Mía Taveras, Miss República Dominicana Universo
Mía Taveras es mucho más que la hija de Jorge Taveras aunque, como un título, el dato precedió todas sus presentaciones durante la promoción del Miss República Dominicana para Miss Universo.
Muy segura de sí misma, ella luchó por el título de sus sueños. Le espera, a final de mayo, el certamen internacional por lo que, sin perder ni un día, ha puesto todo su empeño en un intento por conquistar la corona que en 2003 se ciñó Amelia Vega.
¿Cuánto cambió su vida la corona?
Muchísimo, aunque no lo siento tanto porque era lo que esperaba. Además, antes de la noche final, teníamos una agenda bastante ajetreada. Los compromisos sociales han aumentado e hice una pausa en la universidad. Ahora soy parte del pueblo y, como figura pública, no puedo salir a la calle como antes. Me debo a la gente, que me reconoce, me felicita, me dice que soy linda y me aconseja. Eso ha sido lo más grande de todo lo que me ha sucedido.
¿Ser la hija de Jorge Taveras influyó en su selección?
No puedo decir que sí ni que no. Creo que demostré mi potencial y trabajé fuerte para ello. Muchas personas piensan que gané por la familia a la que pertenezco, por mi papá y por mis hermanos Tuto y Remy, pero la realidad es que yo quise demostrar sola lo que soy, lo que valgo, a lo que vengo y quién quiero ser. En otro sentido, también me ayudó: los periodistas y el público me asimilaron más rápido por el cariño que le tienen a mi familia.
¿Es fuerte la rutina de una reina recién electa?
Comenzamos con el entrenamiento físico, mucho gimnasio, mucha dieta, seguimos con entrenamiento en pasarela, maquillaje y desenvolvimiento escénico. Creo que tomaré un curso de locución también, va a ser bien completo. Hasta ahora todo el entrenamiento se realiza en República Dominicana. Tengo que viajar a Puerto Rico pero aún no se cuándo ni exactamente qué tipo de preparación recibiré allá.
¿Le han planteado la posibilidad de alguna cirugía plástica?
No. Pero estoy abierta a la posibilidad, siempre y cuando sea necesaria para traer otra corona.
¿Cree poder repetir la hazaña de Amelia Vega?
Claro que sí. Amelia ganó la corona, demostró que podía, yo tengo la disposición, disciplina y quiero traer la corona nuevamente.
¿Soñó que sería reina de belleza?
Creo de que niña todas quisimos serlo. Pero entonces, se ve como algo irreal, inalcanzable. Al crecer vemos que las reinas son reales, jóvenes como nosotras, muchachas que salieron del colegio, entraron a la universidad y quisieron hacer eso. El año pasado tomé la decisión, en abril entré a Barbizón y me ocurrió algo curioso, me llevaron a donde la directora que me habló del concurso y me preguntó si quería participar, no quería hacerlo tan rápido, pero me motivaron y me inscribí.
¿Qué cosas pueden preocupar a una reina de belleza a los 19 años de edad?
Me preocupa la educación que hace falta en tanto niños y jóvenes, me preocupa que un padre le queme las manos a su niño sin pensarlo dos veces por cualquier disparate, que los jóvenes no piensan en las consecuencias del consumo de alcohol y otras sustancias, que tantos jóvenes confundan la libertad con el libertinaje. Por eso en el año de mi reinado pienso trabajar con la educación de las familias. Cuando era candidata nos pusieron a escoger una causa social, yo escogí la violencia intrafamiliar con el fin de enfocarme en la educación de la familia como método preventivo de la violencia. Después que fui escogida reina, la organización del concurso me dijo que, además, quería que trabajáramos con la educación y la alfabetización.
¿A qué atribuye tanta violencia en la sociedad?
A la falta de educación. Los dominicanos creemos que con llevar a los hijos al colegio es suficiente y no es así, falta mucha educación a nivel familiar.
¿Cuenta el apoyo de la familia?
Da confianza y seguridad. He recibido el apoyo mi novio. Aunque al principio recibió comentarios de la gente que desconfía de este ambiente, me ha dado un espaldarazo y me acompaña en las actividades a las que puede ir. De mis hermanos, Remy, que siempre ha sido el sicorígido de la familia y Lía, que me precede en edad, estaban completamente negados a que entrara al concurso. Pero cuando ya estaba en pleno ajetreo, dijeron: "Bueno, ya vamos a tener que apoyarla", y resulta que el día del concurso era el cumpleaños de Lía, así que fue quién más celebró mi éxito. Ganar el certamen fue el mejor regalo que pude darle.
¿Cómo divide sus días?
