Preocupa a presidente de Ruanda ambigüedad de EEUU sobre genocidio
Kagame de Ruanda critica a Blinken por no especificar el genocidio de 1994 como contra los tutsis
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, se dijo el lunes preocupado por lo que considera un fracaso de Estados Unidos a la hora de catalogar las masacres de 1994 como un genocidio contra la minoría tutsi.
Kagame indicó a los periodistas que el tema fue un “elemento de discusión” en las conversaciones con el expresidente Bill Clinton, quien encabezó la delegación estadounidense a una ceremonia el domingo para conmemorar 30 años del genocidio en que extremistas hutus masacraron a unas 800,000 personas, la mayoría de ellas tutsis, en una campaña orquestada por el gobierno.
Muchos ruandeses criticaron al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, por no especificar que el genocidio estuvo dirigido a los tutsis cuando escribió el domingo por la noche: “Lloramos a los miles de tutsis, hutus, twas y otros cuyas vidas se perdieron durante 100 días de violencia indescriptible”.
Respondiendo a la pregunta de un periodista sobre la publicación de Blinken en la red social X, Kagame dijo que creía haber llegado a un acuerdo con las autoridades estadounidenses hace una década para que no expresaran ninguna crítica en el aniversario del genocidio.
Las autoridades ruandesas insisten en que cualquier ambigüedad sobre quiénes fueron las víctimas del genocidio es un intento de distorsionar la historia y una falta de respeto a las víctimas.
Los funcionarios estadounidenses no hicieron comentarios el lunes. El presidente Joe Biden emitió un comunicado el domingo en que decía: “Nunca olvidaremos los horrores de esos 100 días, el dolor y la pérdida sufrida por el pueblo de Ruanda, o la humanidad compartida que nos conecta a todos, que el odio nunca podrá superar”.
Los asesinatos comenzaron cuando un avión en que viajaba al entonces presidente Juvénal Habyarimana, un hutu, fue derribado sobre Kigali el 6 de abril de 1994. Se culpó a los tutsis de la caída el avión y de la muerte del presidente, lo que los convirtió en blanco de masacres dirigidas por extremistas hutus que duraron más de 100 días. También fueron asesinados algunos hutus moderados que intentaron proteger a los tutsi, que eran minoría.
Las autoridades ruandesas culpan a la comunidad internacional por ignorar las advertencias sobre los asesinatos, y algunos mandatarios occidentales han expresado su arrepentimiento.
La semana pasada, el presidente francés Emmanuel Macron reconoció que Francia y sus aliados podrían haber impedido el genocidio, pero carecían de la voluntad para hacerlo. Hace tres años, Macron reconoció la “abrumadora responsabilidad” de Francia —el aliado europeo más cercano de Ruanda en 1994— por no evitar que el país africano fuera rumbo a la masacre.
La composición étnica de Ruanda permanece prácticamente sin cambios desde 1994, con una mayoría hutu. Los tutsis representan el 14 % y los twa sólo el 1 % de los 14 millones de habitantes de Ruanda.
El gobierno de Kagame, dominado por los tutsis, ha prohibido cualquier forma de organización étnica, como parte de los intentos por crear una identidad ruandesa uniforme.
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