Justicia de Colombia libera al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso
El presidente Gustavo Petro lo quiere vincular al gobierno para negociar la desmovilización de grupos del narcotráfico
El colomboitaliano Salvatore Mancuso, el exjefe paramilitar vivo más poderoso de Colombia, salió de prisión este miércoles amparado por la justicia, que le otorgó la libertad tras ser deportado en febrero desde una prisión de Estados Unidos.
Mancuso salió de la cárcel La Picota, en el sur de Bogotá, en una caravana de camionetas blindadas, constató un fotógrafo de la AFP.
Horas antes, la autoridad carcelaria informó que, luego de consultar a varios tribunales, no encontró motivos para detenerlo.
"El señor Salvatore Mancuso quedará en libertad", aseguró el coronel Rolando Ramírez, director encargado del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), en un video enviado a medios.
Su defensa denunció el lunes un plan para asesinarlo, con complicidad de guardianes del organismo penitenciario.
"Por seguridad no es conveniente atender a los periodistas en la Picota", indicó su defensa a los medios en un mensaje de WhatsApp.
El antiguo comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) -los sangrientos ejércitos que enfrentaron a las guerrillas en los años 90 y principios de este siglo- ha anticipado revelaciones sobre los vínculos entre esta organización y las élites políticas y económicas de Colombia.
Mancuso, de 59 años, había sido deportado desde Estados Unidos a Bogotá en febrero.
Desde entonces su caso se transformó en un enredo judicial, pues tenía cuentas pendientes con la justicia ordinaria y con un tribunal especial al que se acogió cuando se desmovilizó en 2006, como parte de un proceso de paz con el entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010).
Sus abogados aseguraban que los 16 años que pasó tras las rejas en Estados Unidos por narcotráfico bastaban para cumplir el tiempo máximo de prisión estipulado en el acuerdo, que era de ocho.
Durante el conflicto interno sus hombres asesinaron a cientos de guerrilleros o civiles sospechosos de simpatizar con la insurgencia y la izquierda.
-Mediador del gobierno-
Mancuso también fungirá como "gestor de paz", según sus abogados, una figura con la que el presidente Gustavo Petro lo quiere vincular al gobierno para negociar la desmovilización de grupos del narcotráfico.
Al llegar a la capital colombiana desde Georgia, Mancuso permaneció en la cárcel La Picota fuertemente custodiado.
El colomboitaliano es considerado un objetivo de alto valor, pues fue el segundo al mando de las AUC por debajo de los hermanos Carlos y Fidel Castaño, que se presumen muertos.
Su regreso al país rebotó la política. El exparamilitar considera que Uribe lo traicionó al extraditarlo en 2008, así como a los otros cabecillas paramilitares.
El exmandatario de derecha alegaba que seguían traficando cocaína después de la desmovilización. Tras su deportación, Uribe asegura que Mancuso quiere vengarse involucrándolo en delitos.
- Verdad pendiente -
El exjefe de las AUC volvió a hacerse visible con la llegada al poder en agosto de 2022 de Petro, el primer izquierdista en la presidencia de Colombia, que le propuso trabajar en su gobierno.
Incluso antes de que la justicia le concediera la libertad, Petro deslizó que le pediría a Mancuso mediar con el Clan del Golfo, el mayor cartel de Colombia con el que el Ejecutivo no ha podido establecer negociaciones.
También con las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada de Santa Marta (ACSN), de origen paramilitar, con quienes el gobierno ha tenido acercamientos, pero aún no inician formalmente los diálogos.
Todavía no es claro cómo responderá alias el "Mono" ante las víctimas que exigen saber qué pasó con sus familiares asesinados o la suerte de miles de desaparecidos.
El acuerdo de paz de 2006 disponía que los paramilitares purgaran máximo ocho años de cárcel si contaban la verdad y reparaban a quienes hicieron daño. La decisión de Uribe de extraditarlos fue criticada por las víctimas, pues arruinaba ese proceso, que sigue siendo una cuenta pendiente de Mancuso.
Antes de volver a Colombia, se comprometió a ayudar en la búsqueda de personas asesinadas por paramilitares y enterradas en fosas comunes en la frontera con Venezuela.