Polémica en EE. UU.: Cómo entró un periodista a un chat de alto nivel con información confidencial
Altos funcionarios de Trump enfrentan dudas sobre protocolo para compartir información de seguridad nacional

El manejo de la información confidencial de la administración Trump enfrenta duros cuestionamientos después de que un periodista lograra entrar a un chat de funcionarios de alto rango y accediera a datos sensibles, incluida una incursión militar contra los hutíes en Yemen.
A pesar de los intentos del gobierno republicano para negar que en el grupo de la plataforma de mensajería Signal se compartiera información confidencial y de desacreditar a Jeffrey Goldberg y al medio que dirige, The Atlantic, el tema ha planteado dudas sobre el protocolo en la gestión de información de seguridad nacional.
- Aquí las claves para entender la polémica:
Origen
El director editorial de la revista The Atlantic, Jeffrey Goldberg, entró el 11 de marzo en un chat grupal identificado como "Houthis PC small group (Pequeño grupo del PC hutí)"en la aplicación de mensajería encriptada Signal, a invitación de una cuenta que tenía el nombre del asesor de seguridad de la Casa Blanca, Mike Waltz.
El periodista ha dicho que inicialmente pensó que se trataba de alguna maniobra de desinformación o un intento para obtener información suya que pudiera ser usada en su contra.
Al entrar al grupo, se dio cuenta de que había 18 personas que estaban identificados como Pete Hegseth (como el secretario de Defensa de EE. UU.), JD Vance (como el vicepresidente), Scott B (secretario del Tesoro) o John Ratcliffe (como el jefe de la CIA).
Otros, según recoge Univision, aparecían con iniciales como MAR (de Marco Rubio, secretario de Estado), TG (de Tulsi Gabbard, directora de inteligencia nacional) o SM (que el editor identifica posiblemente como Stephen Miller, actual subdirector de políticas de la Casa Blanca).
Duda, confirmación y salida del grupo
El periodista no dio crédito inicialmente a los nombres de altos funcionarios que aparecían en el chat ni a la información compartida allí. Sin embargo, su escepticismo comenzó a disiparse el 15 de marzo, cuando en el grupo se discutieron planes militares contra los hutíes, solo unas horas antes de que Sanaa, la capital de Yemen, fuera bombardeada.
Poco después, el presidente Donald Trump anunció una "acción militar decisiva y poderosa" contra el grupo insurgente respaldado por Irán.
Esa coincidencia llevó al periodista a concluir que el chat era auténtico. Decidió abandonar la conversación con la esperanza de que al menos el administrador del grupo recibiera una notificación y alertara a los demás miembros. Sin embargo, nadie intentó contactarlo.
Ante esta situación, el periodista decidió escribir directamente a algunos de los altos funcionarios que figuraban en el chat para aclarar varias cuestiones: si el grupo era legítimo, si su inclusión había sido intencional y, de ser así, con qué propósito, además de cuestionar el uso de aplicaciones como Signal para tratar asuntos tan delicados.
Uno de los primeros en responder fue un portavoz de JD Vance, quien intentó justificar ciertas aparentes discrepancias con Trump en las intervenciones del vicepresidente dentro del grupo.
También le contestó Brian Hughes, vocero del Consejo de Seguridad Nacional, quien confirmó la autenticidad del chat y aseguró que se estaba investigando cómo había ingresado accidentalmente a la conversación.
"Todo indica que la cadena de mensajes es real y estamos analizando cómo se incluyó un número por error", señaló Hughes.
Además, destacó que "el contenido del hilo refleja la coordinación estratégica entre altos funcionarios. El éxito continuo de la operación hutí demuestra que no se ha comprometido la seguridad de las tropas ni la del país".
El periodista narró esta insólita experiencia en su columna publicada ayer lunes en The Atlantic, resaltando cómo su presencia en el grupo pasó inadvertida.
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La negación del gobierno
El mismo lunes, la prensa cuestionó al presidente sobre el tema y el republicano aseguró que no estaba al tanto de la aparente violación del protocolo.
"No sé nada al respecto", dijo Trump, agregando que The Atlantic "no es gran cosa como revista". Continuó diciendo: "No sé nada al respecto. Me lo están contando por primera vez".
- Este martes, el mandatario calificó de "depravado" al periodista. "Ese tipo es un completo depravado", dijo Trump sobre Goldberg. "A nadie le importa un comino" esta historia, añadió.
En su declaración oficial este martes, la Casa Blanca desacreditó a Goldberg y aseguró que no se filtró información sensible en ese chat.
"Jeffrey Goldberg es conocido por su sensacionalismo", escribió la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en un mensaje en la red X en el que afirma que en la sala de la aplicación Signal a la que se añadió al periodista "no se discutieron 'planes de guerra'" y "no se envió material clasificado".
Sesión en el Senado
En medio de la polémica desatada por Goldberg, los responsables de Inteligencia de Estados Unidos participaron este martes en un acalorado intercambio en el Senado, el intercambio de datos sensibles en el chat.
El vicepresidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Alta estadounidense, el senador demócrata Mark Warner, consideró que el episodio fue un ejemplo "de comportamiento negligente, descuidado e imprudente" que puso vidas estadounidenses en riesgo y preguntó directamente a la directora nacional de Inteligencia, Tulsi Gabbard, si participó en el mencionado chat.
- Gabbard replicó que "no va a entrar en detalles" porque lo sucedido "está bajo revisión" e insistió en que nada de lo que se intercambió en ese chat, al que tuvo acceso el director editorial de The Atlantic, Jeffrey Goldberg, fue información protegida. Además, quiso subrayar la diferencia entre filtraciones maliciosas y accidentales.
Por su parte, el director de la CIA, John Radcliffe, admitió, al ser preguntado por Warner, que participó en el chat bajo las siglas "JR".
"Mis intercambios en Signal fueron totalmente permitidos y legales, y no se compartió nada clasificado", aseveró Radcliffe.
Es una aplicación que se puede usar para mensajería directa y chats grupales, así como para llamadas telefónicas y de video.
Signal utiliza cifrado de extremo a extremo para sus servicios de mensajería y llamadas, lo que impide que cualquier tercero vea el contenido de las conversaciones o escuche las llamadas.
En otras palabras, los mensajes y llamadas enviados en Signal están cifrados y solo el remitente y el destinatario en cada extremo tendrán la clave para descifrarlos. El cifrado en Signal está activado por defecto.
Signal promueve la privacidad de su servicio, y los expertos coinciden en que es más seguro que los mensajes de texto convencionales. Pero puede ser hackeado.
Las aplicaciones de mensajería cifrada son cada vez más populares entre los funcionarios del gobierno, según una revisión reciente de Associated Press.
Funcionarios estatales, locales y federales en casi todos los estados tienen cuentas en aplicaciones de mensajería cifrada, según la revisión, que encontró muchas de esas cuentas registradas con números de teléfonos celulares del gobierno. Algunas también estaban registradas con números personales.