El dilema europeo
Debates sobre la política de defensa y el rearme en Europa
Diario Libre USA
El rearme europeo, impulsado por la creciente inseguridad en el continente, reabre debates históricos y dilemas estratégicos que han marcado la trayectoria política de Europa desde la posguerra.
La decisión de reforzar las capacidades militares se da en un contexto que recuerda viejas tensiones sobre la autonomía estratégica del continente y la relación con la OTAN, en la que España ofrece un caso paradigmático.
La adhesión española a la Alianza Atlántica fue objeto de un intenso debate en los años ochenta, que dividió profundamente a la sociedad y al propio Partido Socialista Obrero Español (PSOE), hoy nuevamente en el poder.
Fue necesaria la celebración de un referéndum en 1986 para resolver la cuestión, imponiéndose el "sí" en un contexto de compromiso condicionado que todavía resuena en la política de defensa del país.
Este antecedente ilustra cómo el rearme actual en Europa no solo plantea desafíos logísticos y financieros, sino también preguntas fundamentales sobre identidad y valores.
Hoy, la invasión rusa de Ucrania y el cambio en la percepción de amenazas han acelerado un proceso de rearme que parecía improbable hace solo una década.
Estado debilitado
Sin embargo, este esfuerzo militar ocurre tras años de políticas de austeridad que han debilitado al Estado de bienestar, precisamente el elemento que tradicionalmente ha definido a Europa frente al resto de Occidente.
Las mismas instituciones sociales —educación pública, sanidad universal, sistemas de pensiones— que representan el núcleo del modelo europeo se han visto erosionadas por recortes presupuestarios y reformas impopulares.
Ahora, el aumento del gasto militar corre el riesgo de generar tensiones adicionales sobre presupuestos ya ajustados, desatando un debate sobre prioridades en el que el rearme puede ser percibido como un retroceso en la cohesión social.
En este escenario, emerge la figura histórica de Charles de Gaulle como un referente reivindicado por el momento actual. Su insistencia en dotar a Francia de un poder nuclear independiente, ajeno al control estadounidense dentro de la OTAN, encuentra hoy eco en los debates sobre la autonomía estratégica europea.
Con la salida del Reino Unido de la Unión Europea, Francia se ha convertido en la única potencia nuclear dentro del bloque, una situación que refuerza su posición como garante último de la defensa europea, aunque genera interrogantes sobre el reparto de responsabilidades.
La doctrina gaullista, que apostaba por una Europa que se defendiera a sí misma, cobra actualidad frente a la incertidumbre sobre el compromiso futuro de Estados Unidos con la seguridad del continente, especialmente si se concretaran virajes aislacionistas en la política norteamericana.
La convergencia entre sectores conservadores y liberales a favor del rearme refleja una toma de conciencia compartida sobre la necesidad de proteger la estabilidad y los valores democráticos de Europa.
Sin embargo, el desafío es doble: garantizar una defensa creíble sin sacrificar el contrato social que ha definido la experiencia europea desde la posguerra.
El rearme, si no se maneja con equilibrio y visión política, corre el riesgo de reavivar viejos temores sobre la militarización del continente y de poner en entredicho el modelo de sociedad por el que Europa quiere seguir siendo reconocida.
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