Me levanto a las 7:00 de la mañana. Después del desayuno voy al gimnasio por dos horas, luego hago las diligencias del día, voy a Vip Clinic, donde me están aplicando tratamientos que refuerzan el trabajo del gimnasio. Siguen las clases de pasarela y oratoria y todas las actividades que se presentan de improvisto. Cuando llego a casa, puede ser las 10:00 de la noche, me integro a compartir con la familia, nunca voy directamente al dormitorio.
¿Qué sacrificios implica el título?
Dejar los dulces, esa es mi debilidad, tanto que para evitar las tentaciones (y el sufrimiento) he reducido las visitas a casa de mi hermana porque esa es su especialidad y en su casa siempre hay todo tipo de dulces. Por lo demás, aunque estoy sometida a un régimen fuerte, no lo siento como un sacrificio, porque cada vez que salgo la gente se me acerca para compartir llena de felicidad mi triunfo y eso me estimula, es mi mayor recompensa. Además, toda las dietas, gimnasio, rutina de belleza van en mi propio beneficio.
¿Cómo reaccionaron sus compañeras ante su elección?
La competencia fue muy fuerte, porque habían muchas candidatas buenas: caras muy bellas, cuerpos preciosos o muy buena oratoria y desenvolvimiento, pero sabíamos que estabamos compitiendo y solamente habría una ganadora. Magalys Febles decía: "me gustaría tener una corona donde quepan todas". No me enteré de ninguna reacción adversa; todavía hablo con la mayoría de ellas.
Además del título, ¿qué le deja esta experiencia?
El inmenso cariño y desinterés de tanta gente. Hay un equipo que me ayuda y da un gran apoyo, empezando por Magalys Febles, directora de la organización. De Leonel Lirio he recibido un apoyo extraordinario; le tengo un gran aprecio y ni decir de personas que nunca había visto en mi vida y me aconsejan. Hace unos días se me acercó una señora y me dijo con muchísimo entusiasmo: "mira yo pienso que cuando estás en la televisión no debes mover las manos como lo estás haciendo porque no te favorece". Por razones como esa creo que mi equipo de trabajo es extenso, entra todo el que quiera y yo escucho y asimilo todo lo que me dicen.
Para muchas personas son banales, ¿cómo se percibe un certamen de belleza desde adentro?
Desde afuera se ven banales y las muchachas hasta parecen casquivanas. Pero ya dentro uno vez que no es así, hay tantas muchachas inteligentes y muy preparadas, que trabajan fuerte para conseguir su objetivo, incluso muchas ni siquiera persiguen la corona, van buscando la oportunidad de entran a la televisión, lograr un mejor trabajo, impulsar su proyección, mejorar la imagen, lograr mejor desenvolvimiento. Por ejemplo, yo no era la más tímida, pero para hablar con un extraño lo pensaba dos veces, ahora soy muy segura.
¿El triunfo de Amelia Vega ha incidido en el tipo de jóvenes que hoy van al concurso?
Amelia le dio mucho valor al concurso. Antes de que ella ganara el Miss Universo, muchas muchachas no se atrevían a participar porque tenían la idea de que era un medio muy corrupto. Pero ella demostró que se puede ser Miss República Dominicana muy dignamente y que se puede llegar a ser Miss Universo.
¿Cambian con el título sus planes?
En estos momentos no tengo más proyección en lo inmediato que continuar mi carrera cuando acabe el reinado. Prefiero enfocarme en lo que voy a hacer este año, porque cuando todo termine, quiero dejar bien claro que fui Miss República Dominicana, que dejé huellas y que trabajé por algo.
Sus padres se divorciaron cuando era muy niña, ¿cómo se supera esa experiencia?
Yo tenía cinco años cuando mis padres se separaron, pero nunca me sentí culpable del divorcio. Es lo que debe saber todo el que vive esa situación: el divorcio no es culpa de los hijos. Luego, hay que trabajarlo, porque uno queda muy dolido, pero si aprendemos a encauzarlo y controlarlo se saca un aspecto positivo, porque aunque dolorosa, la experiencia nos ayuda a crecer, a madurar y a independizarnos. Algunos padres se divorcian de la esposa y de los hijos, pero ese no fue mi caso. Durante el concurso también recibí mucho apoyo de mi padre, él está ahí cuando lo necesito.
MUY PERSONAL
Cuido… Mi imagen. Mi abuela materna, Brunilda López, odóntóloga de Santiago, decía que salir a la calle sin un polvito ni un pintalabios es una ofensa a la sociedad, y yo le tomé la palabra.
Ha sacrificado… Los dulces. Me gustan todos, hasta las mentas, los chicles, las galletitas, los brownies, los chessecake de la Cuchara de Madera.
Ser Miss RD es… Un compromiso con mi país. Ahora tengo que hacer un esfuerzo para que el mundo se de cuenta el país se merece otra corona.
