Julian Assange está libre ahora para hacer o decir lo que quiera. ¿Qué le depara el futuro?
Assange mismo no ha dado pistas sobre lo que hará
Se ha postulado a un puesto de elección popular, publicó en línea cientos de miles de documentos gubernamentales filtrados, y alguna vez cabildeó para salvar su piscina local. Uno de los personajes más polarizadores e influyentes de la era de la información, Julian Assange está libre ahora tras pasar cinco años en una cárcel británica y siete años en un exilio autoimpuesto en la embajada de Ecuador en Londres.
No está claro qué le depara el futuro al fundador de WikiLeaks.
Assange, de 52 años, aterrizó en su patria australiana esta semana tras declararse culpable de obtener y publicar secretos militares estadounidenses en un acuerdo con fiscales del Departamento de Justicia que pone fin a un intento de extraditarlo a Estados Unidos. Eso podría haber derivado en una larga sentencia de cárcel en caso de que hubiese sido declarado culpable.
"Julian planea nadar en el océano a diario. Planea dormir en una cama de verdad. Planea disfrutar verdadera comida, y planea disfrutar su libertad", les dijo su esposa, Stella Assange, a los reporteros el jueves en una conferencia de prensa a la que Assange no asistió.
Su esposo y padre de los dos hijos de ella seguiría "defendiendo los derechos humanos y alzando la voz contra la injusticia", agregó. "Él puede elegir cómo hace eso porque es un hombre libre".
Assange mismo no ha dado pistas sobre lo que hará.
Todos los amigos y conocidos de Assange entrevistados por The Associated Press esta semana enfatizaron que desconocían sus planes futuros, y pusieron de relieve el impacto que le dejó su dura experiencia: en la cárcel pasaba 23 horas diarias en confinamiento solitario, luego de años autoexiliado en la sede diplomática ecuatoriana.
"Sólo quiero que él sobreviva a este calvario y sea feliz. No me importa lo que Julian haga ahora", dijo Andrew Wilkie, legislador independiente australiano que conoció a Assange antes de que el hacker lanzara WikiLeaks, y fue uno de los primeros políticos en cabildear para que Australia interviniera en su caso.
Pero a algunos se les dificultó imaginar que, a la larga, Assange no regresaría a las preocupaciones que desde hace mucho tiempo han captado su atención.
"Sin embargo, sospecho que no se desconectará, y es difícil verlo simplemente desaparecer para siempre en una choza en la playa", agregó Wilkie.
Assange no "podía pasar de largo ante la injusticia", dijo Suelette Dreyfus, catedrática de la Facultad de Computación y Sistemas Informáticos en la Universidad de Melbourne que ha conocido a Assange desde que era un adolescente, cuando hackeaba redes seguras simplemente por diversión. Dreyfus, que alguna vez cabildeó junto a Assange para salvar una piscina en Melbourne, dijo que la salud de su amigo había empeorado durante los años que pasó en una cárcel británica.
"Pero sospecho que él no permanecerá sentado en una playa el resto de su vida", señaló.
Se desconoce qué pasará con WikiLeaks, el sitio web que Assange fundó en 2006 para que fuese un lugar en el cual publicar documentos confidenciales en los que quedaran expuestos actos de corrupción y se revelaran mecanismos gubernamentales secretos detrás de conflictos bélicos y espionaje. Ese trabajo lo llevó a ser elogiado por sus simpatizantes, que lo consideraban un paladín de la transparencia, pero a la vez era fustigado por los partidarios de la línea dura en seguridad nacional, que insistían en que su conducta ponía vidas en riesgo e iba mucho más allá de los límites del periodismo tradicional.
El sitio web sigue estando en línea, aunque Assange le dijo al semanario The Nation en 2023 que había dejado de publicar debido a que fue encarcelado, y porque la vigilancia de los Estados y el hecho de que los fondos de WikiLeaks hubieran sido congelados habían desalentado a los denunciantes. El acuerdo de culpabilidad de Assange con Washington incluía un trato para destruir cualquier documento estadounidense que no hubiera publicado antes.
"¿Volverá a WikiLeaks y, si lo hace, lo hará en forma distinta? No lo sé", dijo Wilkie, el legislador.
Un asunto en el que sí se conocen los puntos de vista de Assange es su esperanza de que un presidente estadounidense en funciones o futuro lo indulte del cargo del que se declaró culpable como parte de su acuerdo.
Adrienne Watson, vocera del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, dijo que el presidente Joe Biden no está sopesando emitir uno.
A los analistas de medios de comunicación les preocupa que la declaración de culpabilidad amenace con generar un efecto inhibidor sobre el periodismo de interés público. Assange siempre ha insistido en que es un periodista, y el caso podría derivar en que otros reporteros sean enjuiciados, dijo Peter Greste, profesor de la Universidad de Queensland y excorresponsal extranjero que fue encarcelado en Egipto por su labor periodística.
En el pasado, Assange aspiraba a ocupar un puesto de elección popular. En 2013 efectuó un intento infructuoso de ingresar al Senado australiano por su partido WikiLeaks, aunque no ha dejado entrever si volverá a participar en unos comicios.
"Cuando enciendes una luz brillante, las cucarachas se escabullen. Eso es lo que necesitamos hacerle a Canberra", le dijo al programa noticioso "60 Minutes" ese mismo año, cuando le preguntaron por qué quería ingresar a la política.
Pero mientras que el gobierno de la época había despreciado a Assange —un sentimiento mutuo, dijo él—, el miércoles tuvo un recibimiento de héroe en su patria, incluido de parte de algunos políticos y un público que previamente no lo había respaldado.
Reflejó un lento cambio radical en los puntos de vista en Australia acerca del fundador de WikiLeaks, pero también ocultó una extraña tensión. En un caso reciente de alto perfil, un juez australiano sentenció a un exabogado del ejército a casi seis años de cárcel por filtrar información secreta que exponía acusaciones de crímenes de guerra australianos en Afganistán. El equipo jurídico de Assange mencionó el caso el jueves.
Los analistas dijeron que ese caso y otros, junto con el enfoque renovado sobre Assange, atrajeron atención a una tensa cultura nacional de secretismo en la información que ha sido respaldada incluso por algunos de los políticos que festejaron la libertad del hacker australiano.
"Tenemos unas de las leyes más restrictivas del mundo sobre el acceso a la información pública, y no tenemos protección constitucional para la libertad de prensa ni la libertad de expresión", dijo Greste. "Espero que Julian también se involucre en las campañas para apoyar la libertad de prensa, y la transparencia y la rendición de cuentas sobre la información en Australia".
Incluso cuando Assange sí se refirió a la idea de lo que podría hacer ahora —en una entrevista en 2018 para el evento World Ethical Digital Forum, considerada su última presentación en público antes de que fuera encarcelado— fue característicamente enigmático.
"No lo sé", dijo. "No, quiero decir, sí sé. Pero no sé qué debería contestar en respuesta a esa pregunta".