¿Cómo influye la alimentación en niños con hiperactividad o TDAH?
Somos lo que comemos, por eso es tan importante que los niños que presentan este trastorno lleven una alimentación lo más saludable posible
Muchas veces sólo se toma en consideración la cocina nutritiva cuando se quiere bajar de peso, pero en realidad la alimentación con ingredientes naturales juega un papel mucho más importante para el correcto funcionamiento del cuerpo, especialmente para quienes tienen condiciones especiales que, sin saberlo, lo requieren. Cuando pensamos en niños TDAH, es decir con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, no se nos ocurre pensar que esa galleta dulce que come todos los días es la razón para que su cuerpo reaccione de esa forma. Así lo explican dos profesionales del centro médico Pedineuro, expertas en el área de la alimentación y pediatría neurológica en este primer centro de enfoque neurológico del país, quienes con sus contribuciones expertas ayudan a conocer mejor esta condición recomendando qué clase de alimentación es la más efectiva.
Según la pediatra neuróloga Dra. Dayana González y la máster en nutrición y dietética Génesis Tiapa, cuando hablamos del enfoque biológico y nutricional de niños con trastornos del desarrollo, es decir Déficit de Atención e Hiperactividad, y hasta sería irresponsable excluir su importancia en enfermedades del trastorno del desarrollo como es el Autismo, antes de dar de comer a estos niños lo que ingieren todos los días, es necesario considerar cómo su cuerpo va a digerir esos nutrientes, o si son fáciles o difíciles de aprovechar para él. Acompáñenos a desentrañar la importancia de una correcta alimentación directamente proporcional a la conducta, tanto en el tratamiento como en la prevención de estas condiciones desde temprana edad.
Entonces, ¿cuál es la conexión entre la alimentación y los niños con TDAH?
Dra. Génesis Tiapa: Cuando hablamos de la importancia de la alimentación, en cualquier trastorno de neuro-desarrollo, lo enfocamos desde un punto de vista biológico al origen nutricional de la enfermedad. Hablamos de que, más que ser un problema neurológico que me afecta el intestino, es un problema intestinal que me afecta el cerebro.
Entonces tenemos una serie de alimentos, nutrientes y anti-nutrientes que, al ingerirlos, inflaman el intestino, lo vuelven permeable a toxinas, a elementos inflamatorios. Eso activa un sistema inmunológico que ya tiene cierta predisposición al cúmulo de toxinas en un niño que ya cuenta con una condición con un nivel de desintoxicación menor. Y todo eso viaja por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, por lo que a una persona que no tenga esta sensibilidad a esos alimentos, estos no deberían entrar por esos espacios entre el intestino ni atacar nada desde el punto de vista cerebral.
En términos de ese menú saludable que podría construirse para esos niños, ¿cómo se encuentra el balance para que coma alimentos que le hagan provecho, pero también que a él le gusten?
Dra. Tiapa: No usamos todos los alimentos, pues de por sí los niños con trastornos de desarrollo tienden a desarrollar repulsión hacia ciertos alimentos que no les gustan. Y a veces no es porque desde el punto de vista neurológico o psicológico no los quieran, sino porque el mismo cuerpo les genera una repulsión.
En ese caso, a veces el menú no es tan variado porque tenemos que combinar lo que a él le gusta con lo que a él le conviene e idear formas creativas con los alimentos en forma de figuritas y texturas que le llame la atención. Y una vez que vamos sanando el intestino, esta repulsión a los alimentos irá mejorando y aceptará comer más cosas que en un inicio, por lo que se vuelve mucho más fácil armar el menú.
¿Existe una tabla, como una pirámide de alimentación, con la que se le puede explicar directamente al niño con déficit de atención e hiperactividad, qué puede ingerir?
Dra. Tiapa: Una pirámide como tal, justamente para TDAH no existe, o por lo menos no tengo el conocimiento hasta ahora. En cuanto a esa educación directa al niño, depende mucho de la edad. o de qué tanta conciencia el niño haya desarrollado: puede tener la idea de ‘okey, no voy a comerlo’. Y eso depende mucho de la educación que haya recibido de sus padres. Ellos juegan un papel fundamental en todo esto porque va a ser el primer patrón que el niño va a seguir.
Por eso también es muy importante que en casa la alimentación especial no sólo sea para él, y los demás coman cosas que a él no le conviene, sino que toda la familia pueda adoptar un cambio de estilo de vida general. Así se irá acostumbrando a que eso es lo normal, porque la mayoría de los patrones alimentarios actuales no son tan saludables por cuestión de cultura. Uno crece creyendo que eso es lo que está bien y lógicamente va desarrollando su vida acorde a lo que está aprendiendo.”
Dra. Dayana González: Es importante saber que la pirámide normal de alimentación está basada en un primer plano en carbohidratos, en segundo en vegetales y frutas; después vienen las proteínas y las grasas. Entonces, ¿qué tan contradictoria es esa pirámide alimentaria con relación a lo que es una alimentación óptima para el cerebro?
