Especialistas ven como alarmantes los niveles de violencia social en República Dominicana
La mayoría de homicidios y heridas ocurridos este año se dio en lo que las autoridades denominan conflicto social
Entre el lunes y martes pasados, la prensa nacional recogió por lo menos cuatro casos de violencia que, de entrada, no se vinculan a lo que las autoridades consideran como hechos delictivos, sino a problemas de convivencia social.
Un audiovisual muestra a un conductor que, ante la imposibilidad inicial de adelantar al vehículo que le antecede, decide chocarlo y provocar que éste se accidente en una calle de Navarrete. En otro video, un hombre de 27 años cuenta los intentos de una joven de 17, que define como su expareja, de cortarle el pene mientras ambos estaban en una cabaña.
El más mencionado de los casos, por la figura involucrada, fueron las heridas que recibió de su esposa el exponente de música urbana Enmanuel Reyes, popularmente conocido como El Mayor Clásico. Luego, la mujer de éste explicó en otro video que reaccionó así porque también fue agredida.
La prensa se hizo eco, además, del apresamiento de Diloné Serrata, otro exponente de música urbana conocido como Dilon Raby, por acusaciones de haber agredido a su madre.
Esa es solo una muestra de los conflictos interpersonales y sociales que arropan a la sociedad dominicana y que los especialistas en el estudio de la conducta humana consultados por Diario Libre califican de alarmantes y la atribuyen a un deterioro de las instituciones bases de la sociedad, como son la familia, la educación, las iglesias y el propio Estado.
Las cifras
Más allá de los casos que salen en los medios de comunicación, las estadísticas que presentan los organismos de seguridad estatales sobre los hechos de violencia que se dan en el ámbito de la convivencia social aportan mayor precisión.
Un análisis estadístico de criminalidad que presentó la Policía Nacional el pasado jueves indica que, entre enero a junio de este año, hubo 1,174 reportes de heridas en el país, de las que 605 (igual al 51 %) ocurrieron con un arma de fuego en medio de un “conflicto social”, frente a los 569 que atribuyen a la delincuencia.
En ese periodo hubo 553 homicidios que se clasifican en: 359 por conflicto social y 194 por delincuencia, un 65 % frente a un 35 %, respectivamente.
La cantidad de conflictos que se dan en ambientes de convivencia ha despertado la preocupación del Ministro de Interior y Policía, Jesús Vasquez, que en agosto del año pasado daba el dato de que el 67% de los hechos de violencia que ocurren en el país estaban relacionados a problemas de convivencia ciudadana. Entonces advertía que era imposible hablar de paz y seguridad sin no había ciudadanos comprensivos.
Las estadísticas más recientes que cuelga el Ministerio de Interior y Policía en su página web datan de 2022. Ese año se reportaron 1,389 homicidios, de los 797 ocurrieron en ambiente de convivencia, frente a 371 que se atribuyen a la delincuencia. También hubo 221 por causa desconocida.
Ese mismo año se reportaron 3,125 casos de golpes y heridas que las autoridades lo clasifican en: 1,340 casos por delincuencia, 1,213 por convivencia y 572 por causa desconocida.
Las cifras de 2022 muestran un incremento respecto a años anteriores. Se hizo la comparación con 2019, para medir previo a la pandemia del COVID-19, señalada por algunos especialistas como uno de los detonantes de las actitudes violentas. Ese año, los homicidios reportados fueron 689 por convivencia, 296 por delincuencia y 41 por razón desconocido, para un total de 1,026.
De los golpes y heridas el registro fue de 1,259 hechos por motivo de convivencia, frente a 884 relacionada a la delincuencia y 421 por causa no especificada, que suman 2,564 casos.
Otra muestra de lo agresiva que puede ser la convivencia entre algunos ciudadanos, es lo que ocurre en el ámbito del hogar. La misma Policía, a través de la Dirección Especializada de Atención a la Mujer y Violencia Intrafamiliar (Deamvi), informó que en apenas una semana dieron solución a un total de 45 casos de agresión física y verbal, amenazas, así como otras infracciones contra mujeres y menores de edad.
Causas: de la pandemia a lo urbano
Las causas que empujan la violencia en República Dominicana son analizadas desde el punto de vista sociológico y sicológico por dos especialistas de esas ramas del saber que coindicen en señalar un deterioro de las instituciones bases de la sociedad.
También apuntan a algunos detonantes que hacen más visible la violencia, como su normalización a través de manifestaciones culturales y las secuelas de la pandemia del COVID-19, pero insisten en que en el país hay un problema de base estructural, más que coyuntural.
“Ciertamente, el problema de la violencia interpersonal y social es ya alarmante. He acuñado la expresión de que es el mal nuestro de cada día”, expone el sociólogo Celedonio Jiménez, que luego pasa a señalar las causas.
“El principal es el amplio deterioro de instituciones sociales tales como la familia, la escuela, la religión y otras. La familia, de más en más, se va convirtiendo en un espacio donde se aprende y se practica la violencia en diversas vertientes. En la escuela también se aprende y se practica la violencia”.
“Junto a lo anterior -agrega- vivimos estructuras económicas y sociales poco equitativas, muy desiguales, generando frustraciones que se traducen en mal humor y violencia que se lleva al conjunto de la sociedad”.
Jiménez suma a esos factores dos elementos coyunturales. Primero la pandemia que, a su juicio, tuvo efectos catastróficos social y psicológicamente, así como la influencia de la llamada música urbana que la ve como una desgracia porque contribuye a normalizar la violencia, a retroalimentarla.
Aclara, sin embargo, que esta música es a la vez causa y efecto de las señaladas estructuras sociales, educativas y económicas que tiene la sociedad dominicana.
“Lo que pasa en el país en cuanto a violencia va más allá de acontecimientos o fenómenos coyunturales. Sus raíces se hunden principalmente en nuestros males estructurales. El dominicano ha sido llevado a eso por las condiciones sociales y económicas en que supervive”, dice Jiménez, que carga con la mayor responsabilidad al Estado, pues es el que tiene más recursos para atender esos males.
Fortalecer las instituciones
Desde el punto de vista psicológico, el doctor Luis Vergés plantea que las manifestaciones de violencia responden a un modelo adversarial de resolución de conflictos.
“La esencia de la violencia es el uso de la fuerza como método para lograr el sometimiento de los demás. La violencia es un fenómeno funcional que en la medida que va logrando resultados para complacer las necesidades de los agresores, pues cada vez tendremos más agresores utilizando ese mismo método”, explica.
Advierte, como Jiménez, que los valores cívicos ciudadanos han estado rezagados y que, para poder resolver el problema, es necesario volver a fortalecer las instituciones que fundamenta la vida en sociedad, tales como la familia, la escuela y el Estado, al que llama a una mejor coordinación entre sus políticas públicas y la ciudadanía.
Vergés cree necesario que se incentive el autocontrol, pues ningún Estado puede regular y controlar a plenitud el comportamiento y las motivaciones particulares de todos sus ciudadanos. Pide, además, un enfoque no partidista del tema de la violencia y que se asuma con mayor responsabilidad entre las figuras públicas que, de una forma y otra sirven de mal ejemplo a otros.
“Hace falta un paradigma de buen trato y eso tiene que preconizarse, practicarse y ejecutarse entre todas las instancias, desde el Estado, las familias, las escuelas, las iglesias y los medios de comunicación”, puntualiza.
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