Líderes UE hablan de migración y Ucrania en una cumbre en Reino Unido entre preocupaciones por Trump
Keir Starmer recibe a líderes europeos en la cumbre de la Comunidad Política Europea
Jefes de gobierno de toda Europa se reunieron el jueves en una grandiosa casa solariega inglesa para una cumbre marcada por las preocupaciones sobre si Estados Unidos seguirá siendo un aliado fiable si Donald Trump gana una segunda presidencia.
El recién elegido primer ministro británico, Keir Starmer, recibió a unos 45 líderes para hablar de migración, seguridad energética y la amenaza de Rusia, en un esfuerzo de restaurar las relaciones entre Reino Unido y sus vecinos de la Unión Europea cuatro años después de su agrio divorcio.
Starmer dijo en la cumbre de la Comunidad Política Europea que Reino Unido tiene previsto tomar un papel más activo en el escenario mundial, especialmente en lo que afecta a la lucha de Ucrania contra la invasión rusa y las bandas de contrabando de personas que organizan la migración irregular.
Durante su gobierno, añadió, Reino Unido será "un amigo y socio, listo para trabajar con ustedes, no parte de la Unión Europea pero desde luego parte de Europa. No centrado en las diferencias entre nosotros, sino en los valores que compartimos".
"Nuestra primera tarea aquí hoy es confirmar nuestro firme compromiso por Ucrania, unirnos una vez más en torno a esos valores que atesoramos y decir que enfrentaremos juntos la agresión en este continente", dijo, añadiendo que la amenaza de Rusia "llega a toda a Europa".
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, era un invitado clave de la reunión, que pretende recabar apoyos en Europa para la defensa de su país y comentar formas de defender la democracia. Reino Unido acusa a Moscú de intentar socavar las democracias europeas con ciberataques, desinformación y sabotaje.
Cuando Reino Unido aceptó este año celebrar la cumbre de un día, el primer ministro era el líder conservador Rishi Sunak. Su derrota en unas elecciones el 4 de julio supuso que era Starmer quien recibía a los líderes en el palacio de Blenhein, una barroca residencia de campo donde nació el primer ministro británico de la II Guerra Mundial Winston Churchill.
"Es una ocasión increíblemente útil para Keir Starmer, porque le da la oportunidad de conocer a muchos de los líderes europeos", señaló Jill Rutter, investigadora del centro de estudios Institute for Government. "Es como si Rishi Sunak le hubiera organizado una fiesta de citas".
La lista de invitados incluía al canciller de Alemania, Olaf Scholz; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro de Italia, Giorgia Meloni; el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Es la cuarta reunión de la CPE, una iniciativa de Macron. Se formó en 2022 como foro para reunir a los países dentro y fuera de la UE de 27 países después de que la invasión rusa de plena escala en Ucrania destruyera la sensación de seguridad europea. Las reuniones previas del grupo se han celebrado en la capital checa, Praga; en Chisinau, Moldavia, y en Granada, España.
Reino Unido aspira a que sea la cumbre con mejor asistencia hasta ahora, aunque no asistió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que buscaba un segundo mandato en el Parlamento Europeo. Tampoco acudió el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
El gobierno de centroizquierda de Starmer intenta reconstruir los lazos con la UE debilitados tras años de hostil regateo por los términos de divorcio del Brexit. Una prioridad es un acuerdo de seguridad entre Reino Unido y la UE que Starmer consigue cerrar pronto.
"Confiamos en que se abra un nuevo capítulo con Reino Unido", dijo a su llegada el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Londres tiene previsto trabajar más de cerca con la agencia policial europea Europol contra el contrabando de personas, dentro de sus medidas para reforzar la seguridad de fronteras tras la decisión de Starmer de retirar el plan controversial y sin aplicar de los conservadores para enviar a los migrantes que llegan por barco a Reino Unido en un viaje de ida a Ruanda.
Los delegados reunidos en el palacio de Blenheim, unos 100 kilómetros (60 millas) al noroeste de Londres, disfrutarán de la hospitalidad británica, lo que incluirá tomar fresas con nata en una recepción ofrecida por el rey Carlos III.
Es probable que muchos tengan en mente a Estados Unidos, donde el intento de asesinato del pasado fin de semana contra Trump, el candidato republicano a la presidencia, subrayó lo polarizada y febril que se ha vuelto la política antes de las elecciones del 5 de noviembre.
Hace mucho que el escepticismo de Trump sobre la OTAN preocupa a los aliados de Estados Unidos. La designación del senador JD Vance, que se opone a la ayuda militar estadounidense a Ucrania, como candidato a vicepresidente, ha agravado los reparos.
"Los países europeos deben alzarse sobre sus propios pies más que nunca", dijo el primer ministro de Holanda, Dick Schoof.
Otros líderes se hicieron eco de esa posición, a diferencia del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha enojado a otras naciones de la UE por una serie de reuniones no anunciadas sobre Ucrania con líderes extranjeros, incluido el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Orbán dijo que una victoria de Trump sería "la mejor noticia para todo el mundo, porque es un hombre del pueblo".