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Una oda a Balenciaga, el maestro de la alta costura en negro

50 años después de su muerte, el Kunstmuseum de La Haya confirma la leyenda con una exposición de sus esculturas de tela negra

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Una oda a Balenciaga, el maestro de la alta costura en negro
En la exposición se muestran sombreros, joyas, dibujos y filmaciones. (FUENTE EXTERNA)

Cristóbal Balenciaga entregó su vida a su taller y se imponía con delicadeza ante las telas de algodón negro que usaba para diseñar sus piezas de arte. La historia lo tiene por “le maître” de la alta costura y, cincuenta años después de su muerte, el Kunstmuseum de La Haya confirma la leyenda con una exposición de sus esculturas de tela negra.

El diseñador español era conocido en Países Bajos y “la gente lo admiraba”, señala a Efe Madelief Hohé, comisaria de la exposición, puesto que, “aunque no toda neerlandesa tenía un Balenciaga, si tenía un abrigo con forma de un Balenciaga” y él tenía presencia en las revistas locales porque “era un diseñador poderoso que definió lo que sería la nueva moda”.

“Porque Balenciaga era un vanguardista -que no ponía el foco solo en la cintura, el pecho o las caderas- eso era algo que las mujeres neerlandesas apreciaban”, agrega Hohé. Su influencia en los modistas neerlandeses se puede apreciar en las formas de abrigos o trajes elaborados entonces, porque más que prendas, sus diseños eran auténticas esculturas.

Son diseños sencillos, a la vez que impresionantes. Buscaba vestir bonito, pero sin miedo a experimentar con nuevos materiales si era algo que le interesaba, y daba igual lo que hiciera, “siempre hacía que las mujeres se vieran más guapas”, dice. Trabajaba con las mejores casas en Francia y España para obtener cada pieza que imaginaba, incluidos los botones.

Hay diseñadores que están más interesados en el resultado general de la pieza, con un color y un diseño bien elegidos, pero, lo que hacía especial a Balenciaga era su gran interés en todo el trabajo real que había detrás de la elaboración de cada prenda en el 'atelier', lo que se debe a su formación como sastre desde los 12 años.

Coco Chanel supo apreciar esa experiencia y veía que Balenciaga era “el único modisto en el verdadero sentido de la palabra (…) los demás son simplemente diseñadores de moda”, dijo una vez la diseñadora francesa.

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El propio Christian Dior describió el rol de Balenciaga con una frase histórica: “La alta costura es como una orquesta, en la que Balenciaga es el director, y los demás somos solo músicos, siguiendo las instrucciones que nos da”. Se le conocía como un diseñador estricto que veía su trabajo como una religión, y como tal, fue un verdadero devoto de profesión.

Sus complejos diseños escultóricos funcionaban mejor en negro, y por eso Balenciaga (1895-1972) no usaba algodón blanco sino negro, un color que centraba su atención desde el principio del proceso de diseño: no había variedad de colores que distrajeran de la escultura, con su encaje, su bordado y sus lentejuelas brillantes, o con sus piezas de terciopelo y seda.

Por eso, el Kunstmuseum le hace una oda este otoño con más de 100 obras maestras de las colecciones de Palais Galliera y Maison Balenciaga de París, entre las que hay más de 60 prendas, en las que el modista ha jugado con el negro. También se muestran sombreros y joyas, dibujos, filmaciones y fotografías de archivo.

A pesar de haberse mudado a París en 1936, todas las anotaciones de este diseñador seguían estando en español, y, aunque se convirtió en un maestro de alta costura a nivel internacional, su trabajo se mantuvo siempre fiel a su país natal, incluido su recurrente uso de mantillas, encajes y volantes.

Hoy se le recuerda como hombre misterioso y solitario, pero sus diseños dicen mucho más de su personalidad. “Se puede sentir su atención y su amor por el material, y cómo empujaba los límites, porque no haces esto si no estás realmente enamorado de tu trabajo. Me encanta la gente así porque él ha agregado a la moda”, dice Hohé.

Las mujeres a las que vestía también eran valientes, quizás rebeldes, desde el punto de vista de la moda, porque ellas “no tenían miedo a destacar, a ser las primeras en usar algo sabiendo que las mirarían no de una manera tradicional, así que sí, eso era tal vez bastante atrevido”.

La exposición abrirá al público el 24 de septiembre, hasta el 5 de marzo del próximo año. El Kunstmuseum, situado en La Haya, tiene la mayor colección de moda de todo Países Bajos, con piezas que van desde principios del siglo XVII hasta prendas de hoy en día.

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