La casa de Chepita Pérez
El 16 de julio de 1838 convocó Duarte a sus discípulos para constituir, bajo la adveración de la Virgen del Carmen, cuya festividad se solemnizaba ese mismo día, la sociedad patriótica «La Trinitaria». El sitio escogido para la reunión fue la casa de Juan Isidro Pérez de la Paz, la cual se hallaba situada en la calle del Arquillo o calle de los Nichos, frente al antiguo templo de Nuestra Señora del Carmen y contigua al hospital de San Andrés.
Doña Chepita Pérez, madre de Juan Isidro, había salido de su hogar desde las primeras horas de la mañana para asistir en la iglesia vecina.
Cuando todos los que habían recibido la cita de honor se hallaron presentes en la casa número 51, Duarte se puso en pie para explicar a sus discípulos el motivo de la convocación y enterarlos de sus proyectos. El primer paso que debía darse era el de una labor de agitación secreta dirigida a levantar la fe del país que permanecía con la conciencia postrada. Los nueve debían multiplicarse difundiendo infatigablemente el ideal revolucionario entre todos los dominicanos. Pero nadie, con excepción de los comprometidos en el pacto que serviría de base a la constitución de "La Trinitaria", debía conocer las actividades del grupo que se organizaría como sociedad secreta.
Los nueve socios fundadores actuarían en grupos de tres, y dispondrían de ciertas señales simbólicas para comunicarse entre si: cuando un trinitario llamaba a la puerta de otro, éste podía fácilmente, según el número de golpes, saber si su vida corría o no peligro, o si el plan en ejecución había sido o no descubierto por los invasores. Un alfabeto criptológico sería adoptado con el fin de mantener las actividades de «La Trinitaria» en el misterio para toda persona que no fuese miembro de ella. Cualquier mensaje transmitido a uno de los nueve, a altas horas de la noche, podía ser descifrado con ayuda de una de las cuatro palabras siguientes: confianza, sospecha, afirmación, negación. Pero los semblantes, graves en el momento de recoger los detalles del plan así esbozado, cambiaron súbitamente de color cuando el maestro propuso a los discípulos la fórmula del juramento que debían prestar para pertenecer a «La Trinitaria» y organizar desde su seno la revolución contra las autoridades haitianas.
Uno tras otro, los ocho se pusieron en pie, frente a Duarte, para prestar el juramento y suscribirlo luego con sangre.
Quién era Chepita Pérez de la Paz
Doña Josefa Antonia procedía de ilustre abolengo. Nació en Santo Domingo el dos de marzo de 1788, hija del abogado Juan Isidro Pérez de la Paz Godíñez y de Francisca Valerio. Su abuelo materno fue el capitán Blas Pérez de la Paz, natural de la Isla Margarita. "Como se colige del hecho de que el Padre de la Patria eligiera el hogar de doña Chepita Pérez para fundar la Trinitaria, los servicios prestados por ella a la patria fueron estimables, pero su máxima ofrenda la encarnó su hijo Juan Isidro Pérez de la Paz, uno de los próceres más puros de que puede sentirse enaltecido el patriotismo nacional", escribió Vetilio Alfau Durán en Mujeres de la Independencia.
La dama murió el veinte de julio de 1855, en Santo Domingo.
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Doña Chepita Pérez, madre de Juan Isidro, había salido de su hogar desde las primeras horas de la mañana para asistir en la iglesia vecina.
Cuando todos los que habían recibido la cita de honor se hallaron presentes en la casa número 51, Duarte se puso en pie para explicar a sus discípulos el motivo de la convocación y enterarlos de sus proyectos. El primer paso que debía darse era el de una labor de agitación secreta dirigida a levantar la fe del país que permanecía con la conciencia postrada. Los nueve debían multiplicarse difundiendo infatigablemente el ideal revolucionario entre todos los dominicanos. Pero nadie, con excepción de los comprometidos en el pacto que serviría de base a la constitución de "La Trinitaria", debía conocer las actividades del grupo que se organizaría como sociedad secreta.
Los nueve socios fundadores actuarían en grupos de tres, y dispondrían de ciertas señales simbólicas para comunicarse entre si: cuando un trinitario llamaba a la puerta de otro, éste podía fácilmente, según el número de golpes, saber si su vida corría o no peligro, o si el plan en ejecución había sido o no descubierto por los invasores. Un alfabeto criptológico sería adoptado con el fin de mantener las actividades de «La Trinitaria» en el misterio para toda persona que no fuese miembro de ella. Cualquier mensaje transmitido a uno de los nueve, a altas horas de la noche, podía ser descifrado con ayuda de una de las cuatro palabras siguientes: confianza, sospecha, afirmación, negación. Pero los semblantes, graves en el momento de recoger los detalles del plan así esbozado, cambiaron súbitamente de color cuando el maestro propuso a los discípulos la fórmula del juramento que debían prestar para pertenecer a «La Trinitaria» y organizar desde su seno la revolución contra las autoridades haitianas.
Uno tras otro, los ocho se pusieron en pie, frente a Duarte, para prestar el juramento y suscribirlo luego con sangre.
Quién era Chepita Pérez de la Paz
Doña Josefa Antonia procedía de ilustre abolengo. Nació en Santo Domingo el dos de marzo de 1788, hija del abogado Juan Isidro Pérez de la Paz Godíñez y de Francisca Valerio. Su abuelo materno fue el capitán Blas Pérez de la Paz, natural de la Isla Margarita. "Como se colige del hecho de que el Padre de la Patria eligiera el hogar de doña Chepita Pérez para fundar la Trinitaria, los servicios prestados por ella a la patria fueron estimables, pero su máxima ofrenda la encarnó su hijo Juan Isidro Pérez de la Paz, uno de los próceres más puros de que puede sentirse enaltecido el patriotismo nacional", escribió Vetilio Alfau Durán en Mujeres de la Independencia.
La dama murió el veinte de julio de 1855, en Santo Domingo.
Los datos ofrecidos en estas notas fueron tomados de El Cristo de la Libertad, de Mujeres de la Independencia y del Diario de la Independencia.
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