Qué fue de... 'Son by Four' tras su éxito de "A puro dolor"
Los hermanos Montes son hoy en día Son By Four y se han dedicado a realizar música católica; llevan cinco álbumes
En la historia de la música latina se pueden contar con los dedos de una mano los artistas que pasaron de ser desconocidos a convertirse en un fenómeno de ventas, colocar una canción en el primer lugar de Billboard durante 20 semanas y, además, recibir nominaciones y galardones en todos los premios que otorga la industria. Ese fue el caso de los puertorriqueños Son By Four.
Su legendario tema “A puro dolor” se convirtió en el 2000 en uno de los himnos de desamor del público latino y de allí saltó a versiones en balada, salsa, ranchera, bilingüe y en inglés con el título Purest of pain, lo más puro del dolor.
Las dos canciones les dieron al grupo siete Latin Billboards y cuatro Billboard Music Awards, además de otros galardones.
En ese entonces, a pesar de que la industria discográfica pasaba por una época oscura en América Latina a consecuencia de la piratería, Ángel López, Pedro Quiles, y los hermanos Javier Montes y George Montes, los integrantes de Son By Four, eran vistos como una luz.
Tanto, que su empresa discográfica Sony Music los puso a abrir el concierto de Ricky Martin en el Madison Square Garden. Ese Ricky Martin que meses antes había enloquecido a los estadounidenses con su "Living La Vida Loca", aunque no fue su momento de mayor visibilidad.
El grupo compartió el escenario nada más y nada menos que con Beyoncé y el resto de las chicas de Destiny's Child. Se presentaron en The Tonight Show, en esa época a cargo del comediante Jay Leno y "A todo dolor" fue incluIda en la lista de las 100 canciones de la década de Billboard.
Como si eso fuera poco, la canción tiene una versión grupera a cargo de la banda Dinora y la Juventud y otra en portugués, a cargo del grupo masculino KLB.
Pitingo hizo también una versión en 2015 y en 2016 la grabó Little Mix, la agrupación que nació de la segunda temporada del concurso de Univision “La Banda”.
Es decir, “A todo dolor” fue un fenómeno por donde se mire y con la locura por el tema iba la pasión por Son by Four.
La historia del cuarteto conmovía casi tanto como la voz de López y los coros de sus compañeros, cuando pedían: “Vida, devuélveme mi fantasía, mis ganas de vivir la vida, devuélveme el aire. Cariño mío, sin ti yo me siento vacío, las tardes son un laberinto y las noches me saben a puro dolor”.
Los había descubierto el compositor y productor panameño Óscar Alfanno, quien había presentado a López, Quiles y el quinto integrante Sebastián “El terco” Martínez (quien abandonó el proyecto rápidamente) con los hermanos Montes.
Cuando les llegó el éxito de “A puro dolor”, ya iban por el segundo disco. El primero, Prepárense, era principalmente de música tropical y tras su salida al mercado en 1998 funcionó lo suficientemente bien en su natal Puerto Rico que Sony les financió el segundo el año siguiente.
Nunca salió un tercero. El éxito en vez de unirlos, pareció romperlos irremediablemente hasta reducirlos a eso que llaman “One Hit Wonder”, algo así como el milagro de un éxito y nada más.
Un éxito destructor
Ya a principios de 2001 se aseguraba que las cosas no iban bien entre ellos. No había terminado el año cuando se peleaban el nombre del grupo en los tribunales.
Los hermanos Montes son hoy en día Son By Four y se han dedicado a realizar música católica.
Desde entonces llevan cinco álbumes: Renace, de 2003, Aquí está el cordero, de 2007, Abbanuestro, de 2009, Católico soy, de 2011, y Mujer frente a la cruz, de 2015.
Está de más decir que ninguno ha logrado ni siquiera acercarse al éxito de “A puro dolor”, lo que a los Montes les parece de lo mejor, pues en entrevistas han dicho que lo que vieron en ese año dentro de las altas esferas en el mundo del espectáculo les hizo “aferrarse más" a su fe.
Ángel López no ha dejado de luchar para repetir la hazaña. Antes de entrar a Son By Four había coqueteado con el soul y el R&B y había lanzado dos discos en esos géneros con una pequeña disquera en Puerto Rico.
En 2002 intentó lanzarse como solista con el disco En mi soledad, tras conseguir un contrato individual con Sony Music.
Ninguna de las canciones se destacó, por lo que decidió mudarse a Miami y montar una escuela de canto, que le ha permitido mantenerse y sacar otras producciones.
Varios fines de semana al año hace espectáculos en vivo en centros nocturnos locales y en 2018 se convirtió en uno de los jueces de la edición Boliviana del programa Factor X.