VIDEO | Los charamicos de Jesús: 40 años viviendo de la artesanía
Reynaldo de Jesús ha pasado más de 40 años de su vida dedicado a la fabricación y ventas de charamicos en Santo Domingo. Entre ramas secas, clavos y martillos levantó una familia que seguirá su legado
Reynaldo De Jesús tiene 62 años, nació en un pequeño campo llamado La Estancia, en Villa Altagracia. Su infancia, marcada por la vida rural, dio un giro a los 9 años cuando se mudó junto a su padre a Santo Domingo. En la ciudad, enfrentó las primeras dificultades de la vida urbana, trabajando como canillita y en construcción. A los 18 años descubrió el oficio que lo acompañaría por el resto de su vida: la fabricación de charamicos.
Su padre había sido uno de los primeros en elaborar charamicos navideños, creando estas decoraciones durante un año en la prolongación de la avenida Abraham Lincoln. Aunque su padre no continuó con esta empresa, Reynaldo decidió emprender su propio camino y abrir un pequeño puesto artesanal. Este modesto negocio, que empezó con esfuerzo y perseverancia, ha sido su fiel compañero a lo largo de los años. Hoy, el puesto se encuentra en la concurrida esquina de la Avenida Winston Churchill con Francisco Lavandier, en Santo Domingo.
El tiempo no solo consolidó su oficio, sino también su vida personal. Reynaldo conoció a su esposa, se casó y formó una familia, a quienes integró poco a poco en el negocio. Actualmente, son sus hijos varones quienes administran el puesto, siempre bajo su guía y experiencia.
La fabricación de charamicos ha evolucionado desde los primeros días en que solo se producían árboles navideños con bases de cemento. Ahora, las creaciones incluyen una amplia variedad de decoraciones: pinos, canastas, burros, ángeles y estrellas, todas pintadas en vivos colores que capturan el espíritu navideño. Este oficio no es solo una tradición familiar para los De Jesús, sino una expresión de la rica cultura dominicana.
Los charamicos, cuyos orígenes se remontan a los años 70, son un símbolo navideño profundamente arraigado en la identidad de República Dominicana. Inicialmente diseñados con ramas secas para representar figuras del pesebre, con el tiempo se han diversificado y convertido en un elemento esencial de la decoración navideña. La elaboración de estas piezas es un proceso que comienza meses antes, con la recolección de ramas y raíces que se secan al sol, para luego ser moldeadas, tejidas y pintadas con esmero.
A pesar de no ser los fabricantes más antiguos ni los únicos en el país, Reynaldo y su familia son un ejemplo de perseverancia y dedicación. Su trabajo no solo mantiene viva esta tradición, sino que también resalta la importancia de valorar el esfuerzo detrás de cada pieza artesanal. En cada charamico que sale de sus manos hay una historia de lucha, amor por la cultura y, sobre todo, un compromiso con la identidad dominicana.