Richer, supervisor electoral de Arizona, en primera fila contra el acoso y la desinformación
El precio de la verdad contra las teorías de conspiración
Cuando Stephen Richer hizo campaña por primera vez en el condado más grande de Arizona, este funcionario electoral republicano nunca imaginó recibir amenazas de muerte simplemente por corregir información errónea sobre los comicios.
"Todo esto va más allá de lo que esperaba", expresó en una entrevista con la AFP en el centro electoral de alta seguridad del condado de Maricopa, en Phoenix, estado de Arizona.
"Creo que tres personas fueron arrestadas por cosas que me dijeron. Tuvimos policías afuera de nuestra casa. La gente se acerca durante un evento y comienza a escupirte y empujarte", relata.
Ahora, antes de la contienda para definir al presidente estadounidense entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump, el 5 de noviembre, Richer se prepara para otra avalancha de desinformación y hostigamiento. Incluso tomó la decisión extraordinaria de demandar a la candidata republicana al Senado Kari Lake, quien insistentemente lo ha acusado de manejar mal la campaña a la gobernación en 2022 que ella acabó perdiendo.
"Nos quedamos sin opciones", dijo Richer. "No me gustan los acosadores. No tengo por qué quedarme de brazos cruzados", añadió.
El estado clave de Arizona fue uno de los varios objeto de teorías conspirativas infundadas sobre fraude generalizado, tras las elecciones de 2020 y 2022.
"Asiento en primera fila"
Desde que asumió el cargo en 2021, este funcionario electoral pasó de ser un empleado público de bajo perfil a convertirse en figura nacional al usar sus cuentas de redes sociales y sus apariciones mediáticas para derribar el sinfín de afirmaciones que cuestionan la victoria del presidente Joe Biden sobre Trump en 2020 en Arizona, estado históricamente conservador.
Richer se define como "conservador de toda la vida". Antes de ser elegido como registrador del condado de Maricopa -jefe encargado de la supervisión de listas de electores y la votación anticipada-, trabajó en grupos de tendencia derechista como el American Enterprise Institute y la Federalist Society.
Pero su enérgico rechazo a las mentiras sobre las elecciones lo dejaron en claro desacuerdo con republicanos como Trump y Lake, quienes repitieron serias acusaciones de fraude y presionaron a los funcionarios de Arizona para que anulasen los resultados en el estado.
"Tengo la oportunidad de sentarme en primera fila en este debate tan importante. Pero hay días en los que preferiría estar en las gradas", expresó Richer.
Lake presentó varias demandas después de su derrota ante la demócrata Katie Hobbs, ninguna de las cuales prosperó en tribunales. Richer la demandó luego que le acusaran a él y a la junta de supervisores del condado de Maricopa de haber incluido 300,000 boletas de votación falsas en los registros.
En marzo, Lake declinó sostener esos señalamientos, con lo que en la práctica reconoció la demanda por difamación de Richer.
"Participar en ese proceso solo serviría para legitimar las perversiones de nuestro sistema legal y permitir que malos actores interfieran en la próxima elección", dijo Lake en un video en redes sociales.
Richer consideró que lo que hizo fue "una especie de último intento", inspirado en los casos por difamación de las elecciones de 2020. "Presentar una demanda no es divertido. Pero, ¿cómo podría, de otra manera, ponerse fin a esto?", se preguntó.
Presión peligrosa
Biden ganó Arizona por unos 10,000 votos, lo que desencadenó una serie de recuentos que confirmaron su victoria, incluida una revisión partidaria ordenada por el Senado de ese estado, controlado por los republicanos.
La auditoría de 2021 en el condado de Maricopa, que tiene 2,4 millones de votantes registrados, efectuada por la ahora desaparecida empresa Cyber Ninjas, generó la teoría de conspiración más descabellada que Richer haya enfrentado.
"Hubo un incendio en una granja de uno de los supervisores. Y por eso la acusación es que trituramos papeletas de las elecciones de 2020 y luego se las dimos a los pollos, y luego quemamos a 80,000 pollos" para ocultar evidencia, refirió.
Si bien Richer y verificadores de hechos independientes desmintieron las afirmaciones, éstas de todos modos cobraron fuerza.
Un hombre del estado de Iowa fue sentenciado luego a prisión por amenazar de muerte al supervisor Clint Hickman.
Richer también siguió recibiendo amenazas, incluidas algunas dirigidas a su esposa, o la declaración de una dirigente republicana que decía en un video que le "lincharía".