociales…  Y además, ahora con la política de Elon Musk, las cuentas de pago de check azul tienen más visibilidad que las que no tienen pago. La cuenta nacional de AEMET sí que le puso el check gris, que es el de una institución oficial, pero aquí en la Comunidad Valenciana lo pedimos y nos dijeron que no, que si queríamos pagar pero que no nos daban el gris y tenemos menos visibilidad.

Hubo una pausa más o menos a mediodía que parece que cesaban las lluvias, pero luego las lluvias más intensas fueron por la tarde. En Turís, cerca de uno de los ríos que se ha desbordado, pues allí cayeron 600 litros por metro cuadrado, récord de precipitación en una hora en España.

Para que te hagas una idea, 180 litros por metro cuadrado en una hora debe de ser más o menos lo que llueve en tres o cuatro meses en París y París es un sitio donde llueve bastante.

“Se produjo lo que llamamos una crecida relámpago”

Ahí fue cuando se produjo la catástrofe. Eran más o menos las cinco o las seis de la tarde, que es cuando los niños salen de los colegios. La gente sale de trabajar. Seguía sin llover, aquí no llovía. Entonces tú vas tranquilo. Incluso puedes ir paseando por una de esas ramblas que se ha desbordado y la puedes ver casi seca o con un poco caudal. Pero lo que se produce es lo que decimos una crecida relámpago. Ha habido algunos muertos en localidades del interior como Chiva o Utiel, que sí que se han producido por las lluvias, pero la mayoría de muertos y la gran parte de los desaparecidos no se han producido por las lluvias, sino por la riada.

RFI: ¿Cómo explica, más allá de la cantidad de lluvia que se haya producido como un tsunami? ¿Hay algo que bloqueaba y se derrumbó?

José Ángel Núñez: No, es porque son cauces muy pequeñitos y muy estrechos. Aquí tenemos montañas, 600, 700 y 800 metros, a 40 kilómetros de aquí. A eso se le llama torrencial, es decir, mucha pendiente y un volumen de agua que en un momento llegó a ser diez veces el volumen de agua que puede llevar el río Sena.

Es una ola gigante, es un tsunami. No te da tiempo a reaccionar y va arrollando todo lo que se pone a su paso. Estas imágenes que habéis visto de coches son coches arrastrados por agua que corría por los barrancos. Ese es el primer problema de que no se hiciese caso a la alerta meteorológica.

El segundo problema es la desmemoria. Estas lluvias que se han producido aquí se suelen producir una vez cada 70 años, más o menos. Son fenómenos meteorológicos que a lo mejor una persona vive una o ninguna vez en su vida y entonces se baja la guardia.

La última gran inundación que hubo en Valencia fue en el año 1957, que causó muchas muertes, pero bastantes menos que ahora, porque en aquella ocasión fallecieron 81 personas y además el río Turia no era parque, era Río y era la época de la inmigración. Mucha gente venía de los pueblos a la ciudad a trabajar, hacía sus casitas en el cauce del río, que estaba siempre seco, había viviendo en el cauce del río en 1957, hasta 10,000 personas dentro del río.

En 1957 el mismo fenómeno provocó menos muertos. Hubo una alerta temprana

Pero fijaos, en 1957 hubo una alerta temprana. Los medios de comunicación, Radio Valencia, empezó a emitir mensajes que le transmitían las autoridades que decían ‘Atención, atención, presten mucha atención. Según nos comunica el excelentísimo señor Alcalde, el río Turia presenta un caudal alarmante a su paso por Manises’. Manises, una ciudad que está a diez kilómetros. Por tanto, la ola, que entonces también fue un tsunami, tardó en llegar más o menos una hora, pero dio tiempo para evacuar el río. Además, había sirenas en la calle y la gente se retiró del río. Eso fue en 1957 y ahora en 2024. Nada. Es sorprendente.

Aquí recibimos visitas de colegios todas las semanas y les decía a los niños: ‘¿Vosotros pensáis que lluvias como las de 1957 se van a producir?’ No saben qué responder. Yo les digo se van a volver a producir, seguro que se van a volver a producir, porque en climatología trabajamos con lo que se llama periodo de retorno, un fenómeno meteorológico que se ha producido en el pasado. Entonces yo les digo: ‘Pero lo que no se volverá a producir es los muertos que hubo ese año. ¿Por qué? Porque tenemos alertas tempranas. La meteorología ahora es muy buena y avisará el día antes. Vosotros recibiréis todos los avisos el día anterior por los medios de comunicación. Las infraestructuras son muy buenas’. Nada de eso pasó.

