La preocupación de las mamás latinas en Estados Unidos: el regreso a clases
Son muchas las familias que han pensado seriamente el no enviar a sus hijos a la escuela por la pandemia
“Los niños son niños y no van a tener el cuidado de protegerse debidamente”. Así expresa Andrelissa Cepín su preocupación por el regreso a clases el próximo año escolar, en medio de una pandemia cuyos casos cada día van en aumento y que no vislumbra desaparecer al menos por lo que resta del año.
Este no es solo el temor de ella sino el de cientos de madres y familias latinas en los Estados Unidos que no ven factible que sus hijos vuelvan a la escuela de manera presencial este otoño, sin un protocolo que garantice la protección sanitaria e integral de los alumnos.
Precisamente ha sido este el llamado de alerta de la fundación Abriendo Puertas y la entidad Latino Decisions, para realizar una encuesta a padres y abuelos en los Estados Unidos que tienen niños de 18 años o menos, y así conocer los múltiples retos que el COVID-19 ha provocado en las familias latinas y en la educación escolar que desde casa reciben los más pequeños.
La encuesta realizada a un total de 1,195 padres latinos del 12 al 19 de junio del presente año, también refleja cómo se sienten los padres sobre el regreso a clases a la luz de la crisis sanitaria que se vive actualmente en los Estados Unidos.
Los resultados son contundentes, mostrando que el 85 % de las familias latinas que participaron de la encuesta tuvieron que proporcionar educación desde casa a sus hijos debido a la crisis de salud actual.
Las dificultades que han tenido que pasar estas familias para hacer la transición de la educación al hogar se refleja en el 83 % de los encuestados, quienes también muestran una alta preocupación por el temor de que el próximo año escolar circule bajo esa modalidad.
Una de las principales dificultades que han presentado los padres, según este estudio, es la falta de acceso a internet de alta velocidad y los problemas para entender el contenido que sus hijos están aprendiendo en clases. A esto se le suma la dificultad de ayudarlos con las asignaciones, al no estar familiarizados con las materias de dichas clases.
Otras preocupaciones
Son muchas las familias que han pensado seriamente el no enviar a sus hijos a clases, tal es el caso de Génesis Jiménez, madre de dos pequeños en Pensilvania y que expresa el reto tan grande que implica educar a los niños desde casa.
“Es bastante complicado y más con otro niño en casa. Por ejemplo, el año escolar pasado le tocó hacer tres meses de homeschool (escuela en casa) y en ningún momento lo seguimos al pie de la letra. Es difícil para uno hacer los quehaceres del hogar, cuidar a los chicos y aparte trabajar”, dice.
Génesis trabaja desde su hogar, lo que le regala cierta flexibilidad para acompañarlos en sus tareas. Entiende que su tiempo libre también se ha visto afectado y afirma que el aprendizaje desde casa también es desventajoso, incluso para los propios niños.
“Uno realmente no tiene la misma paciencia que una maestra para enseñarles cosas nuevas”, comenta. “Se hace lo mejor que se puede, pero realmente no es lo mismo. Por lo menos, en mi caso, hasta el mismo niño se desespera. Él entiende que estar en casa es su tiempo libre y que no debe durar tanto rato sentado haciendo ‘tarea’ “.
También es el caso de Andrelissa, quien es ama de casa y madre de dos niñas en La Florida, y aun así se ha visto afectada por el homeschooling, ya que para ella esto implica estar más al pendiente de sus hijas, de que no pierdan el tiempo, de que realmente se concentren en las asignaciones enviadas por sus maestras y de poder pasar tiempo de calidad en familia.
Ella también tiene temor de que sus hijas se contagien al entrar contacto con otros niños en la escuela y se mantiene abierta a la opción de las clases virtuales hasta que el virus cese.
“Mientras cede el virus en el condado donde vivo, prefiero dejarlas en casa. Pero optaría por enviarlas, si me dan una seguridad de que proveerán lo necesario para tener el control y que todo el ambiente, alumnos y profesores se mantengan sanos”, dice.
Para esta madre también es preocupante el reto de educar a sus hijas y el nivel de compromiso que exige. “Es muy retador porque no tengo el entrenamiento para educar como lo haría una maestra. También, porque mi niña menor me ve como la madre y no como su profesora, en muchas ocasiones, pero es algo en lo que estamos trabajando día a día”, asegura.
La preocupación más grande para estas madres radica en la incertidumbre de lo que está por venir, pues son muchas las voces dentro del Congreso de los Estados Unidos y de los despachos de los distintos gobernadores de cada estado, que abogan porque en septiembre, luego de las vacaciones de verano, se regrese a clases de manera presencial, y otras, por el contrario, esperan que se llegue a un acuerdo para mejorar las condiciones para que los niños puedan estudiar desde casa con un programa adecuado a la situación que se vive en el país.
“Siento que mi hijo también necesita su independencia de ir al colegio, jugar con sus amigos y su tiempo lejos de nosotros. Me preocupa cómo le pueda afectar sicológicamente. Pero, por otro lado, también me preocupa el trauma de ver las nuevas reglas de su escuela. Ahora tiene que ir solo en el bus, usar mascarilla todo el tiempo, a seis pies de sus amigos, y sumarle la preocupación de que pueda tener contacto con el virus y también traerlo a la casa”, asegura Génesis.
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