Una década después del huracán Sandy, Nueva York sigue siendo vulnerable al clima
Nueva York recibió miles de millones de dólares del gobierno federal para subsanar sus deficiencias
Mucho antes de que el huracán Sandy devastara Nueva York y sus alrededores hace diez años, el científico Klaus Jacob había publicado un profético informe advirtiendo a las autoridades locales de la inminencia de una inundación semejante.
Sandy tocó tierra el 29 de octubre de 2012, causando 100 muertos en Estados Unidos, de ellos 43 en Nueva York, así como 19,000 millones de dólares en destrozos, apagones, desplazamientos temporales de miles de personas y daños en miles de viviendas.
El agua alcanzó más de 60 centímetros en la vivienda de Jacob, situada en una ciudad del estado de Nueva York sobre la ribera del río Hudson; una ironía si se tiene en cuenta que la normativa municipal le impedía elevar la construcción para evitar inundaciones.
"Una semana después de Sandy recibí una carta: 'Ahora lo puede elevar'" cuenta Jacob, un geofísico de la Universidad de Columbia especializado en la gestión de riesgo de desastres.
Pero aunque las advertencias sobre el cambio climático son cada vez más acuciantes, la experiencia demuestra que lo peor puede estar todavía por llegar.
Una década después de que Sandy dejara trágicamente anegada a una de las potencias culturales y económicas del mundo, Jacob dice que la ciudad está lejos de estar preparada de nuevas tormentas, que cada vez son más intensas.
Nueva York recibió miles de millones de dólares del gobierno federal para subsanar sus deficiencias. Varios proyectos todavía no han salido del papel, y otros, como la construcción de un muro en el bajo Manhattan para reducir el riesgo de inundaciones, están en fase de realización.
Jacob asegura que las reparaciones del metro para tapar miles de huecos permitirá a este vital sistema de transporte capear mejor un nuevo Sandy.
El cuerpo de ingenieros del ejército estadounidense anunció recientemente un plan de 52,000 millones de dólares para erigir un ambicioso sistema de compuertas y diques marinos.
Pero esto requerirá años de burocracia para obtener las aprobaciones y no se prevé que la construcción empiece antes de 2030.
Clima y vivienda
En octubre, el contralor de Nueva York criticaba en un informe la demora de algunas agencias, pues tienen varios proyectos estancados y miles de millones de fondos federales todavía disponibles.
El otoño boreal pasado, el huracán Ida volvió a dejar en evidencia las fragilidades de la ciudad, incluida la envejecida infraestructura de alcantarillado.
Solo en una hora, Ida descargó en Central Park casi el doble de agua de lo que el sistema de alcantarillado es capaz de evacuar, según Jacob. El "sistema de metro se convirtió en la vía de evacuación alternativa".
Decenas de personas fallecieron en la región, 13 de las cuales en Nueva York. Muchas vivían en sótanos.
Si otro Sandy azotara mañana "estaríamos mucho peor", dice Thaddeus Pawlowski, diseñador urbano centrado en resiliencia climática, que trabajó en la oficina de gestión de emergencias de la alcaldía neoyorquina.
"Nuestra situación de vivienda ha empeorado mucho. Nuestros barrios son mucho más desiguales", dice Pawlowski a la AFP.
Nueva York enfrenta una crisis de vivienda aguda, pero una buena proporción de las nuevas residencias se han construido en barrios costeros como Williamsburg y Long Island City.
Según datos municipales publicados por el medio local The City, se han construido más de 2.000 nuevas viviendas en zonas inundables de Coney Island, un distrito que Sandy destrozó.
El estado ha comprado viviendas situadas en barrios vulnerables, como en Ocean Breeze, en Staten Island, para demolerlas.
"Es un buen programa piloto, pero son migajas, necesitamos más", dice Jacob. "Comprar no basta. Necesitamos un lugar a donde se puedan trasladar".
Según el experto, se necesitan más edificios residenciales, y las nuevas construcciones deben centrarse más en los riesgos climáticos que en la industria inmobiliaria.
Sin una "visión de largo plazo, estaremos eternamente con remiendos".
"Gran movilización"
Expertos climáticos y líderes políticos coinciden en que no hay una única solución. La mitigación del riesgo y el refuerzo de la resiliencia exigen una amplia planificación e inversiones, y a escala barrial, crear biofiltros para el agua con arbustos.
Pawlowski asegura que el Green New Deal -el Nuevo Acuerdo Verde- aprobado recientemente por el Congreso americano para reformular la política climática y económica de Estados Unidos es un paso adelante.
"Necesitamos una movilización masiva", dice.
A diferencia de otras zonas como Nueva Orleans, Nueva York está por encima del nivel del agua, lo que le permite adoptar estrategias diferentes para la construcción de edificios. Pero Jacob insta a superar la inercia porque de lo contrario, "el agua nos sobrepasará".