Nicaragua aún en expectativa por diálogo mientras sube cifra de muertos

El obispo Abelardo Mata advirtió de “más sangre y dolor” si el presidente Ortega no toma consciencia de la actual crisis.

Vista de una pintada en la que se lee No hay repliegue el viernes 8 de junio de 2018, en Masaya (Nicaragua). (EFE/Jorge Torres)

MANAGUA. Nicaragua se mantuvo ayer a la expectativa de una respuesta del presidente Daniel Ortega sobre una propuesta de “democratización” presentada en el diálogo nacional, que se encuentra suspendido, mientras el número de muertos en las protestas aumentó a 135.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) elevó a 135 el número de personas que han muerto en Nicaragua desde que el 18 de abril se iniciaran las protestas contra Ortega, tras ataques anoche a los estudiantes de una universidad estatal.

El ataque a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), la más grande del país, privó de la vida a Chester Chavarría, de 19 años, quien estaba atrincherado en el campus.

El Cenidh enmarcó la muerte del estudiante en los ataques armados que la Policía Nacional y fuerzas “parapoliciales” realizan contra los manifestantes “autoconvocados”, que afirman se manifiestan de forma pacífica.

Esa organización humanitaria sostiene que Ortega es el responsable de cada una de las muertes, incluyendo la de un periodista, al menos tres policías y varios menores de edad, por negarse en reiteradas ocasiones a ordenar el cese de la represión.

El obispo Abelardo Mata advirtió de “más sangre y dolor” si el presidente Ortega no toma consciencia de la actual crisis.

“Aquí ya no hay retroceso. Se saldrá de esta crisis a punta de sangre y tribulación”, alertó el también secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal.

Para el religioso, Ortega tiene la visión de que la gente se está matando entre sí, es decir, no asume su responsabilidad de que son fuerzas de seguridad y “parapoliciales”, las que atacan con armas de fuego a la población.

“El cinismo funciona como una droga para no afrontar la realidad, como un sedante para soportar la vergüenza por el mal cometido y como un estimulante para dar apariencia de fortaleza. Al final el cínico acaba intoxicado”, remarcó, por su lado, el obispo Silvio Báez.

El presidente nicaragüense pidió el jueves a la Conferencia Episcopal tiempo para reflexionar sobre una propuesta de “democratización” presentada en el diálogo nacional.

Una vez que responda formalmente, la Iglesia convocará a la mesa plenaria del diálogo nacional para valorar la respuesta y, por tanto, “la factibilidad de continuar el mismo diálogo nacional”.

El diálogo entre el Gobierno y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -que aglutina al sector privado, sociedad civil, estudiantes y campesinos- fue suspendido poco después de haberse iniciado a mediados de mayo y tras la propuesta de los sectores civiles de adelantar las elecciones como salida a la crisis, lo que el Gobierno tildó de “golpe de Estado”.

Al respecto, la vicepresidenta del Gobierno, Rosario Murillo, pidió orar por la paz, el diálogo y la reconciliación, y mostró su esperanza en que “nuestra patria recupere los rumbos de cariño, encuentro, perdón, reconciliación y sobre todo bien común”.

“La oración es una eficaz herramienta de los cristianos para que se produzcan más y más milagros. El primer milagro que pedimos todos es la paz, la concordia, la capacidad de vivir en cariño, desterrar el odio, que nuestro corazón no albergue odio hacia nadie”, comentó.

Este viernes, el presidente de la iglesia evangélica Ministerio Clamor de Dios Internacional, el puertorriqueño Jorge Raschke, criticó la labor de los obispos católicos y defendió la continuidad del presidente Ortega hasta las elecciones generales de 2021.

“No los oigo llamar a la paz, no los oigo pedir a sus feligreses que no participen en ningún tipo de actividad de esta clase”, anotó Raschke en una rueda de prensa en Managua, donde abogó por “un diálogo verdadero”.

“A los obispos les diría que, para que tengan moral para dirigir un diálogo nacional, ordenen a todos esos curas, que vi con sotanas blancas agitando en manifestaciones a la población, que los remuevan”, apuntó.

Mientras, el Gobierno estadounidense recomendó a sus ciudadanos no viajar a Nicaragua por la escalada de violencia, y ordenó la salida de los familiares de los diplomáticos.

El Departamento de Estado denunció en un comunicado que los perpetradores de esos asesinatos “son matones controlados por el gobierno vestidos de civil”.

Costa Rica, en tanto, anunció que acogerá, mediante visas de cortesía, a las familias de los diplomáticos acreditados en Nicaragua que así lo soliciten.

Las protestas contra Ortega comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.

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