Por eso yo estoy diciendo que, en mi vida, jamás pensé que iba a observar una catástrofe humanitaria de estas características. No me ha sorprendido el fenómeno meteorológico, pero no pensaba que, en 2024, en un país de Europa esto pudiese producirse. No tenemos conciencia del peligro que supone una situación como la del otro día, aunque no esté lloviendo.

‘Se ha ido construyendo en zonas inundables’

En las últimas décadas se ha ido modificando el territorio. Se han ido construyendo en zonas inundables, por las que, de forma natural, cuando se produce una riada, los barrancos se van expandiendo. Los centros comerciales que estaban al lado de los ríos, polígonos industriales, algunas casas estaban al lado del barranco y se las ha llevado la corriente. De eso no tiene culpa la naturaleza, hemos sido nosotros los que hemos construido en un sitio donde no debíamos construir.

Cuando hay un fenómeno así, tan extremo, cuando pasa una catástrofe tan grande, no hay que buscar solo una causa, es multicausal. En este caso, las lluvias torrenciales, la falta de cultura del riesgo, pero tampoco quiero echar la culpa a la gente. Es evidente que en todos los organismos que estamos implicados en la emergencia, desde los que damos los avisos hasta los que alertan, algo ha tenido que fallar y si no ha fallado, los protocolos que tenemos para gestionar estas emergencias son insuficientes para gestionar una catástrofe de estas características. A lo mejor somos técnicos muy buenos en tiempos de paz, pero cuando llega la guerra nos quedamos bloqueados. No quiero decir que esto haya pasado, quiero decir que a lo mejor el diseño no era adecuado para una catástrofe de estas características.

RFI: Pero a nivel de las autoridades de la Comunidad de Valencia, ellos tenían la información, no es que iban a buscarla en Twitter. ¿Por qué no tomaron la decisión de enviar las alertas de teléfono antes de la riada?

José Ángel Núñez: Eso yo no te lo sé responder. Yo te sé responder sobre lo que hemos hecho nosotros. A mí me han preguntado quién es el culpable de esto y yo no lo sé. Y además creo que no es el momento ahora mismo de buscar culpables. Hay que acabar la emergencia, Hay que buscar a todos los desaparecidos, enterrar a los muertos, que haya una mínima normalidad. Y luego habrá que exigirnos a todos, un informe detallado de cuáles han sido nuestras actuaciones. Y yo creo que lo tendrá que hacer alguien independiente.

RFI: En 1957 no había cambio climático. ¿Esto que se ha producido tiene que ver con el cambio climático?

José Ángel Núñez: Objetivamente no lo sabemos. Hay que hacer estudios para ver si tiene que ver o no con el cambio climático. Subjetivamente el planeta es más cálido, eso no hay duda, y es más cálido a causa de las actividades humanas. Es un planeta más energético. Significa que se producen fenómenos más violentos. Ya hay estudios aquí en Valencia que indican que se está produciendo unos fenómenos meteorológicos más intensos y de más corta duración. Tenemos sequías más largas y lluvias concentradas en el espacio, más breves. Lo cual es un problema porque, ¿para qué sirve el agua que ha caído aquí? Para nada. Toda el agua se va al mar y arrastra todo.

Los expertos aseguran que las lluvias fueron un 12% más intensas por el calentamiento del Mediterráneo

El Mediterráneo cada vez está más cálido y el Mediterráneo es el que suministra la energía y la humedad para este tipo de fenómenos. Al día siguiente, el día 31, la Organización Meteorológica Mundial publicó un estudio de atribución rápida diciendo que las lluvias que se produjeron fueron un 12% más intensas a causa del cambio climático y ahora son el doble de probables. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que se hubieran producido estas lluvias sin cambio climático? Seguramente sí, pero habrían sido un 12% menos intensas. Y ahora, según ese estudio de atribución, en vez de producirse cada 70 años, se producirían cada 35.

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