Un año de la Marcha Verde: a pulso más pausado

Vista aérea de la concentración de la Marcha Verde, el 28 de enero de 2018.

SANTO DOMINGO. A un año de iniciar el movimiento de la Marcha Verde, que lleva como bandera la lucha contra la corrupción y la impunidad, su pulso de convocatoria parece ir más pausado. La concentración convocada para este domingo en las inmediaciones del Palacio Nacional, 371 días después de su primer impulso, reiteró sus reclamos contra el actual gobierno y sumó otros, pero probablemente no alcanzó las expectativas de asistencia.

No obstante de esta inevitable comparación, la manifestación mantuvo el mismo ambiente diverso, festivo y organizado que ha sido su marca, reafirmando el protagonismo de los movimientos sociales y dejando en la sombra a los políticos.

El ritmo de los tambores, los pitos de las vuvuzelas, letreros, consignas, coros y arengas fue el sello distintivo de la protesta que congregó grupos estudiantiles, sociales, provinciales y barriales que evitaron identificarse visualmente, aunque se observaron banderas del Frente Estudiantil de Liberación Amín Abel (Felabel), una ambulancia de la fundación del comunicador Salvador Holguín y una camioneta con un tanque pintado de verde donde se leía “Elpido Infante, presente”.

Ni frente ni detrás del Palacio Nacional

Alrededor de las 9:40 de la mañana, veinte minutos antes de la hora pautada para la manifestación, la intersección de las avenidas 30 de Marzo con 27 de Febrero era el acceso más concurrido a las inmediaciones del Palacio Nacional.

En cada extremo se concentraron grupos, mostrando letreros en que se observaba el rostro del presidente dominicano Danilo Medina y de un nuevo protagonista de la Marcha Verde: el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, cuya reelección ha sido cuestionada por denuncias de fraude.

Narciso Isa Conde, dirigente del Movimiento Caamañista, es el rostro identificable en ese lugar. Recibía a los que llegaban y que tomaban la avenida 30 de Marzo en dirección sur, hacia la tarima colocada en el extremo izquierdo del Palacio Nacional, en el parque Sagrado Corazón.

“¡El batallón, pero el miedo es libre!”, dice un hombre que ondea una bandera color verde al observar la línea de agentes policiales y militares, colocados detrás de una barrera de metal, y que se extendía a todo lo ancho de la avenida México en su intersección con la 30 de Marzo.

La escena, de los agentes y las barreras, se repetía en las demás calles y avenidas que dan acceso a la sede de gobierno, como la Doctor Delgado, la Pedro Henríquez Ureña, la Moisés García, la Doctor Báez y la Luisa Ozema Pellerano.

“Ustedes trabajando para esos vagos”, “Cuidando esa cueva de corruptos”, “Ustedes ganando cheles para proteger esos ladrones”. Eran algunas de las frases que varios manifestantes les dirigían a los policías y militares que custodiaban los bloqueos. Tras las barreras, silencio.

Pocos minutos antes de las 10:00 de la mañana se observan grupos pequeños de personas que se aglomeraban en las cercanías de la tarima. Los vendedores de comidas, bebidas, helados y de distintivos de la Marcha Verde se acomodaban en los lugares que consideran convenientes.

“Las camisetas están a 150 (pesos)”, responde un vendedor que empieza a acomodar la mercancía de la Marcha Verde. Mientras detalla el precio de las sombrillas verdes, saca una funda con gorras que identifican los equipos de béisbol dominicano que se enfrentan esta semana en la serie final del torneo invernal de ese deporte: Los Tigres del Licey y las Águilas Cibaeñas.

“Hay que buscárselas”, sonríe.

Justo las 10: 00 a.m. en punto, un grupo grande de personas llega al punto de encuentro desde el norte de la avenida 30 de Marzo. “¡Ese delincuente fuera del Palacio!”, vociferan a ritmo de tambores y cornetas. Con ellos llegan pancartas en las que se leen “Honduras se levantó. Nosotros estamos en eso” y “Que se vayan todos” (la imagen del presidente Medina está acompañada por la de los expresidentes Hipólito Mejía y Leonel Fernández. También del presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas, y del Partido Reformista, Federico -Quique- Antún).

Junto con estos letreros llegan otros que suman temas alejados de la lucha anticorrupción. “Minería del oro. Minería Tóxica”, “Feminicidas protegidos por la impunidad”, “Ley Electoral y de Partidos. ¡Una necesidad!”, “El sicariato también es impunidad” y “La mafia del gas propano”. Algunas identifican el lugar de procedencia de los manifestantes: Hato Mayor, Santiago Rodríguez, Haina, entre otros.

Veinte minutos después, llega otro grupo más numeroso, desde el sur de la avenida 30 de Marzo. Casi al mismo tiempo otro grupo arriba desde el este de la avenida México.

Una vecina de la zona observa con una mueca de desaprobación en la cara. “Para mí esto no es ninguna solución. Si verdaderamente esto, en este país, tuviera efecto, mañana lunes tuviéramos el combustible a 50 pesos, si esto fuera verdadero. Pero aquí esto no tiene ninguna validez. Creo que se debe usar otro método, pero esta no es la forma. Mañana todo va a seguir igual”.