Su madre es… mi soporte, desde que gané el concurso ha estado en un patín por lo que, sin tener la corona, está perdiendo tanto peso como yo.
Cuando entraste al concurso pesaba… 140 libras.
Ahora tiene… 125.
¿Cuánto cambió su vida la corona?
Muchísimo, aunque no lo siento tanto porque era lo que esperaba. Además, antes de la noche final, teníamos una agenda bastante ajetreada. Los compromisos sociales han aumentado e hice una pausa en la universidad. Ahora soy parte del pueblo y, como figura pública, no puedo salir a la calle como antes. Me debo a la gente, que me reconoce, me felicita, me dice que soy linda y me aconseja. Eso ha sido lo más grande de todo lo que me ha sucedido.
¿Ser la hija de Jorge Taveras influyó en su selección?
No puedo decir que sí ni que no. Creo que demostré mi potencial y trabajé fuerte para ello. Muchas personas piensan que gané por la familia a la que pertenezco, por mi papá y por mis hermanos Tuto y Remy, pero la realidad es que yo quise demostrar sola lo que soy, lo que valgo, a lo que vengo y quién quiero ser. En otro sentido, también me ayudó: los periodistas y el público me asimilaron más rápido por el cariño que le tienen a mi familia.
¿Es fuerte la rutina de una reina recién electa?
Comenzamos con el entrenamiento físico, mucho gimnasio, mucha dieta, seguimos con entrenamiento en pasarela, maquillaje y desenvolvimiento escénico. Creo que tomaré un curso de locución también, va a ser bien completo. Hasta ahora todo el entrenamiento se realiza en República Dominicana. Tengo que viajar a Puerto Rico pero aún no se cuándo ni exactamente qué tipo de preparación recibiré allá.
¿Le han planteado la posibilidad de alguna cirugía plástica?
No. Pero estoy abierta a la posibilidad, siempre y cuando sea necesaria para traer otra corona.
¿Cree poder repetir la hazaña de Amelia Vega?
Claro que sí. Amelia ganó la corona, demostró que podía, yo tengo la disposición, disciplina y quiero traer la corona nuevamente.
¿Soñó que sería reina de belleza?
Creo de que niña todas quisimos serlo. Pero entonces, se ve como algo irreal, inalcanzable. Al crecer vemos que las reinas son reales, jóvenes como nosotras, muchachas que salieron del colegio, entraron a la universidad y quisieron hacer eso. El año pasado tomé la decisión, en abril entré a Barbizón y me ocurrió algo curioso, me llevaron a donde la directora que me habló del concurso y me preguntó si quería participar, no quería hacerlo tan rápido, pero me motivaron y me inscribí.
¿Qué cosas pueden preocupar a una reina de belleza a los 19 años de edad?
Me preocupa la educación que hace falta en tanto niños y jóvenes, me preocupa que un padre le queme las manos a su niño sin pensarlo dos veces por cualquier disparate, que los jóvenes no piensan en las consecuencias del consumo de alcohol y otras sustancias, que tantos jóvenes confundan la libertad con el libertinaje. Por eso en el año de mi reinado pienso trabajar con la educación de las familias. Cuando era candidata nos pusieron a escoger una causa social, yo escogí la violencia intrafamiliar con el fin de enfocarme en la educación de la familia como método preventivo de la violencia. Después que fui escogida reina, la organización del concurso me dijo que, además, quería que trabajáramos con la educación y la alfabetización.
¿A qué atribuye tanta violencia en la sociedad?
A la falta de educación. Los dominicanos creemos que con llevar a los hijos al colegio es suficiente y no es así, falta mucha educación a nivel familiar.
¿Cuenta el apoyo de la familia?
Da confianza y seguridad. He recibido el apoyo mi novio. Aunque al principio recibió comentarios de la gente que desconfía de este ambiente, me ha dado un espaldarazo y me acompaña en las actividades a las que puede ir. De mis hermanos, Remy, que siempre ha sido el sicorígido de la familia y Lía, que me precede en edad, estaban completamente negados a que entrara al concurso. Pero cuando ya estaba en pleno ajetreo, dijeron: "Bueno, ya vamos a tener que apoyarla", y resulta que el día del concurso era el cumpleaños de Lía, así que fue quién más celebró mi éxito. Ganar el certamen fue el mejor regalo que pude darle.
¿Cómo divide sus días?
Me levanto a las 7:00 de la mañana. Después del desayuno voy al gimnasio por dos horas, luego hago las diligencias del día, voy a Vip Clinic, donde me están aplicando tratamientos que refuerzan el trabajo del gimnasio. Siguen las clases de pasarela y oratoria y todas las actividades que se presentan de improvisto. Cuando llego a casa, puede ser las 10:00 de la noche, me integro a compartir con la familia, nunca voy directamente al dormitorio.
