Turbas atacan a sirios en Líbano que votan por Assad
Turbas de libaneses atacaron con rocas y palos a los autobuses y coches en que viajaban expatriados y refugiados sirios que se dirigían a la embajada de Siria en Beirut el jueves, indignados por lo que consideran un voto organizado por el presidente Bashar Assad.
Assad se presenta a un cuarto término presidencial de siete años —con una competencia simbólica de dos candidatos— en unos comicios que virtualmente tienen garantizado su triunfo.
La votación en el país se realiza la semana próxima, mientras que los sirios en el extranjero votan el jueves. La elección es la segunda desde que la guerra civil en el país estalló hace 10 años y es vista por la oposición u algunos países árabes como una farsa dirigida a dar a Assad un nuevo término con un barniz de legitimidad.
Turbas aisladas de libaneses, la mayoría del grupo derechista cristiano Fuerzas Libanesas, esperaron por las caravanas de coches y buses que llevaban a los votantes sirios en intersecciones en Beirut, en las afueras de la capital y la región oriental de Bekaa. Atacaron los vehículos con piedras y destrozaron ventanillas con garrotes. En un incidente cerca de Nahr el-Kalb en la carretera al norte de Beirut, un atacante hincó al chofer de un vehículo con un palo mientras otros destronaban el parabrisas.
Autobuses que llevaban a centenares de votantes mostraban fotografías de Assad en las ventanillas.
“Ellos no tienen que llevar fotos y banderas por un régimen criminal absurdo”, dijo Fadi Nader, uno de los manifestantes. “Si quieren votar, pueden irse a su país y votar allí ... si aman tanto a Bashar Assad, ¿por qué no se van?”.
Samir Geagea, jefe de Fuerzas Libanesas, dijo el miércoles que los miles de sirios que votan por Bashar Assad claramente no temen a su gobierno y por tanto no parecen ser refugiados temerosos de volver al país. Llamó al gobierno y el presidente a hacer arreglos para su regreso a Siria.
Assad llegó al poder en 2000 para suceder a su padre, Hafez, quien había gobernado durante 30 años. A pesar de la guerra, que en algún momento pareció amenazar su poder, Assad se mantuvo en el cargo, respaldado por la potencia regional Irán y por Rusia, que envió asesores militares y aviación para hacer retroceder a la oposición armada.
El conflicto ha remitido en los últimos años, pero el país sigue desgarrado. Miles de soldados extranjeros ocupan bases en distintas zonas del país. Los comicios no se celebrarán en al menos cuatro provincias controladas por la oposición y las fuerzas kurdas, lo que impedirá que cerca de 8 millones de sirio ejerzan su derecho al voto. También es probable que muchos refugiados no participen en los comicios organizados por las embajadas sirias.
Dos candidatos, incluyendo la primera mujer que aspira al cargo, compiten simbólicamente con Assad en la boleta.