Arengas, hip hop... y Donald Trump

Las decenas de manifestantes se congregan frente a la tarima, a espaldas del Palacio Nacional. La aglomeración se extiende, dispersa, hacia la 30 de Marzo, en dirección norte.

Hay una presentación musical, es hip hop. Lo interpreta un dúo. Stivel Fresa en colaboración con RR Flow. Dos presentadores arengan a los presentes. “¡¿Qué es lo que hay ahí?!”. “¡Ladrones!”, responde el público. El ánimo sube. “¡El pueblo trabajando y el PLD (Partido de la Liberación Dominicana, en el gobierno) robando!”, “¡Cuevas de ladrones!”. Son algunos de los coros vociferados. La periodista Altagracia Salazar se dirige a los presentes y ofrece datos sobre sonados casos de corrupción, como Odebrecht y la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE).

A las 11:00 de la mañana se interpreta el Himno Nacional.

Sube el Señor KR, un intérprete de hip hop. Luego de cantar letras referentes a los problemas sociales, como los feminicidios, hace una defensa a su género. Afirma que si la música urbana fuera música de delincuentes, “Danilo Medina fuera su mejor intérprete”.

Salazar toma el micrófono y asegura que han bloqueado la 30 de Marzo para “que los del sur no lleguen”. Pero la vía no está bloqueada, aun llegan grupos de personas desde ambas direcciones de esta avenida, sin que ninguna barrera lo impida.

El periodista Huchi Lora es presentado. Critica la presencia del nieto del dictador Rafael Leonidas Trujillo, Ramfis Domínguez Trujillo, en las celebraciones por la conmemoración del natalicio de Juan Pablo Duarte y cierra su participación con una décima luego de invitar a seguir el ejemplo del patricio.

“Tú eres Juan Pablo Duarte”, es el pie forzado que pide repitan junto con él.

Entre los manifestantes hay varias caras políticas conocidas. Max Puig, presidente de la Alianza por la Democracia (APD), conversa al fondo, cerca de las barreras de metal. A pocos pasos está Minou Tavárez Mirabal, presidenta de Opción Democrática. No muy lejos se encuentra Milagros Ortiz Bosch, exvicepresidenta de la República y miembro del Partido Revolucionario Moderno. En los alrededores de la tarima, ofreciendo declaraciones, está Manuel Jiménez, excandidato a la alcaldía de Santo Domingo Este por el Frente Amplio. Con un móvil en las manos, tomando fotos y haciendo videos, camina entre la gente Claudio Caamaño Vélez, excandidato a diputado por Alianza País.

Mientras se desarrollan las actividades en la tarima, colocada justo delante de una estatua de Jesucristo apuntando su corazón crucificado, en el público se extiende un letrero en el que está una imagen del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Junto a la foto del presidente estadounidense están la de los rostros de varios dirigentes políticos, funcionarios dominicanos y personajes influyentes, entre ellos Ángel Rondón, señalado como el intermediario en los sobornos de Odebrecht en el país. En el texto que acompaña el letrero se pide a Trump intervenir para actuar contra ellos, retirando sus visas.

Y a partir del día 11

Casi al mediodía se lee el manifiesto, a cargo de los activistas Jenny Lozada y Jesús Díaz. Les acompaña un grupo en tarima. Reclaman una Asamblea Constituyente para lograr “transformaciones constitucionales que garanticen un Poder Judicial, Ministerio Público y Cámara de Cuentas con plena independencia política, funcional y administrativa”.

Demandan prisión para los responsables en los casos de corrupción, transformaciones institucionales y la concreción de la Ley de Partidos.

Aplausos, pitidos, retumbes de tambores, las arengas, los aplausos.

Al final, la advertencia. “Ante la falta de respuestas estatales a nuestras demanda de justicia plena, desde la movilización de la calle permanente intensificaremos las formas y herramientas de lucha, para lo cual a partir del 11 de febrero iniciaremos las consultas ciudadanas para la realización de paros pacíficos municipales, provinciales y nacionales”.

Se finaliza con el Himno Nacional. A los pocos minutos la gente empieza a dispersarse.

“Gracias”, le dice una señora a un grupo de tres agentes de AMET, apostados hacia el sur de la avenida 30 de Marzo. “Ya se acabó, la gente empieza a irse”, se escucha desde el radio comunicador de uno de ellos.

Un anciano camina lentamente, sosteniendo un globo y una cinta, ambos de color verde. “¿Anda sólo?”, pregunta una mujer preocupada. “Sí”, responde el señor. “Cuídese”, se despide la joven.

“¿Había mucha gente?”, pregunta casi a gritos un vigilante privado que cuida las puertas cerradas de un almacén al que pasa hacia el parque Independencia. “Había gente, sí, pero no tanta como la otra vez”, le responde un señor. El vigilante insiste, pero esta vez le contesta un grupo de jóvenes. “Sí, vino mucha gente”.