Asiáticos abrazan las armas para defenderse de la violencia y el racismo en EEUU
Estados Unidos tiene más armas en manos de civiles que población
Ricky Lam, estadounidense de padres chinos, nunca tuvo un arma, pero los dos tiroteos que enlutaron a la comunidad asiática en California en enero lo empujaron a agendar su primera visita al club de tiro.
"Mis padres siempre decían que tener un arma atrae la mala suerte. Pero es una excelente herramienta para defensa personal", comentó Lam, de 35 años, en entrevista con la AFP.
"Prefiero tener cómo protegerme que depender de la buena suerte", agregó este trabajador de la industria del cine, que aún duda sobre si incluir un arma en su vida.
Lam vive en West Covina, una ciudad próxima a Monterey Park, en donde un inmigrante asiático abrió fuego en un salón de baile en enero. Algunas de las once víctimas eran amigos de sus padres, asiduos del lugar.
Dos días después, Zhao Chunli, un trabajador rural de 66 años, disparó contra colegas en granjas al norte de California, dejando otros siete muertos. El hombre, de origen chino y radicado en Estados Unidos, debe comparecer este jueves ante la corte.
"No sé si quiero comprar un arma, pero los últimos tiroteos son un recordatorio de que tengo que tomar una decisión", dijo Lam.
"Están asustados"
Estados Unidos tiene más armas en manos de civiles que población.
Según la organización suiza Small Arms Survey, hay en el país norteamericano, de cerca de 332 millones de habitantes, más de 390 millones de armas de fuego en circulación.
Tradicionalmente la comunidad asiática, que comprende 6.6 % de la población de Estados Unidos, era ajena a esta cultura armamentista, de acuerdo con Alex Nguyen, del Centro Giffords para la prevención de violencia armada.
Pero esto cambió con la pandemia, agrega el académico.
"La posesión de armas creció desde que comenzó la pandemia, en especial entre comunidades de color, incluyendo asiáticos-estadounidenses".
Casi un tercio de las armerías estadounidenses reportaron un aumento de clientes de ascendencia asiática en 2021, según datos de la Fundación Nacional de Deportes de Tiro.
"Los asiáticos-estadounidenses están asustados y compran armas por esta sensación de inseguridad y por el prejuicio racial", opinó Alex Nguyen.
Tom Nguyen, un instructor de tiro de 50 años, ve esta tendencia reflejada en su día a día.
Hace dos años fundó el grupo LA Progressive Shooters para invitar a quienes se sienten intimidados por los clubes de tiro, ambientes predominantemente frecuentados por personas blancas y conservadoras.
Un tercio de sus 600 alumnos son de origen asiático.
"No es común crecer con armas en las familias asiáticas-estadounidenses, comparado con muchas otras familias estadounidenses", explicó.
"Muchos de ellos se sienten realmente intimidados por armas. No entienden nada de armas. Pero, al final es más fuerte el temor de convertirse en un blanco, o de ser atacados".
Es el caso de su alumno Tim Tran, un estudiante universitario de 30 años.
"La pandemia me hizo darme cuenta de que yo podría ser un blanco sin haber hecho nada para ello", comentó Tran, quien comenzó recientemente sus aulas de tiro.
"Escuché sobre tantos incidentes de odio contra los asiáticos en los últimos dos años que esto medio que me sembró la idea de que necesitaba algo para defenderme", agregó el estudiante, que se define como parte de la comunidad queer.
"Me tranquiliza"
Otros motivos han impulsado a la comunidad asiática en Estados Unidos a armarse.
Kelly Siu, un trabajador de la salud en las afueras de Los Ángeles, se hizo con cuatro pistolas, dos fusiles semiautomáticos y un rifle en 2020 a raíz de las protestas del movimiento "Black Lives Matter" (Las vidas negras importan).
Siu, de 31 años, dijo temer una reedición de los disturbios que sacudieron a Los Ángeles en 1992 luego de la absolución de cuatro policías que golpearon brutalmente a un hombre negro, y que impactaron a las tiendas del barrio coreano debido a que dos personas negras habían sido asesinadas en incidentes aislados por dos comerciantes de esta comunidad.
Él reconoce que su padre, que emigró de Vietnam durante la guerra, y su madre, de origen chino, no ven con buenos ojos su nueva pasión, pero siente que los recientes ataques validan su decisión.
"Podría ocurrir otro tiroteo", dijo Siu, que está a la espera de la aprobación de su porte de armas. "Saber que tengo esto y que puedo reaccionar me tranquiliza".