La revolución de Los Alcarrizos
Fue aplastada sin misericordia por el régimen haitiano
En los primeros años de la ocupación haitiana, hubo conatos separatistas, pero el que más impacto causó por la severidad de las sanciones que se aplicaron a los sediciosos fue la Revolución de Los Alcarrizos, movimiento gestado por un grupo de hombres con el propósito de echar al gobierno de Boyer y buscar la protección de España.
Los caudillos de la asonada de 1824 fueron Baltazar de Nova, Antonino González, Juan Jiménez y el presbítero Pedro González.
Según José Gabriel García, la derrota se debió a “una imprudencia que cometió Baltazar de Nova, quien adelantándose a la hora del pronunciamiento, reunió en las inmediaciones de San Carlos una partida de hombres de los campos, causando la alarma de las autoridades y excitando el furor del general Jérôme-Maximilien Borgella, quien salió con doscientos hombres a dispersar y perseguir a los amotinados, de los cuales unos huyeron y otros cayeron prisioneros”.
Los insurrectos capturados fueron sometidos a juicio y condenados a muerte. Ejecutaron a Juan Jiménez, Lázaro Núñez, Facundo Medina y José María Altagracia. El padre González, Juan Serra y otros fueron desterrados a la parte haitiana, pero lograron escapar Baltazar de Nova y Antonio González. El primero se embarcó hacia Venezuela y el segundo se ocultó en el Cibao, mientras persistió la dominación.
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