Talibanes en la COP29: una presencia inédita desde su regreso al poder en Afganistán

La delegación talibán expone los efectos del cambio climático en su país

Casas dañadas tras las fuertes inundaciones en la provincia de Ghor, oeste de Afganistán. (Fuente externa)

La COP29 comenzó el lunes 11 de noviembre en Bakú (Azerbaiyán). Y aunque destaca por la ausencia anunciada de muchos líderes, sorprende la presencia de los talibanes: una primicia desde su regreso al poder en Afganistán en agosto de 2021. Afganistán es sexto país más vulnerable al cambio climático.

Los talibanes ya habían intentado asistir a la anterior COP, la COP28, celebrada en Emiratos Árabes Unidos, pero se les denegó el visado. Esta vez, Azerbaiyán invitó al régimen talibán y le proporcionó los visados. Como resultado, una delegación de la Agencia Nacional Afgana de Protección del Medio Ambiente se encuentra en Bakú.

Puede que sólo tenga estatus de observador. Sin embargo, para los talibanes es una oportunidad de exponer el impacto del cambio climático en Afganistán, uno de los países en primera línea del cambio climático.

La presencia de los talibanes en Bakú es una victoria diplomática para el régimen talibán, que lleva buscando el reconocimiento internacional desde que tomó el poder en 2021, pero no lo ha conseguido. Ningún Estado reconoce oficialmente al régimen talibán, pero muchos han reabierto sus embajadas en Kabul, entre ellos Azerbaiyán. La cuestión de si los líderes mundiales deben entablar relaciones con el gobierno talibán sigue siendo tan complicada como siempre, tres años después de que tomaran el poder.

Un profesor de la Facultad de Ciencias Medioambientales de la Universidad de Kabul, citado por nuestros colegas afganos en el canal de televisión TOLOnews, afirma: “Esta participación de los talibanes no carece de valor y podría ser eficaz para reactivar más de treinta proyectos medioambientales”. Al fin y al cabo, el medio ambiente no figura en el pliego de condiciones de los proyectos de desarrollo humanitario, que son los únicos que mantienen las organizaciones internacionales en Afganistán.

Afganistán es responsable del 0.08% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y sin embargo es el sexto país más vulnerable al cambio climático. El país sufre repetidas sequías, que han desplazado a miles de personas, sobre todo en el oeste del país.

El país también se enfrenta a inundaciones repentinas, catástrofes naturales que los científicos relacionan con el cambio climático. Más de 350 afganos murieron en las inundaciones del pasado mayo. Las lluvias que azotaron Afganistán en abril sumergieron los campos, destruyeron los cultivos y diezmaron el ganado. Y en estas zonas, el agua no es potable y no hay más alimentos, en un momento en que el país se enfrenta ya a una de las peores crisis humanitarias del mundo. Según UNICEF, más de 857,000 niños menores de cinco años sufren actualmente desnutrición aguda grave, que puede conducir a la muerte.

Las inundaciones continúan en Afganistán. Decenas de personas han muerto y muchas más están desaparecidas tras un fin de semana de violentas lluvias en el norte y centro del país.

Se enfrenta a fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y graves, como inundaciones sin precedentes, que además se repiten cada año, intensas lluvias monzónicas, olas de calor devastadoras y el rápido deshielo de los glaciares del nortedel país, que provoca el desbordamiento de los lagos glaciares e inunda las zonas habitadas.

Este verano hay varias olas de calor. Jacobabad, en el sur, ha sido varias veces la ciudad más calurosa del mundo. En 2022, el país sufrió las peores inundaciones de su historia: 1,700 personas perdieron la vida, 33 millones de personas se vieron afectadas y franjas enteras de tierras de cultivo fueron arrasadas. El coste de los daños se ha estimado en 30,000 millones de dólares. Y esto tiene un enorme impacto en Pakistán, que se enfrenta a una grave crisis económica desde hace varios años.

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