Rusia: un regreso a clases bajo el signo del patriotismo
Los alumnos aprenden a manejar armas
El lunes 2 de septiembre es el inicio lectivo para los escolares y estudiantes rusos. Una vez más este año, dos años y medio después de la guerra lanzada por el Presidente Vladimir Putin, el sistema escolar marcha al ritmo del tambor. Las escuelas están introduciendo este año un nuevo curso: “Fundamentos de seguridad y defensa nacional”, que enseña a los alumnos de 11 a 17 años a manejar armas, entre otras cosas. Esto sigue a la introducción de “Conversaciones sobre lo que importa” a partir de septiembre de 2022, es decir, lecciones semanales sobre patriotismo. Las voces críticas, sobre todo en la universidad, son cada día menos toleradas.
Profesor y ex soldado, Maxim Pyanikine, con su alta estatura y sus ojos claros, encarna en su vida personal el modelo de “buen ciudadano” que la Rusia de Vladimir Putin da a sus jóvenes. Estaba contratado por el ejército cuando empezó la guerra, pero regresó a sus clases en el pueblo de Pyatniskoe, en la región de Belgorod (suodeste de Rusia), en cuanto terminó, en otoño de 2022. En su habitación, dedicada al nuevo curso sobre “Seguridad y defensa de la patria”, hay un uniforme de soldado, material de primeros auxilios para zonas de combate, así como granadas y fusiles.
“Es bueno para nuestros hijos, porque cuando sean adultos jóvenes, entrarán en el ejército. He visto por mí mismo que algunos no saben cómo sostener un arma correctamente, ni siquiera saben cómo acercarse a ella, y mucho menos cómo montarla, qué se puede hacer con ella y qué no se debe hacer”, afirma. “Estas lecciones sirven para explicar el comportamiento correcto, las normas y restricciones que hay que cumplir a rajatabla”.
Y el objetivo de las lecciones no es sólo técnico: “Se trata de formar la personalidad del niño. Tienen que saber desde pequeños que un niño es un defensor de su país y de su familia. Tienen que sentir amor por el trabajo, pero también la idea de que a veces hay que tomar la decisión correcta. Y enseñarle cuál es la elección correcta: que no debe dar media vuelta y alejarse, sino al contrario, intervenir y salir airoso de cualquier situación”.
Aquellos que no se unan pueden ver peligrar su vida escolar, como en el caso de una estudiante de la Universidad de Belgorod. Por razones obvias de seguridad, su testimonio se ha mantenido en el anonimato: “El 24 de febrero de 2022, escribí en mi canal de Telegram: ‘A la mierda la guerra’. Durante dos años no pasó nada, y entonces se acordaron de mí”. “Se hicieron públicas unas capturas de pantalla con este comentario: ‘Mira la clase de estudiantes que tenemos en nuestra universidad, ya es hora de que les demos algunas lecciones de patriotismo’. Literalmente en menos de una hora, fui convocada por la facultad. Estaba aterrorizada. Les dije a los profesores que ya había cambiado de opinión. No pasó a mayores, pero hoy estoy bajo vigilancia”, cuenta.
Desde aquella entrevista, el clima se ha vuelto aún más tenso. Las regiones fronterizas ucranianas de Belgorod, Briansk y Kursk están bajo régimen antiterrorista desde el verano. Y al comienzo del nuevo curso académico, la mayoría de los cursos se impartirán a distancia.
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