Veterano de la II Guerra Mundial se casará en Normandía en 80 aniversario del Desembarco
La historia de Harold y Jeanne, una prueba de que nunca es tarde para el amor
Harold Terens y Jeanne Swerlin dicen que su historia de amor es "mejor que la de Romeo y Julieta". Él tiene 100 años; ella, 96, y en junio se van a casar en Francia, ocho décadas después de que él descubriera el país durante la Segunda Guerra Mundial.
Terens, un veterano estadounidense, será homenajeado el 6 de junio en el 80 aniversario del Desembarco de Normandía, una operación que cambió el transcurso del conflicto.
Dos días después, Jeanne y él se casarán en Carentan-les-Marais, cerca de las playas donde miles de soldados desembarcaron aquel día de 1944, en una ceremonia presidida por el alcalde de esa localidad.
"Ésta es una historia de amor como nunca has oído antes", asegura Terens.
Durante la entrevista en casa de ella en Boca Ratón (Florida), ambos se miran enamorados, se dan la mano y se besan como adolescentes.
Harold "es una persona increíble. Me encanta todo de él. Es guapo y besa muy bien", dice Swerlin.
El novio es un hombre alegre e ingenioso, dotado de una memoria prodigiosa. Recuerda fechas, ciudades y acontecimientos. Hablar con él es asomarse a un libro de historia viviente.
Poco después de que cumpliera 18 años, Japón bombardeó la base naval estadounidense de Pearl Harbor y él, como muchos jóvenes de su país, quiso alistarse en el ejército.
Soñaba con ser piloto de la fuerza aérea, pero su daltonismo se lo impidió y acabó convirtiéndose en un experto en código Morse.
Con 20 años recién cumplidos, Terens partió hacia Inglaterra en un buque. Ahí se le asignó a cuatro cazas P47 Thunderbolt, para los que debía garantizar una buena comunicación tierra-aire.
"Estábamos perdiendo la guerra porque perdíamos muchos aviones y muchos pilotos", recuerda. "Esos pilotos eran amigos míos y los mataron. Eran todos jóvenes".
Su compañía perdió la mitad de sus 60 aviones durante el Desembarco de Normandía. Poco después, Terens viajó como voluntario a esa región del norte de Francia para transportar a Inglaterra a prisioneros de guerra alemanes y aliados liberados.
Una misión secreta
Un día Terens recibió órdenes de partir y un sobre con la instrucción de no abrir hasta alcanzar su destino final. Empezó entonces un periplo que lo llevó a la Ucrania soviética tras pasar por Casablanca, Argelia, Túnez, Libia, El Cairo, Bagdad y Teherán.
Cuando llegó a Ucrania, un oficial ruso le comunicó que iba a participar en una misión secreta. Tenía que suministrar bombas, combustible y comida para bombarderos B-17 que aterrizaban ahí tras despegar de Inglaterra y atacar campos petrolíferos de Rumanía que surtían a la Alemania nazi.
La operación duró 24 horas hasta que los alemanes descubrieron la base aliada en Ucrania y la atacaron.
Terens quedó en tierra de nadie; contrajo la disentería y sobrevivió gracias a la ayuda de una familia de granjeros locales.
Al volver a Inglaterra, salvó la vida por unos segundos cuando la dueña de un pub se negó a servirle una copa porque iba a cerrar. Decepcionado, abandonó el edificio, caminó dos cuadras y un cohete alemán hizo explotar el establecimiento.
El estadounidense regresó a su Nueva York natal después de que los nazis capitularan el 8 de mayo de 1945, pero antes voló a Alemania para repatriar prisioneros de guerra aliados.
"La persona más afortunada"
Después de la guerra se casó con Thelma, una mujer con la que vivió 70 años y tuvo dos hijas y un hijo.
El veterano trabajó en una importante compañía británica, y cuando ambos se jubilaron, se instalaron en Florida.
La muerte de Thelma en 2018 hundió a Terens. "Mi existencia consistió en tres años de sentir lástima por mí mismo y de llorar a mi esposa fallecida", recuerda.
La vida estaba, sin embargo, a punto de darle una nueva oportunidad. En 2021, un amigo en común le presentó a Swerlin, una mujer chispeante que también había enviudado.
No hubo flechazo. En su primer encuentro, Terens ni siquiera pudo mirarla, pero una segunda cita lo cambió todo y desde entonces no se han separado.
"Nunca quise a nadie como quiero a esta chica", dice Terens. "Ilumina mi vida. Hace que todo sea hermoso, que la vida merezca la pena ser vivida", añade.
Al veterano, que recibió en 2019 la mayor distinción francesa, la Legión de Honor, de manos del presidente Emmanuel Macron, le ilusiona mucho casarse en Normandía tras las celebraciones del Desembarco.
Rodeados de familiares y amigos, se darán el "sí, quiero" durante una ceremonia en la que una nieta de Terens les cantará "I will always love you", de Whitney Houston, y su bisnieta de dos años esparcirá pétalos de flores en la sala.
"Soy probablemente la persona más afortunada del mundo", asegura Terens. "Lo tengo todo. Cien años y sigo adelante".
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