La pesadilla de los centros de detención norcoreanos modelada en 3D para no olvidar
ONG busca justicia para víctimas en Corea del Norte
Tornar las experiencias traumáticas en los centros de detención de Corea del Norte en simulaciones en tres dimensiones para que el horror no caiga en el olvido. Es el enfoque de una ONG que busca justicia para las víctimas y rendición de cuentas para los responsables de estas atrocidades.
"Una vez que entras en ese lugar ya no te tratan como a un ser humano", recuerda sobre el Centro de Detención Provincial del Ministerio de Seguridad Estatal en Ryanggang un hombre que huyó a China en 2015 y acabó en este recinto tras ser repatriado por las autoridades del país vecino, práctica estándar del Gobierno de Pekín con los norcoreanos que halla en su territorio en situación ilegal.
"Otros centros de detención tienen algún tipo de luz, pero en este no penetraba el sol", rememora una mujer, que opta también por el anonimato a la hora de recrear su estancia en esta cárcel situada en la ciudad de Hyesan, en la frontera con China, en la que estuvo detenida 70 días a finales de 2008.
Son dos relatos que vertebran la última "investigación visual" de Korea Future, ONG centrada en sacar a la luz las violaciones de derechos humanos a manos del régimen de Corea del Norte para lograr una reparación para los damnificados.
Recreación fehaciente
Estas investigaciones visuales buscan recrear de la manera más fehaciente tanto la distribución física de estos penales como los abusos que se cometen sistemáticamente entre sus paredes, cosas que el régimen norcoreano quiere mantener en secreto.
El primer paso es entrevistar a norcoreanos que han pasado por estos centros, y a sus relatos se suman los bocetos que ellos mismos son capaces de trazar de memoria, además del análisis de fotos tomadas por satélites, cuenta a EFE en conversación telefónica Jiwon Kim, investigador de Korea Future.
Todo ese material se entrega después a una empresa encargada de realizar el modelado en tres dimensiones.
El centro de Ryanggang es el tercer proyecto de este tipo después de las recreaciones tridimensionales de centros de detención situados en Chonjin (costa nororiental) y en Onsong, también junto a la frontera con China.
La razón por la que se eligió Ryanggang para el proyecto más reciente se debe a la gran cantidad de información sobre este lugar que la ONG tenía ya en su creciente base de datos.
Esto se debe a que Hyesan es, por la escasa anchura que tiene el río Amnok a su paso por la ciudad, un lugar idóneo para cruzar el caudal y llegar a China, lo que a su vez lo convierte en uno de los puntos a donde más norcoreanos envían de vuelta las autoridades chinas.
Ese centro de detención es el lugar al que automáticamente van a parar todos esos repatriados que huyeron de Corea del Norte, algo que la ley local considera un delito grave.
Los entrevistados por la ONG describen los denigrantes registros corporales que se efectúan al llegar y que obligan a hombres y mujeres a desnudarse en el mismo habitáculo, la ausencia total de electricidad, los brutales golpes que propinan los guardias o el que haya que dormir directamente sobre el suelo en las celdas.
Violencia sexual y de género
La parte más perturbadora, sin embargo, corresponde al trato recibido por mujeres y niños.
La mujer detenida en Ryanggang en 2008 cuenta que llegó al presidio con su hija de un año y embarazada además de seis meses.
Su bebé comenzó a sufrir de malnutrición cuando ella dejó de producir leche, algo lógico cuando el único alimento que reciben los presos son unos pocos granos de maíz al día.
Le acabaron arrancando literalmente a la niña de los brazos para mandarla a un orfanato y después la obligaron a abortar argumentando que el feto en su vientre tenía padre chino (mezclar la sangre coreana es considerado un acto de traición en el país).
"Hemos tratado de poner el foco en la violencia sexual y de género en el sistema penal norcoreano", cuenta Kim, que añade que estos abortos forzosos son "un práctica muy común para detenidas repatriadas desde China".
"Hemos oído numerosos relatos en los que son sometidas a abortos en condiciones insalubres e inseguras que ni siquiera están supervisados por un doctor o una enfermera", afirma.