Emergenciólogos: reparadores de los daños de una sociedad violenta
Los médicos emergenciólogos ven pacientes destrozados cada día
Los emergenciólogos de los hospitales dominicanos ven con sorpresa el daño que gratuitamente se hace el ser humano a sí mismo, causándose lesiones permanentes, heridas, discapacidad y hasta la muerte. Jóvenes que se mutilan a machetazos en una riña o personas que se destrozan en la carretera en accidentes causados por la imprudencia terminan en las manos de estos profesionales que, en turnos de guardia de 24 horas, se enfrentan a la ardua labor de remendar los daños.
Desde la emergencia del icónico hospital Doctor Darío Contreras, la doctora Sobeida Altagracia Arcángel, ha visto de cerca la violencia sin piedad que manifiesta la gente contra sus semejantes, provocando traumas “devastadores”.
Para ella, lo que se ve en el Darío Contreras sirve como una muestra para evaluar a la sociedad dominicana.
Los días feriados y fines de semana, cuenta que la emergencia se torna caótica con tantas personas heridas, alcoholizadas, gente que ha cometido crímenes, accidentados y un largo etcétera. “Nosotros hemos sabido tener una pistola en la cabeza: sálvelo o sálvelo”, cuenta ella.
Se refiere a unos pacientes que llegaron al hospital heridos en un conflicto entre bandas y violentaron la emergencia. Uno de ellos usó su arma de fuego para pedir que atiendan a su compañero.
Estos médicos se enfrentan al peligro diariamente y reciben frecuentemente agresiones por parte de pacientes y sus parientes. Algunos casos han sido filmados y difundidos en las redes sociales.
La joven doctora no se sobresalta al recordarlo pues el tiempo y su formación la han preparado para lidiar con esos sucesos. “Uno con el día a día desarrolla cierta empatía y habilidad para manejar esas situaciones. Pero hay que ser muy humano para trabajar en el Darío Contreras”, afirma.
La empatía en el trabajo de estos galenos para tratar con la desesperación de los pacientes y la ansiedad de la familia es fundamental, y es algo de lo que se quejan mucho las personas cuando van a hospitales públicos.
El emergenciólogo Ramón Antonio Pérez García, quien es conferencista, escritor y docente en su área, sostiene que el profesional de la medicina debe tener la noción de las emociones que experimentan las personas cuando acuden al médico para comprender el motivo de su comportamiento.
Otra de las emergencias más visitadas es la del Hospital Moscoso Puello, donde trabaja el emergenciólogo Honécimo Santana. Este doctor explica que es impactante tratar a una persona más joven que él con una situación potencialmente mortal.
Señala que “el hecho de uno saber que esa persona que está al lado tuyo es el familiar, es el ser querido, el padre, el hermano, el hijo de alguien más, te impacta y lo obliga a uno a dar el todo por el todo y esforzarse en tratar de sostener esa vida”.
Lo que puede parecer insensibilidad, para él es la necesidad de mantener la calma y una mirada objetiva para resolver los problemas y no cometer errores.
La disciplina
La Emergenciología es una espacialidad relativamente nueva en el país. Sobeida Altagracia Alcántara explica que la disciplina surgió por la necesidad de tener médicos formados para tratar a un paciente que llegue con cualquier tipo de emergencia sin tener que buscar al especialista.
Un paciente con un infarto tendría que esperar a un cardiólogo y una en labor de parto tendría que esperar a un ginecólogo. Pero ahora, los emergenciólogos pueden tratar al infartado hasta estabilizarlo y también realizar el parto. Quienes requieren cirugía son intervenidos por cirujanos.
El doctor Pérez García recuerda que la primera residencia en Emergenciología se creó en el Darío Contreras, la segunda en el Hospital General de la Plaza de la Salud y la tercera en el Salvador B. Gautier.
Así se fue satisfaciendo la necesidad de contar con una mejor atención para los pacientes en situaciones de salud urgentes.
Los médicos entrevistados participaron la mañana del sábado en una carrera de la Sociedad Dominicana de Emergenciología (SODOEM) para pedir la prudencia para que baje la gran cantidad de accidentes de tránsito que ocurren en el país cada año. Esta es la principal causa de muerte en República Dominicana.