Ucrania encabeza la agenda de la Asamblea General de la ONU, pero ¿habrá tiempo para algo más?
La agenda también incluye reuniones de alto nivel en torno a la prevención de pandemias y la atención médica universal
La guerra en Ucrania y la visita de su presidente estarán en el escenario principal esta semana en las Naciones Unidas, pero los países en vías de desarrollo también buscarán los reflectores mientras propugnan por acciones más rápidas en el combate a la pobreza y la desigualdad, durante la que será la primera reunión plena de gobernantes mundiales desde que la pandemia de COVID-19 alteró los viajes internacionales hace tres años.
La reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas se lleva a cabo en un momento de polarización y división: La época de mayor tensión y peligro desde la Guerra Fría, según muchos analistas y diplomáticos.
Como argumentos para ello señalan la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022 —la cual trastocó las relaciones de por sí complicadas entre las principales potencias—, así como el impacto persistente de la pandemia, los altos precios de los alimentos, el deterioro de la emergencia climática, la escalada de conflictos y el fracaso a nivel mundial para combatir la pobreza, el hambre y la desigualdad de género.
Para los países en vías de desarrollo, la mayor prioridad es la cumbre de dos días que comienza el lunes con el objetivo de generar acciones de los gobiernos mundiales para alcanzar 17 ambiciosos objetivos para 2030. Además de ponerle fin a la pobreza y el hambre extrema, estas metas incluyen garantizar una educación secundaria de calidad para todos los niños, alcanzar la igualdad de género y tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático. Al ritmo actual, no se alcanzará ninguno de estos objetivos.
La agenda también incluye reuniones de alto nivel en torno a la prevención de pandemias y la atención médica universal.
“Nos encontramos en un momento crítico de la historia de la humanidad”, dijo la semana pasada la expresidenta de Liberia y ganadora del Nobel de la Paz Ellen Johnson Sirleaf.
Cuando comience el martes la reunión anual de alto nivel entre los 193 miembros de la Asamblea General, presidentes, primeros ministros y monarcas de 145 países tienen programados discursos, una cifra muy elevada que refleja la multitud de crisis globales y la falta de acciones.
Por primera vez en años, el presidente estadounidense Joe Biden será el único mandatario de las cinco naciones con poder de veto dentro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que participará de forma presencial. Esto ha desatado quejas en privado de algunos diplomáticos de países en vías de desarrollo que aseguran que las potencias globales no escucharán sus demandas, las cuales requieren de miles de millones de dólares para su implementación.
El presidente de China, Xi Jinping, acudió el mes pasado a Johannesburgo para la cumbre de los BRICS de economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El mandatario ruso Vladímir Putin, sobre quien pesa una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de guerra en Ucrania, no fue a Sudáfrica y no vendrá a Nueva York. El presidente francés Emmanuel Macron, quien asistió a la cumbre del año pasado, optó por recibir al rey Carlos de Inglaterra en París la próxima semana, y Rishi Sunak será el primer premier británico en ausentarse de la Asamblea General en una década, oficialmente debido a una agenda muy apretada.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo a la prensa la semana pasada que no consideraba que la presencia de un gobernante “sea más o menos relevante”. Lo que importa, afirmó, es si su gobierno está preparado para hacer compromisos en torno a los objetivos de Naciones Unidas y a muchos otros temas durante la semana. “Así que esto no es una trivialidad”.
Richard Gowan, director de Naciones Unidas en el International Crisis Group, dijo que después de la reciente reunión del G20 en Nueva Delhi, “algunos gobernantes europeos consideran que en este momento no hay mucho capital político en asistir a las grandes cumbres, y necesitan que se les vea más tiempo en casa”.
Se refirió a la situación en Naciones Unidas como “desoladora”, y señaló que “parece que estamos mucho más cerca del borde de un abismo” en cuanto a diplomacia en la ONU que hace un año. “Las tensiones entre las grandes potencias están teniendo un efecto mayor y más grave sobre la organización”, puntualizó.
Ante la noticia de que Xi, Putin, Macron y Sunak enviarán en su lugar a funcionarios de menor rango, el presidente de Ucrania Volodymyr Zelenskyy sin duda recibirá todavía más atención luego de 19 meses de guerra sin un final en el horizonte. El discurso de Biden del martes también será analizado a fondo por la postura de Estados Unidos sobre Ucrania, China y Rusia.
Zelenskyy se dirigirá a la asamblea el martes, y un día después asistirá a una reunión del Consejo de Seguridad en la que Ucrania se enfocará en los principios de la Carta de las Naciones Unidas, la cual requiere que todo país respete la soberanía e integridad territorial de los demás. Dicha sesión podría dar pie a un espectáculo único en el que Zelenskyy y el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, estén en la misma sala.
Durante toda la semana estará el espectro de que la razón misma de la existencia de las Naciones Unidas —unir a los países para fomentar la paz y la seguridad— se está volviendo más complicada debido a las divisiones entre Occidente, Rusia y China, así como por el ascenso de grupos regionales de posturas similares que están creando un planeta multipolar.
Guterres, quien pronunciará su discurso sobre el estado actual del mundo durante la apertura del Debate General del martes, asegura que les dirá a los dignatarios mundiales que este no es el momento para “adoptar posiciones” o para la “indiferencia o la indecisión”.
“Este es momento para unirse en torno a soluciones reales y prácticas”, dijo el secretario general. “Es momento de comprometerse por un mejor mañana”.
Guterres, quien asegura que la guerra en Ucrania ha agravado las divisiones, señaló que el cambio actual hacia un “mundo multipolar” fragmentado no resolverá la miríada de problemas que enfrenta el planeta.
Al mismo tiempo, afirma que las instituciones multilaterales creadas después de la Segunda Guerra Mundial — la ONU y su influyente Consejo de Seguridad, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional — son obsoletas y necesitan reformarse “para volverlas más justas y equitativas, y que sean una mejor representación del mundo actual”.
Una investigación del FMI publicada recientemente reveló que si el mundo se fracturara en dos sistemas económicos, financieros y comerciales distintos, “la pérdida sería de unos 7 billones de dólares al año”, comentó Guterres, por lo que es crucial contar con una economía global y un acuerdo para regir “tecnologías revolucionarias como la inteligencia artificial”.
La embajadora de Suiza ante la ONU, Pascale Baeriswyl, dijo que la cumbre sobre los 17 objetivos de Naciones Unidas es el evento más importante de la semana fuera de las reuniones uno a uno entre mandatarios mundiales. Expresó su preocupación de que, con tantas crisis, pueda ser difícil generar atención y voluntad política suficiente para encontrar soluciones.
Gowan dijo que la visita de Zelenskyy a Nueva York es una oportunidad para que interactúe con gobernantes del Sur global y otros dignatarios con los que no se ha reunido. Pero Gowan dijo que existe una creciente presión para encontrar una solución diplomática a la guerra, y que si Zelenskyy dice que “este no es un momento para la diplomacia” e insiste en que Ucrania debe seguir luchando, “pienso que recibirá muchas críticas”.
A Guterres se le preguntó cómo mantener un enfoque que vaya más allá de Ucrania y enfatice los objetivos de la ONU. “No queremos tener un solo reflector”, respondió. “Tenemos la posibilidad, como en muchos escenarios, de tener distintos reflectores”.
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