Exembajadora de EE. UU., Nikki Haley, pide un mayor respaldo internacional para Taiwán
Haley pide la inclusión de Taiwán en la ONU y mayor presión contra China
La exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley, pidió el miércoles más respaldo internacional para Taiwán y una respuesta coordinada contra las reclamaciones de China sobre la democracia autogobernada.
"Estados Unidos debería elevar a Taiwán en la escena mundial. No debería seguir siendo silenciada en los asuntos mundiales", dijo Haley ante un auditorio en el Foro de Ketagalan, una conferencia en Taipéi centrada en cuestiones de seguridad en Asia-Pacífico.
Haley pidió que Taiwán se convierta en miembro de pleno derecho de la ONU, a pesar de que China le impide estar representada en los organismos internacionales. Beijing reclama Taiwán como territorio propio, para someterlo a su control por la fuerza si es necesario. China también prohíbe a los países con los que mantiene relaciones internacionales tener vínculos formales con Taipéi.
Aunque Estados Unidos no reconoce formalmente a Taiwán, es el principal patrocinador y proveedor de armas de la isla.
Haley, que trabajó en la ONU bajo la administración del expresidente Donald Trump, realizó una campaña presidencial de un año como candidata dura con China antes de abandonar la carrera en marzo. Ha apoyado a Trump en las elecciones de noviembre.
En el foro de Taipéi, pidió a Estados Unidos y a sus aliados occidentales que se unan en torno a Taiwán y "presionen sin descanso" para la aceptación global de la isla.
"Si damos ahora los pasos necesarios, China se lo pensará dos veces antes de iniciar una guerra", afirmó.
Yoshihiko Noda, ex primer ministro japonés, que también intervino en el foro, se hizo eco de las peticiones de Haley de una mayor representación de Taiwán en las organizaciones internacionales. Noda denunció la exclusión de Taiwán de la Organización Mundial de la Salud y dijo que estaba decidido a impulsar su participación como observador, a lo que China se opone.
El presidente taiwanés, Lai Ching-te, acusó anteriormente a China de coerción económica e intimidación militar.