38 años de servicios de salud, educación, medio ambiente y migración
Movimiento presidido por haitiano sirve a toda persona sin discriminación
Desde hace 38 años miles de dominicanos, haitianos y de otras nacionalidades, han recibido atenciones médicas, educación, saneamiento ambiental, y asistencia legal en el Movimiento Social Cultural para los Trabajadores Haitianos (Mosctha) que funciona en el sector Sol de Luz de Santo Domingo Norte.
Es un proyecto que nació para defender y asistir a los migrantes haitianos, principalmente durante el apogeo de la industria azucarera de los años 70 y 80, pero se ha convertido en una ONG al servicio de todos los necesitados sin importar nacionalidad, credo o interés partidario.
Joseph Cherubin es un haitiano que estudió medicina en el país y su vocación de servicio lo motivó a crear el movimiento que ha servido a más de 10,000 personas de varias nacionalidades tanto de la sede de Santo Domingo Norte como una oficina en Santiago.
“Es una entidad sin fin de lucro busca mejorar las condiciones de vida de los migrantes haitianos, sus familias y otra población vulnerable para que tengan una mejor vida, sobre todo los trabajadores de la caña que trabajaron en los ingenios en los años 80”, dijo.
En la actualidad, el centro de salud de tres, niveles ubicado en la calle El Sol número 1 en Sol de Luz, ofrece los servicios de ginecología, odontología, pediatría, laboratorio, radiografía, emergencia y sobre todo existe un programa para pacientes con VIH Sida a los que se les regala el tratamiento, gracias a la donación del Estado Dominicano.
Pacientes de diferentes localidades acuden diariamente al centro en busca de mejorar su salud y, de acuerdo con su director, a todos los pacientes se les da el mismo trato, sin discriminación sean dominicanos, haitianos o de otra nacionalidad.
El costo de los servicios es una contribución para el mantenimiento de la obra y el Estado solo subvenciona el programa de medicamentos para pacientes con Sida, los demás recursos de mantenimientos vienen por diferentes vías.
El filántropo haitiano está casado con una dominicana con quien ha formado una familia. Cuenta que su corazón lo tiene dividido en dos: una parte haitiana y la otra dominicana. Joseph Cherubín es un crítico hasta de su propio país, al afirmar que muchos de los males que padecen sus compatriotas es por los propios haitianos.
Un grupo de ricos de su país maltrata a los más pobres y, según afirma, también en su país existe el problema de la discriminación entre la clase dominante y el pueblo, lo que considera es un mal que no es exclusivo de un país.
A pesar de declararse agradecido del pueblo dominicano y de considerarlo un pueblo solidario, critica la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional que estableció que sólo se consideran como nacionales las personas nacidas en territorio dominicano de padres dominicanos o residentes legales.
Considera injusta la sentencia porque les niega el derecho a muchas personas descendientes de haitianos a tener una nacionalidad, porque entienden que la legalidad o ilegalidad de los padres no deben ser una condena por los niños nacidos en territorio dominicano.
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