VIDEO | El mausoleo de Lenin resiste un siglo después
El mausoleo de la plaza Roja, que acoge desde hace cien años la momia de Lenin, se mantiene en pie pese a la oposición de la mayoría de los rusos
El mausoleo de la plaza Roja, que acoge desde hace cien años la momia de Lenin, se mantiene en pie, imperturbable al paso del tiempo, pese a la oposición de una mayoría de rusos, de la Iglesia ortodoxa y de parte de la élite política, que abogan por dar cristiana sepultura al fundador de la URSS.
"Lenin vive. Una figura histórica de esa magnitud nunca muere. Sus lecciones son tan actuales como cuando murió", comentó a EFE Nadezhda, una octogenaria a las puertas del mausoleo.
En cambio, sólo un tercio de los rusos encuestados con ocasión del centenario de la muerte del líder bolchevique defiende su permanencia frente a las murallas del Kremlin y un 57 % se pronuncia a favor de su enterramiento.
Tema de debate electoral
Al coincidir con el comienzo de la campaña presidencial en Rusia, el futuro de la momia de Lenin entró de lleno en el debate electoral.
"Lenin está enterrado en una cripta, tres metros bajo tierra, en estricta consonancia con todas las leyes, incluido las ortodoxas", aseguró Guennadi Ziugánov, líder comunista y creyente confeso.
Ziugánov, quien tachó de "provocadores" a los que proponen enterrar a Lenin, aseguró que cuenta con el apoyo del presidente, Vladímir Putin.
"Él me dijo: 'Mientras yo esté aquí sentado, esa barbaridad no sucederá'", dijo, frase que va en línea con la tradicional postura de Putin de que dicho paso provocaría una escisión en la sociedad rusa y supondría una humillación para muchos de los nacidos en la URSS.
En cambio, el líder nacionalista, Leonid Slutski, candidato a la Presidencia, recordó que el propio Lenin "quería ser enterrado junto a su madre".
"Es hora de cumplir con la voluntad del revolucionario", afirmó Slutski, cuyo partido calificó el mausoleo de "extraña atracción".
Los historiadores aseguran que tanto su viuda, Nadezhda Krúpskaya, como la amante de Lenin, Inessa Armand, se oponían a la momificación del líder soviético.
Pirámides y obeliscos
El sucesor de Lenin, Iósif Stalin, propuso la momificación en 1923, meses antes de su muerte, pese a la oposición no sólo de la familia, sino del propio Lev Trotski y de casi todos los dirigentes bolcheviques.
En el archivo estatal de historia sociopolítica se puede ver estos días en una exposición los diferentes proyectos de mausoleo que se presentaron para acoger el cuerpo embalsamado del padre del proletariado.
Cada cual más grandioso. Desde pirámides a obeliscos, suntuosos panteones y construcciones babilónicas que incluían gigantescas estatuas del fenecido y que hacían pequeño al mismísimo Kremlin.
El Kremlin optó finalmente por la versión mucho más modesta de un conocido arquitecto, Alexéi Schúsev. En realidad, hubo tres mausoleos. Dos de madera y el actual de mármol y granito, que fue inaugurado en 1930.
Lenin sólo abandonó su hogar durante la Gran Guerra Patria, julio de 1941 hasta marzo de 1945, en que fue trasladado a la región siberiana de Tiumén.
Lenin y la necrópolis del Kremlin
Los liberales y el Patriarcado de Moscú siempre han demandado el desmantelamiento del mausoleo, pero no se conforman con sepultar a Lenin, sino también con retirar a todos los dirigentes soviéticos enterrados en la Necrópolis del Kremlin, que se encuentra tras el mausoleo.
La necrópolis incluye a Stalin y al resto de gerifaltes soviéticos, además de conocidos revolucionarios como Félix Dzerzhinski o Yákov Sverdlov, pero no al defenestrado Nikita Jruschov y al último dirigente de la URSS, Mijaíl Gorbachov.
Pocos recuerdan ya que la momia de Stalin compartió mausoleo con Lenin de marzo de 1953 hasta noviembre de 1961, cuando Jruschov culminó su ataque contra el estalinismo y su culto a la personalidad.
Mientras, la momia de Lenin resiste el paso del tiempo. Según los especialistas del Centro de Biotecnologías y Medicina, que le someten a procedimientos bioquímicos dos veces al año, podrán conservarla intacta por un plazo de tiempo prácticamente indefinido.
En un intento de zanjar la polémica, tanto los defensores como los detractores del mausoleo coinciden al asegurar que la momia de Lenin es más visitada por los turistas, principalmente chinos, que tienen un grato recuerdo del líder comunista que inspiró a Mao Zedong, que por los propios rusos.