Dra. Tiapa: Sí, tiende a ser bastante contradictoria. Incluso ahora mismo me viene a la mente que podríamos diseñar una especie, quizás no de pirámide, sino un esquema propio de Pedineuro para explicar, de una forma creativa, tanto al padre como al niño todo esto. Porque, si bien dice la doctora González, la base de la pirámide nutricional va enfocada a carbohidratos provenientes de cereales, pan, trigo, avenas, maíz, que en la mayoría de los niños con este tipo de condición no deben usarse o genera un efecto contraproducente, y al niño probablemente en el colegio le van a enseñar que eso es lo que se debe comer, probablemente no va a entender por qué él no.
Dra. González: Muchas veces veo en la consulta que lo que estos niños llevan en la lonchera son puros carbohidratos: su jugo con alto contenido de azúcar, endulzado, más el pan, más bizcochitos, la galletita y todo eso. Y los profesores vienen y nos dicen que el niño está eléctrico, que está muy inquieto, que no se puede quedar tranquilo, no se concentra y muchas veces no aprende con la misma velocidad que debería de acuerdo a su edad.
Dra. Tiapa: Eso es algo que tenemos que corregir desde la casa. También está muy ligado a la sanidad intestinal, la llamada disbiosis, que es cuando se desarrollan bacterias en nuestro intestino que no deberían estar ahí, u hongos, como es el caso de la Cándida, uno de los más frecuentes, y la Cándida se alimenta principalmente de azúcares y carbohidratos. Incluso, en muchos niños, a veces tenemos que disminuir mucho la fruta, que se entiende que es saludable. Todo eso todo dependerá de cada caso particular, pero evidentemente la alimentación que suele dársele a un niño tradicionalmente no le favorece para nada.
Dra. González: Y en ese sentido, también veo en la consulta a niños que desde temprana edad están sufriendo de estreñimiento, incluso crónico, donde te preguntas: ¿qué tanto pudiera estar afectándole en ese proceso de disbiosis? O lo que podemos decir, un intestino permeable, como cuando tenemos un colador, y en lugar de que ese colador no deje pasar bacterias al torrente sanguíneo y de ahí al cerebro, lo deje pasar todo. Eso es lo que pasa con el intestino. Ese colador hace que esa respuesta inflamatoria sea generalizada y el comportamiento de los niños cambie y este es un fenómeno en el que influye importantemente la alimentación.
Dra. Tiapa: Importantísimo, porque aunque no lo teníamos tan identificado hasta hace algunos años, eso va a dictar mucho el comportamiento. En nuestro intestino se genera aproximadamente el 70% del sistema inmunológico y de ahí va a depender el hecho de que el mismo cuerpo ataque el mismo tejido, confundiéndose, creyendo que está atacando algo que no debe. Y ahí se va generando todo tipo de respuestas auto-inmunológicas, que en este caso particular afectan todo lo que es el sistema cognitivo. Así que es importantísimo que tengamos una alimentación adecuada. De hecho, hace poco salió un estudio que mencionaba que por cada gramo de gluten (una proteína que está dentro del trigo, principalmente, pero también hay muchos cereales parecidos) que se le dé al niño antes de los tres años, aumenta de forma importante su predisposición a padecer autismo, TDAH u otros trastornos del desarrollo. Lo más importante cuando iniciamos la alimentación a partir de los 6 meses, luego de la lactancia materna exclusiva, es que le demos al niño alimentos ricos en nutrientes, lo más naturales posibles y lo menos modificados genéticamente.
Dra. González: Como sabemos que en el cerebro hay neuroquímicos, los neurotransmisores, mucho de esto va a afectar la transmisión eléctrica de ese cerebro. Por lo tanto, se va a interferir todo lo que es el procesamiento, y la velocidad de procesar la información de ese niño, la atención, la concentración, la memoria y todos los procesos cognitivos. Por ende, vamos a ver niños cuya atención, su hiperactividad y su conducta, generalmente una conducta explosiva, donde el niño no mide el peligro porque tiene un efecto en esos neurotransmisores de su cerebro, se verá interferida por todos estos tóxicos.
Tuve el caso de un niño que comía muchas galletitas con chocolate y me llamaron la atención sus ingredientes, que tenían en común un colorante llamado tartrazina. Este niño tenía una actividad exagerada y sufría de dolores de cabeza. Con el sólo hecho de quitarle esas galletas de su alimentación mejoró tanto con su dolor de cabeza como con el problema de la actividad exagerada. Y es que somos lo que abosrbemos y cómo nutrimos esas células, que generalmente lo hacemos con alimentos vacíos con poco valor nutricional.
Dra. Tiapa: Es que todo se absorbe, y altera la producción de los neurotransmisores, que deberían encargarse de apaciguar, de que el estado de la conducta se encuentre tranquilo, estable. Cuando no es así existe un desbalance completo en la conducta y el comportamiento.
Fotos y video: Eddy Vittini
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