EEUU revisará condiciones de trabajo de patrulla fronteriza
Chris Magnus dijo que confiaba en ampliar los servicios de salud mental para los agentes y ofrecerles más recursos para ayudarles a ellos y a sus familias
La agotada Patrulla Fronteriza de Estados Unidos está recibiendo más atención del gobierno de Joe Biden después de tensas reuniones entre responsables y trabajadores de primera línea, mientras la agencia lidia con uno de los mayores picos de inmigración en décadas registrado en la frontera con México.
El secretario del Departamento de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, que supervisa la Patrulla Fronteriza, ha presentado una lista de 19 formas de mejorar las condiciones de trabajo tras encontrar fríos recibimientos de los agentes, indicó Chris Magnus, el nuevo comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP).
Mayorkas también publicó un documento prometiendo que se aumentarían los procesos contra personas acusadas de agredir al personal del CBP durante su trabajo, un problema planteado en una reunión reciente en Laredo, Texas, y otros lugares, dijo Magnus el martes.
“Es algo que los agentes sobre el terreno quieren oír, porque las agresiones están subiendo”, dijo Magnus a The Associated Press. “No vemos sólo a personas que huyen a Estados Unidos para huir de situaciones. Vemos contrabandistas, miembros de cárteles y organizaciones de drogas que se dedican activamente a hacer daño”.
Los esfuerzos por abordar las condiciones de trabajo de los agentes coinciden con las críticas a Biden desde todo el espectro político por la inmigración. El presidente ha intentado revocar muchas medidas duras de su predecesor, pero se ha visto presionado por la situación en la frontera, que podría complicar las cosas a los demócratas en las elecciones de media legislatura.
La CBP identificó el año pasado migrantes de todo el mundo en unos 1.7 millones de encuentros en la frontera entre México y Estados Unidos. La cifra total, una de las más altas en décadas, se ve inflada por las detenciones reiteradas de personas que fueron devueltas sin oportunidad de pedir asilo, dentro de una orden de salud pública emitida al principio de la pandemia.
Activistas defensores de la inmigración han criticado al gobierno por no revocar esa orden, conocida como Título 42, mientras que los críticos, incluidos muchos agentes de fronteras, dicen que la política de Biden de permitir que niños y familias se queden en el país y pidan asilo ha fomentado la inmigración irregular.
Magnus dijo que los agentes y el gobierno simplemente tratan de gestionar una situación complicada.
“Vemos personas que se encuentran condiciones políticas y violencia, condiciones inseguras para vivir y trabajar, a niveles sin precedentes”, dijo el exjefe de policía de Tucson, Arizona, en una entrevista, la primera que concedió desde asumir el cargo el viernes. “Hemos visto, por ejemplo, sismos u otros fenómenos medioambientales. Hemos visto niveles de pobreza sin precedentes. En muchos aspectos, todas estas cosas empujan de nuevo a un alto número de migrantes a este país”.
El gobierno ha intentado abordar las causas de la migración, por ejemplo aumentando las ayudas a Centroamérica y reanudando un programa de visas cancelado durante el mandato del expresidente Donald Trump. Ha pedido ayuda a otros países, como México, para que hagan más para detener o recibir inmigrantes.
El número de llegadas ha subido y el gobierno ha decidido permitir que más familias se queden y pidan asilo, en un proceso que puede tomar años. Eso ha frustrado a algunos agentes de fronteras que se pasan sus turnos procesando y trasladando a personas, en lugar de trabajando sobre el terreno.
Esa frustración quedó al descubierto el mes pasado en Laredo, cuando varios agentes se reunieron con Mayorkas y el jefe de la Patrulla Fronteriza Raul Ortiz, que admitió que la moral estaba en un “mínimo histórico”, según un video filtrado por el Washington Examiner. Un agente se quejó de que no “hacía nada” salvo liberar gente en Estados Unidos, refiriéndose a la práctica de permitir que los migrantes esperen en libertad mientras sus casos se dirimen en cortes de inmigración.
En otra reunión en Yuma, Arizona, Mayorkas dijo a los agentes que comprendía que detener a familias y niños “no es para lo que se inscribieron” y que sus trabajos se estaban haciendo más complejos ante un pico de llegadas de cubanos, nicaragüenses y venezolanos, según un video compartido por el sitio web conservador Townhall. Uno de los agentes dio la espalda al secretario.
Magnus ha oído quejas similares en reuniones. “Creo que ha sido difícil para muchos de ellos, que pasaron la mayor parte de sus carreras, o esperaban que sus carreras fueran en gran parte trabajando sobre el terreno, en la frontera”.
El comisario declinó concretar los 19 aspectos en los que Mayorkas “quiere ver mejoras” porque no se han hecho públicos. Pero otro funcionario, que habló bajo condición de anonimato para comentar un documento interno, dijo que incluían ampliar las tareas de una nueva categoría de empleado civil y añadir funciones como el traslado de migrantes a centros médicos para que los agentes puedan retomar sus otras tareas.
Otro punto pide decisiones más rápidas sobre los casos de asilo en la frontera. Los agentes han expresado su frustración porque los solicitantes de asilo se ven liberados en Estados Unidos, a menudo durante años, mientras sus solicitudes avanzan en un sistema saturado con unos 1.6 millones de casos acumulados.
Magnus dijo que confiaba en ampliar los servicios de salud mental para los agentes y ofrecerles más recursos para ayudarles a ellos y a sus familias a lidiar con un trabajo estresante que requiere mudarse a menudo.
“Nunca hay una solución sencilla para subir la moral en cualquier organización, pero desde luego veo las muy difíciles condiciones en las que han estado trabajando los hombres y mujeres de la Patrulla Fronteriza y de la CBP en general”, dijo.