Archivos desclasificados revelan intentos de EE. UU. de influir en Juan Bosch
Uno de los documentos es un reporte sobre el estado de la implementación de acciones diseñadas para combatir el régimen cubano, publicado el 18 de julio de 1963

Archivos desclasificados recientemente por la administración del presidente Donald Trump revelan el seguimiento de Estados Unidos al líder dominicano Juan Bosch.
Uno de los documentos es un reporte sobre el estado de la implementación de acciones diseñadas para combatir el régimen cubano, publicado el 18 de julio de 1963.
Este indica que los "esfuerzos para que Juan Bosch tome acciones contra los comunistas y viajeros provenientes de Cuba han sido infructuosos, así como también los intentos de establecer una organización interna efectiva de seguridad en la República Dominicana".
El documento señala que "Bosch parece haber perdido el entusiasmo por dicho servicio, pero los esfuerzos para persuadirlo de aprobar un presupuesto en esa dirección continúan".
El segundo documento, numerado 104-10048-10124, es un reporte sobre actividades especiales entre JMWAVE y AMCARBON-1, nombres en clave aparentemente utilizados por agentes de la CIA.
Indica que Bosch figura como parte de las fuentes de AMCARBON-1, entre las cuales también se encuentran otras personas destacadas de la época como Luis Fernández Rocha, secretario general del DRE; Manolo Ray Rivero, jefe del JURE; Carlos Todd y Lobo, del periódico Havana Times.
También: Aureliano Sánchez Arango; Edmundo Leahy, del Washington News Bureau; Frank Fiorini, piloto y aventurero; Luis Muñoz Marín, gobernador de Puerto Rico; Charles Keely, del Copley Wire Service; y Jorge Volsky Kraisler, empleado de USIA en Miami.
Estos archivos, despachados el 2 de abril de 1964 tras el derrocamiento de Bosch, señalan el interés que tenía Estados Unidos en utilizar contactos periodísticos y políticos en América Latina para obtener información privilegiada y favorable a sus intereses durante la Guerra Fría.
En uno de los archivos, se resalta la capacidad de AMCARBON-1 para proporcionar inteligencia positiva, aunque se admite que en algunos periodos el contacto no resultó efectivo debido a la limitada red de informantes que tenía en los círculos políticos latinoamericanos.
Asimismo, un reporte de las agencias establecidas en República Dominicana revela la importancia estratégica que tenía el país para Estados Unidos en materia de inteligencia, al contar con dos establecimientos clave, uno en Santo Domingo y otro en Santiago de los Caballeros, desde donde se coordinaban muchas de las operaciones de espionaje regional.