Una prueba sorteada con éxito

El pasado sábado fue celebrado el sorteo para la conformación de los grupos del Mundial Femenino Sub-17, en el marco de una ceremonia muy bonita en el Monumento a Montesinos del Malecón de Santo Domingo. El compromiso asumido, genera una responsabilidad tremenda para nuestro país, que como ya se conoce, será sede por primera vez de un evento FIFA de este tipo.

Cuando nos proponemos quedar bien como colectivo el esfuerzo recompensa, y en esa dirección se debe seguir trabajando para salir exitosos el próximo octubre. Los desafíos, que se han ido y se seguirán sorteando en el camino, son tremendos. La organización que se exige no admite excusas ni dilaciones y nos empuja a vernos las caras con los retos no resueltos de toda la vida en nuestro deporte para, contrarreloj, solventarlos lo mejor que se pueda.

Me consta que hay gente dedicada trabajando de manera incansable tras bastidores, con mucha voluntad, sin necesidad de exposiciones públicas, remando contra esas corrientes que de la boca para afuera se llenan los labios con esa frase ‘por el bien del fútbol’ con la que disfrazan sus intereses personales y que tanto daño han hecho.

De la primera gran prueba superada con sobresaliente, el desafío a largo plazo que tiene este evento es de alguna manera garantizar un impacto duradero en el fútbol femenino; en otras palabras, que nos quede un buen legado. Que luego, desde su conclusión, se desarrollen de manera exponencial programas de fútbol base para niñas y jóvenes, se ponga el ojo en la formación de entrenadoras, árbitras y, que finalmente, vivamos el renacimiento del campeonato de primera división con la perspectiva a largo plazo de su profesionalización.

Será fascinante observar durante estos meses cómo la difusión y promoción del evento enfrentarán y desafiarán los estereotipos de género profundamente arraigados en una sociedad donde la lucha por los derechos de la mujer sigue enfrentando grandes resistencias. El fútbol femenino, tal como se ha demostrado en diferentes partes del mundo, cuenta con el poder de cuestionar y abrir conversaciones necesarias –para muchos incómodas– sobre protección, reconocimiento e igualdad.