Alternativas a los préstamos coercitivos de China: Reforma del Banco Mundial
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El presidente estadounidense, Joe Biden, propondrá esta semana a los líderes del G20 una reforma del Banco Mundial (BM) y del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el objetivo de ofrecer a las economías en desarrollo una alternativa a los préstamos "coercitivos" de China.
Biden, quien partirá este jueves hacia la India para participar en el G20 durante el fin de semana, quiere demostrar al llamado "Sur Global" que ese foro es capaz de proponer soluciones a los problemas que afronta, indicó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, en una reciente rueda de prensa.
La propuesta de EE.UU. surge en un momento en el que China, a través de acuerdos bilaterales, se ha convertido en el principal acreedor de numerosos países emergentes, algunos sumidos en graves crisis económicas debido, en parte, a la falta de voluntad de Pekín para reestructurar las deudas contraídas.
Frente a esta situación, Biden defenderá en el G20 la modernización del FMI y el BM con el fin de ofrecer a los países en desarrollo "préstamos transparentes" y de "alta calidad", según Sullivan.
Para volver a convertir al FMI y al BM en los principales acreedores del "Sur Global", Washington quiere que esos organismos de crédito sean capaces de ofrecer más préstamos y que los países del G20 se comprometan a aumentar en 200,000 millones de dólares su capacidad de financiamiento durante la próxima década.
Estados Unidos cree que está en una buena posición para lograr estas reformas porque es el mayor accionista del BM y el FMI. Además, consiguió este año que saliera elegido como presidente del Banco Mundial el indio-estadounidense Ajay Banga, que tiene como objetivo combatir la pobreza y el cambio climático.
No se trata de ir contra China, sino de dar alternativas
En varias ocasiones, Sullivan ha enfatizado que esa reforma no se dirige contra China, pero sí ha reconocido que busca ofrecer alternativas a sus "coercitivos" préstamos a través de su estrategia "One Belt, One Road" (Una Ruta, Un Cinturón), lanzada en 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, para expandir la influencia del gigante asiático en el mundo.
Esa iniciativa china se materializó en grandes préstamos para el desarrollo de infraestructuras en países como Zambia, que tuvo que declararse en suspensión de pagos en 2020 tras haber acumulado una deuda de 17,000 millones de dólares pero alcanzó en junio un acuerdo con Pekín para reestructurar ese endeudameinto.
Otros países, como Sri Lanka, Ghana, Túnez, El Salvador y Kenia, también enfrentan problemas para pagar sus deudas.
El riesgo de incumplimiento podría acarrear graves consecuencias para la economía global. Por eso, Estados Unidos y otros países quieren que, además de la reforma del BM y el FMI, el G20 sirva para avanzar en la creación de un marco de reestructuración de la deuda que pueda aplicarse a varios países.
China se ha mostrado escéptica y ha dejado claro que prefiere un enfoque que vaya "caso por caso" para dar prioridad a sus intereses estratégicos, como el acceso a hidrocarburos, según el economista Hung Tran, antiguo "número dos" del departamento de mercados financieros del FMI.
La relevancia del G20 frente a otros foros, como los BRICS
En un contexto más amplio, la participación de Biden en la cumbre del G20 busca reforzar el perfil geopolítico de ese foro, después de que el grupo de economías emergentes de los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) acordaran en agosto la inclusión de seis nuevos socios en 2024: Arabia Saudí, Argentina, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.
Con eso en mente, Biden también quiere que la cumbre sirva para buscar soluciones a la crisis climática, abordar los desafíos de la inteligencia artificial y aunar posturas sobre la guerra en Ucrania, en un intento de que el G20 pueda publicar un comunicado conjunto al respecto.
El Grupo de los Veinte no logró emitir un comunicado conjunto en su cumbre del año pasado en Bali y tuvo que contentarse con una "declaración de líderes" que reflejaba las visiones de la mayoría de sus países.
Reunión con Modi un día antes de la cumbre
La Casa Blanca ya ha confirmado que el viernes, víspera de la cumbre, Biden se reunirá con el primer ministro de la India, Narendra Modi, que ejerce de anfitrión.
Todavía está por ver si se verá con otros líderes como el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, o el príncipe heredero saudí y primer ministro, Mohamed bin Salmán, algo que podría decidirse en el último minuto, avisó la Casa Blanca.
Particularmente relevante sería una reunión con Bin Salmán, ya que Estados Unidos está intentando que Israel y Arabia Saudí normalicen relaciones, lo que podría abrir la puerta a algún tipo de solución al conflicto palestino-israelí y revolucionaría el tablero de juego en la región.
El último día del G20, el domingo, Biden planea viajar a Vietnam con el objetivo de fortalecer las relaciones diplomáticas con este antiguo adversario y establecer una "asociación estratégica" que permitiría a Hanói mejorar su producción de semiconductores, otra área de disputa entre China y Estados Unidos.
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