¿Qué sacrificios implica el título?
Dejar los dulces, esa es mi debilidad, tanto que para evitar las tentaciones (y el sufrimiento) he reducido las visitas a casa de mi hermana porque esa es su especialidad y en su casa siempre hay todo tipo de dulces. Por lo demás, aunque estoy sometida a un régimen fuerte, no lo siento como un sacrificio, porque cada vez que salgo la gente se me acerca para compartir llena de felicidad mi triunfo y eso me estimula, es mi mayor recompensa. Además, toda las dietas, gimnasio, rutina de belleza van en mi propio beneficio.
¿Cómo reaccionaron sus compañeras ante su elección?
La competencia fue muy fuerte, porque habían muchas candidatas buenas: caras muy bellas, cuerpos preciosos o muy buena oratoria y desenvolvimiento, pero sabíamos que estabamos compitiendo y solamente habría una ganadora. Magalys Febles decía: "me gustaría tener una corona donde quepan todas". No me enteré de ninguna reacción adversa; todavía hablo con la mayoría de ellas.
Además del título, ¿qué le deja esta experiencia?
El inmenso cariño y desinterés de tanta gente. Hay un equipo que me ayuda y da un gran apoyo, empezando por Magalys Febles, directora de la organización. De Leonel Lirio he recibido un apoyo extraordinario; le tengo un gran aprecio y ni decir de personas que nunca había visto en mi vida y me aconsejan. Hace unos días se me acercó una señora y me dijo con muchísimo entusiasmo: "mira yo pienso que cuando estás en la televisión no debes mover las manos como lo estás haciendo porque no te favorece". Por razones como esa creo que mi equipo de trabajo es extenso, entra todo el que quiera y yo escucho y asimilo todo lo que me dicen.
Para muchas personas son banales, ¿cómo se percibe un certamen de belleza desde adentro?
Desde afuera se ven banales y las muchachas hasta parecen casquivanas. Pero ya dentro uno vez que no es así, hay tantas muchachas inteligentes y muy preparadas, que trabajan fuerte para conseguir su objetivo, incluso muchas ni siquiera persiguen la corona, van buscando la oportunidad de entran a la televisión, lograr un mejor trabajo, impulsar su proyección, mejorar la imagen, lograr mejor desenvolvimiento. Por ejemplo, yo no era la más tímida, pero para hablar con un extraño lo pensaba dos veces, ahora soy muy segura.
¿El triunfo de Amelia Vega ha incidido en el tipo de jóvenes que hoy van al concurso?
Amelia le dio mucho valor al concurso. Antes de que ella ganara el Miss Universo, muchas muchachas no se atrevían a participar porque tenían la idea de que era un medio muy corrupto. Pero ella demostró que se puede ser Miss República Dominicana muy dignamente y que se puede llegar a ser Miss Universo.
¿Cambian con el título sus planes?
En estos momentos no tengo más proyección en lo inmediato que continuar mi carrera cuando acabe el reinado. Prefiero enfocarme en lo que voy a hacer este año, porque cuando todo termine, quiero dejar bien claro que fui Miss República Dominicana, que dejé huellas y que trabajé por algo.
Sus padres se divorciaron cuando era muy niña, ¿cómo se supera esa experiencia?
Yo tenía cinco años cuando mis padres se separaron, pero nunca me sentí culpable del divorcio. Es lo que debe saber todo el que vive esa situación: el divorcio no es culpa de los hijos. Luego, hay que trabajarlo, porque uno queda muy dolido, pero si aprendemos a encauzarlo y controlarlo se saca un aspecto positivo, porque aunque dolorosa, la experiencia nos ayuda a crecer, a madurar y a independizarnos. Algunos padres se divorcian de la esposa y de los hijos, pero ese no fue mi caso. Durante el concurso también recibí mucho apoyo de mi padre, él está ahí cuando lo necesito.
MUY PERSONAL
Cuido… Mi imagen. Mi abuela materna, Brunilda López, odóntóloga de Santiago, decía que salir a la calle sin un polvito ni un pintalabios es una ofensa a la sociedad, y yo le tomé la palabra.
Ha sacrificado… Los dulces. Me gustan todos, hasta las mentas, los chicles, las galletitas, los brownies, los chessecake de la Cuchara de Madera.
Ser Miss RD es… Un compromiso con mi país. Ahora tengo que hacer un esfuerzo para que el mundo se de cuenta el país se merece otra corona.
Su madre es… mi soporte, desde que gané el concurso ha estado en un patín por lo que, sin tener la corona, está perdiendo tanto peso como yo.
Cuando entraste al concurso pesaba… 140 libras.
Ahora tiene… 125.